LAS ARTES Y LAS CIENCIAS EN LA HISTORIA DEL (NEO)
ZAPATISMO
(Encuentro
L@s Zapatistas y las ConCIENCIAS por la Humanidad)
Enlace
Zapatista
28 de diciembre del 2016.
La noche de ayer,
les platicaba del desbarajuste interplanetario que había desatado la pregunta “¿Por qué esa flor es de ese color, por qué tiene esa forma, por
qué tiene ese olor?”
Ok, me excedí con eso de “interplanetario”. Debí decir: el
desbarajuste que en el microcosmos del zapatismo había provocado la pregunta
hecha por la jóvena Rosita
al Subcomandante Insurgente Moisés.
Aunque creo que es evidente, no sobra el aclarar que la
respuesta que el SubMoy le dio a la jovencita zapatista fue la misma que, tal
vez, no sé, es probable, es un supositorio, ha dado combustible al avance de la
ciencia desde sus inicios: “No sé”.
Ahora pienso que, seguramente, la jovena sabía
que ésa era la respuesta, pero esperaba que el SubMoy entendiera que, dentro de
la flor, había una pregunta más grande.
El SubMoy, ahora lo sabemos porque estamos aquí, en este
encuentro, sabía que la respuesta “No sé”,
no sólo era insuficiente, sino que sería inútil si no llevaba a otras
preguntas.
Ahora él les platicará lo que es, como quien dice, el contexto
de la pregunta… y de su respuesta.
A mí me toca ahora platicarles brevemente algo de la prehistoria
de esa pregunta y de esa respuesta.
Las artes y las ciencias antes del inicio del alzamiento, al
interior del ezetaelene, tenían un universo muy reducido y una
historia breve: ambas, ciencias y artes, tenían un motivo, una dirección, una
razón impuesta: la guerra.
Primero en los campamentos guerrilleros, luego en los cuarteles
y después en las comunidades, las artes se limitaban a la música, la poesía y
algo de dibujo y pintura, todas con mensajes revolucionarios
exclusivamente. Claro, no era raro que de pronto se colaran canciones de
amores y desamores, corridos, rancheras, y hasta alguna balada de Juan Gabriel,
pero eso era en la clandestinidad dentro de la clandestinidad.
El cine o la cinematografía tenía como sala exclusiva o “vip”, nuestra imaginación. Uno de
los insurgentes nos contaba siempre la misma película, pero hallaba el modo de
modificarla en cada ocasión, o de mezclarla con otras. Así fue como vimos
el original y varios “remakes” de “Enter the Dragon”, con Bruce Lee en el
único papel, porque el compa se pasaba horas explicándonos los movimientos y
golpes. Esto siguió hasta que, con una pequeña planta de luz y un pesado
y estorboso proyector de 16 milímetros, vimos una película vietnamita que creo
se llamaba “Punto de Enlace” o algo
así, y que, por supuesto, sólo estaba en el idioma original, así que con
imaginación le poníamos diálogos en español y hacíamos otra película de la
película original. No estoy seguro, pero creo eso se llama “intervención artística”.
Llamo la atención sobre esto, porque creo fue la primera vez que
confluyeron las ciencias y las artes en un campamento zapatista. Y por
las ciencias no me refiero al generador portátil y al proyector, sino a las
palomitas de maíz, que alguien tuvo a bien incluir en el envío del aparato y la
película.
Por supuesto que nos atascamos de maíz palomero al grito de “comer hoy o morir mañana”, y al otro día casi se
cumple la consigna: desde la madrugada, con una diarrea colectiva, el batallón
insurgente entero dejó el paraje como si una piara de jabalíes se hubiera
asentado ahí. Nos consolamos después, pensando que era una muestra de
guerra bacteriológica. Moraleja: tengan cuidado con las consignas.
El contacto con los pueblos, amplió ese limitado horizonte: en
las celebraciones, los compas establecían horarios para “el programa cultural”, decían, y “para la fiesta”. Así, en un horario que se fue acortando con
los años, se declamaban poesías, se leían pensamientos y se cantaban canciones,
todo de lucha. Paulatinamente, “la
fiesta” fue ampliando su duración y calidad. En ese horario era donde
se bailaba y se cantaba lo que estaba de moda en esa época. Las músicas
digamos “comerciales”, a su vez,
empezaron a ser desplazadas por la producción local. Primero, cambiando
las letras de las canciones; después componiendo también la música.
Los bailes cambiaron: de las filas enfrentadas, al baile de
parejas. Originalmente, en los bailes de los pueblos, se ponían dos
líneas: una de mujeres y, enfrente, una de hombres. Esto tenía su razón
de ser: con la línea desplegada de las mujeres, las mamaces podían controlar a sus hijas, y ver si
se escapaban o se mantenían en el balanceo continuo de “La del moño colorado”. Posteriormente, poco a poco y después
de acaloradas asambleas, se permitió el baile de parejas, aunque con el mismo
ritmo. Pero la línea pesaba, así que era común ver a una pareja bailando,
pero con ella mirando a un costado y él mirando al lado contrario. El
teatro, o “seña”, era muy
esporádico. Los dibujos y pinturas de los periódicos murales de montaña,
se mudaron a las comunidades, pero los temas se mantuvieron.
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Si les parece que
la actividad artística era rala, la científica era prácticamente nula (porque
el libro de Isaac Asimov, que el finado cargaba en su mochila, no cuenta como
ciencia). Para el contacto con la naturaleza, usábamos los conocimientos
de las comunidades, es decir, nos limitábamos a conocer hechos, sin saber la
explicación o, explicándolos de acuerdo a los cuentos y leyendas que circulaban
en las comunidades.
Por ejemplo, el tiempo de lluvia y las etapas de la
siembra. Había datos empíricos que indicaban que iba a llover o que no, y
estadísticamente funcionaba. En los campamentos de montaña, por ejemplo,
cuando los mosquitos aumentaban en número y agresividad, quería decir que iba a
llover. Claro, también teníamos barómetros y altímetros, pero los
zancudos eran más precisos. Si nos hubieran preguntado entonces cuál era
la relación entre los mosquitos y la lluvia, hubiéramos respondido “no sé”, pero no hubiéramos ido más
allá, y sabíamos que lo que correspondía era poner los techos de plástico o
apurarse a llegar al pueblo o al campamento, y no hacer investigaciones
científicas.
Lo más científico que se hacía era calcular energía y
trayectorias de bala, resistencia de materiales (porque había que saber dónde
protegerse de los disparos del enemigo), alinear miras telescópicas,
fabricación de artefactos explosivos, y “navegación
terrestre” con el uso de mapas, altímetros y el clisímetro, para lo cual
era necesario estudiar lo básico de trigonometría, álgebra y cálculo.
Estábamos por aprender a usar el sextante, para poder orientarnos de noche,
pero no llegamos a tanto. Y no era necesario, porque los compas de los
pueblos conocían tan bien el terreno, que no necesitaban ninguna máquina para
orientarse. Y podían “predecir”
fenómenos naturales a partir de otros, o de usos y costumbres.
El mundo estaba habitado entonces por personajes mágicos, con el
Sombrerón y Xpaquinté recorriendo los caminos reales, picadas y caminos de
extravío, y sentándose con nosotras, nosotros, en los campamentos insurgentes
de las montañas del sureste mexicano.
En medicina se aplicaban dos métodos fundamentales. Como
no sabíamos de la existencia de la cura con cuarzos, el biomagnetismo o cosas parecidas con igual rigor
científico, entonces recurríamos a la sugestión impuesta o a la
autosugestión. Como no pocas veces no teníamos medicinas, si teníamos
fiebre, nos decíamos y repetíamos: “no
tengo fiebre, todo está en mi cabeza”. A ustedes les provocará risa
tal vez, pero el finado SupMarcos contaba que él enfrentó varios casos de
salmonelosis con ese método. “¿Y
funcionaba?”, le preguntamos en esa ocasión. Él respondió con
su acostumbrada modestia: “Pues mírenme, estoy vivo y más
hermoso que nunca”. Bueno, eso fue antes de que le diéramos
muerte.
Cuando sí teníamos medicina, usábamos el método científico del “ensayo y el error”. Es decir,
alguien se enfermaba, le dábamos una medicina, si no se curaba, otra diferente,
y así, hasta que le atináramos o la enfermedad, seguramente aburrida del
método, cedía.
Otro método científico de cura era el llamado “escopetazo”. Si alguien tenía
síntomas de una infección, le dábamos un antibiótico de amplio espectro.
Casi siempre se curaba y, claro, quedaba químicamente puro, con lo mínimo para
sobrevivir hasta la próxima infección.
Años después, cuenta el finado, los tratamientos médicos que
dictaba se basaban en estadística simple: en montaña, tales y tales síntomas se
curan con tales medicamentos en el x % de los casos; si en una tropa de X
número de combatientes, tantos se enferman con tales síntomas, hay x % de
probabilidades de que se trate de la misma enfermedad.
-*-
Una anécdota de
montaña, contada también por el difunto SupMarcos hace años, puede servir para
contrastar con el ahora que les mostramos: contaba el finado que, en una
exploración en lo profundo de la Selva Lacandona, una sección insurgente de
infantería quedó lejos del campamento base, viéndose obligada a pernoctar sin
más cobijo que las copas de los árboles y las hojas de las plantas; hicieron
una fogata para ver si podían asar una víbora nauyaca que
era lo único que habían podido cazar. El SupMarcos entonces no era “sup”, sino teniente insurgente de
infantería y estaba al mando de esa unidad militar.
Como era costumbre en esa época, cuando la noche al fin
descendía de los árboles y se sentaba junto a los insurgentes, con las sombras
bajaban también a sentarse junto al fuego, toda clase de historias, cuentos y
leyendas que, entre otras cosas, cumplían la misión de mitigar el hambre y
secar las ropas que el sudor y la lluvia habían empapado. El entonces
teniente de infantería, se mantuvo apartado y se limitó a escuchar lo que
platicaba la tropa.
A uno de los nuevos le había pasado que, al andar por el camino
de extravío, el roce de las hojas de la planta llamada La´aj, u Ortiga, le había provocado urticaria
en una mano y se le había hinchado. Entre doliéndose y quejándose, el
recluta le preguntó a otro combatiente por qué o qué tenía esa planta que hacía
tanto daño. El veterano, sintiéndose obligado a educar al nuevo, le
respondió: “Mira compa, claro te digo que eso sólo dios y
la hojita lo saben”.
Tal vez por todo esto que les cuento, el finado SupMarcos,
cuando era el vocero zapatista, abundaba y redundaba en leyendas, cuentos y
anécdotas más referidos a explicaciones de la realidad ligadas a la cultura
ancestral. Los cuentos del Viejo
Antonio, por ejemplo.
Si el finado era una ventana para asomarse al zapatismo de
entonces, y ahora es el Subcomandante Insurgente Moisés, no es que haya
cambiado sólo la ventana, también lo que se ve y escucha a través de esa
ventana. El zapatismo de hoy en las comunidades, es cuantitativa y
cualitativamente diferente, ya no digamos al de hace 30 años, sobre todo al de
los últimos 10-12 años, que es el período en el cual debe haber nacido la niña
que se autodenomina “Defensa Zapatista”.
Con esto quiero decirles que, si los niños de hace 25-30 años
nacieron en los preparativos del alzamiento y los de hace 15-20 nacen en la
resistencia y la rebeldía; los de los últimos 10-15 años nacen en un proceso de
autonomía ya consolidado, con nuevas características, algunas de las cuales,
entre las que está la necesidad de la Ciencia, les platicará el Subcomandante
Insurgente Moisés, a quien cedo la palabra…
Buenas
noches hermanos y hermanas, compañeros, compañeras.
La ciencia que
estamos platicando acá, nosotras, nosotros, las zapatistas, queremos ciencia
para la vida. Así como les dijo el sub Galeano, nada más es para decir nada más
ya, no les voy a explicar más de ahí eso, la ciencia sí la estudiamos también
cuando estábamos pues en la montaña, en la preparación.
Ya que salimos a aplicar la ciencia, o sea la guerra, el matar y
morir, nuestros compañeros y compañeras de los pueblos, bases de apoyo, ellos y
ellas nos dijeron de otra forma de cómo hacer la guerra sin perder los
principios de lo que queremos, entonces de ahí nosotros, los combatientes y
combatientas, lo bueno que fue es que reconocimos que hay algo dentro de
nuestros compañeros y compañeras, o sea los pueblos, y entonces ahí empezamos
pues a aprender, empezamos a entender y empezamos a conocer que el ser
ejército, cualquiera de los dos ejércitos, ejército pues del rico y el ejército
del pobre que lucha, es excluyente, porque ahí no pelea todo hombres y mujeres
y niños, y en lo que nos plantearon nuestros compañeros y nuestras compañeras
es pelear juntos para lograr lo que queremos, y nos dijeron de que entonces en
eso que el arma de que hay que luchar es la resistencia y la rebeldía, como se
trata de que entonces de que no queremos el mal gobierno, el mal sistema, se
trata de que entonces hay que rechazar todas las formas de cómo nos engañan, y
entonces, nosotros, los combatientes, los insurgentes, las insurgentas, fuimos
aprendiendo la forma de cómo es eso, de cómo hay que hacer eso, entonces, a
nosotros, nosotras, entendimos de cómo hay que pelear juntos, juntas, como de
por sí las comunidades hasta ahora viven en común, en colectivo se puede decir,
ahí el sistema, el mal gobierno ahora, trata de dividirlo, pero aún no ha
podido, las mismas comunidades se entienden, por ejemplo, en algunas
comunidades hay varios partidos políticos, o hay varias religiones, pero están
en una comunidad, si en esa comunidad es invadido un pedazo de su terreno, por
otra comunidad, esa comunidad invadida inmediatamente se juntan, o sea se
olvidan de lo que son, que es dividido en varios partidos políticos o en varias
religiones, ahí donde funciona, ahí donde no borra lo que significa ser común,
comunidad.
De ahí entonces nosotros empezamos a entender eso de lo que
decían, de lo que nos dijeron nuestros compañeras, compañeros, bases de apoyo,
que vamos a tener que pelear juntos, juntas. Entonces fue más, mucho más mejor
de lo que ellos, ellas, pensaron, porque entonces no solo el combatiente pelea,
sino todos y todas y entonces, nosotros, los combatientes empezamos así a
trabajar juntos con ellos y entonces lo que pasó es de que entonces en esa
lucha, en esa organización se fue creándose la forma de cómo se quiere de lo
que se busca, o sea, quiero decir que de lo que vieron los compañeros, las
compañeras, es de que entonces hay que poner en la práctica, chiquito, lo que
se quiere, lo que se busca, entonces con su autonomía, con su gobierno autónomo
de nuestros compañeros y compañeras, empezó lo que nosotros no sabíamos durante
el tiempo de la clandestinidad, en nuestra preparación, y entonces entendimos eso
de que ya es la forma de cómo se piensa de que se haga pues el cambio, y esto a
lo largo de estos tiempos que llevamos durante los 23 años que estamos haciendo
el autogobernar con nuestras comunidades, la verdad pues es que entonces no
tenemos tantos muertos de balazos, o heridos o torturados, desaparecidos, de lo
que fuimos primero nosotros en el año 94.
Con estos 23 años, lo que nos mostraron los compañeros y las
compañeras es de que hay otra forma de cómo hacerle la guerra al sistema, que
no se muera y que no se mata, pero para eso se necesita organización, para eso
se necesita acuerdo, para eso se necesita trabajo y para eso se necesita luchar
y poner en la práctica.
Ahora vemos que con ese arma de lucha que es resistencia y
rebeldía, la verdad el sistema no ha podido hacer nada con nuestros compañeros
y compañeras, todo han hecho por querer hacer que lo dejen, no ha podido el
sistema. Por qué, porque las compañeras y los compañeros ya lo vivieron durante
los 23 años, de lo que ellas, ellos, lo construyeron, como bien estaba diciendo
el Sub Galeano, nosotros mismos quedamos sorprendidos de que pero si eso no
soñábamos, pero si eso no veíamos, entonces, porque todo lo que han logrado los
compañeros y las compañeras, es a través de su pensar, es a través de ver sus
necesidades, de lo que se necesita y pensar qué hacer después de que entonces
se haya logrado algo de cómo mejorar o de cómo seguir los pasos para hacer el
bien de nuestros pueblos, pues.
Entonces ahora, las mismas compañeras, compañeros, hacen la
comprobación entre ellos y ellas, pues, y las mamás y papás por supuesto que
los animan, porque no lo habían visto, pues.
Por ejemplo hay compañeras que ya son, no sé cómo se dice, de
esos que lo ayudan a los doctores de pasarlo, como los mecánicos que ahí va tu
pinza, ahí va tu martillo, ahí va tu marro, como se llamen, pues, pero las
compañeras entonces ahora ya son ellas las que le ayudan al médico de pasar lo
que necesita a la hora de que está haciendo la cirugía el médico, ya
saben manejar pues así aparato de ultrasonido, que los médicos ya le dijeron de
que entonces que ya puede decir o sea diagnosticar, pues, de que si ya sabe
leer de lo que muestra la placa o la foto de lo que saca el ultrasonido, y así
muchos otros tipo de aparato ya las compañeras y compañeros ya saben manejar,
de dentistas, de Papanicolau y de muchas otras cosas de la salud, del área de
salud, de laboratoristas, pues.
Que eso no pensábamos eso, y eso de que entonces ahora nosotros
pensamos y decimos: ¿en 23 años de balazos hubiéramos construido eso?, y
nuestra respuesta de nosotros es no estaríamos hablando aquí con ustedes ahora hermanos,
hermanas, compañeros, compañeras, científicos, científicas. Si hubiera que es
23 años de balazos, no nos hubiéramos conocido, pues.
Pero gracias a su forma de ver, a nuestros compañeros y
compañeras, aquí estamos platicando con ustedes, pues. Tanto que así fue el
avance de nuestros compañeros y compañeras, claro, se tuvo que separarse de su
modo del explotador, del capitalismo pues, o del mal gobierno para ir
creando ellos de cómo la piensan su libertad pues, que la conquistamos y que
empezamos a construir a nuestra manera de entenderlo pues.
Entonces, así es como ahora tienen su educación, tienen su
agroecología, tienen su radio comunitaria, hacen sus propios intercambios de
experiencias, hacen compartición nuestros compañeros y compañeras, porque
lo que se quiere es la vida. Ejemplo, pues, así como la que nos dio ya el Sub
Galeano, que le platicamos también a él, eso por ejemplo, pues, de que se
comparten, de cómo, que no se muera uno pues, como el caso de una
de las preguntas, de que se daba eso de que la asan la placenta del bebé, o que
lo hierven pues con tal de que se logra la vida pues, pero eso se hace con un
simplemente, una lucha pues, no hay un estudio real de que esto es
la mejor manera pues.
Entonces como hay muchas generaciones ya de que se ha traído ya
esto, de la que les decía el Sub Galeano de la culpa de la flor es que en la
Educación Autónoma Zapatista que tanto se ha avanzado pues ya, los jovencitos y
jovencitas vieron que entonces han aprendido mucho, entonces lo que pasó
es de que empezó a preguntar pues el hijo de un compa, y es hijo de
un compa de Tercios Compas, entonces
le dijo a su papá porque ya terminó pues su primaria, su primer nivel le dicen
los compañeros en los pueblos, entonces el hijo del compa le dijo, papá
ya terminé de mi escuela, pero voy a seguir porque quiero aprender más, y
entonces el Compa Tercio, que es el
papá, entonces le dijo, hijo, déjame ver, porque es que todavía se está
planeándose el segundo nivel o sea la secundaria que se dice, se está
planeándose porque la educación que queremos no van a aprender cosas que no va
a servir si no se necesita, que está pensada qué es lo que aprendan para que va
a servir, le dijo el compa a su hijo, y entonces el chavito pues, así de por
ahí de 13, 14 años entonces dice: papá, pero no vayas a pensar
de que me vas a mandar aquí, en Cideci, porque en Cideci ahí se aprende
sastrería, zapatería y otras cosas, más que bien lo pueden hacer aquí en el
Caracol, solo que hace falta que se pongan de acuerdo para hacerlo, dijo el
chavito a su papá.
Y entonces el chavito dice lo que quiero aprender yo es qué
sustancia tiene el estafiate, y qué es lo que cura eso. Y entonces el compa,
pero ahí está presente ahí su hijo pues, que quería que yo le dijera pues qué
cuándo y dónde puede aprender eso, entonces yo le decía, pues déjame ver porque
yo no sé. Entonces tan sorprendido que yo me quedé, pues y eso de que bueno,
hasta yo me quedé así, ¿será que se puede aprender? Entonces platicando con el
Sub Galeano dice, pues eso les corresponde a los científicos, la ciencia, de
los que estudian la ciencia, y los científicos pues. Entonces pero lo que vemos
es que entonces ya las generaciones que vienen ya están viendo otra cosa y lo
bueno es de que están pensando, porque el chavito eso que les platico es que en
las Comunidades hay compartición como se dice pues, tanto como le dicen
de las tres áreas, o sea donde van compañeros y compañeras a
intercambiarse experiencias de las plantas medicinales, de parteros y
parteras, y de hueseros y hueseras, ahí donde pues el chavito eso escuchó pues
así de muchas plantas que se habla que cura tal y tal ¿no? Pero no se sabe qué
es, qué sustancia tiene pues, ahí donde aprendió pues eso pues.
Entonces sus mismos prácticos de lo que hacen, sus mismos
conocimientos de lo que hacen así pues las compañeras y los compañeros en los
pueblos, eso va a ir como abriendo pues así experiencias, pero también al mismo
tiempo va a ir abriendo pues otras necesidades de querer aprender más pues.
Entonces yo creo que pues escuchando pues ya de lo que se está planteando aquí
entre nosotros pues, ojalá de que entonces se vengan pues acá a poner en
práctica con un pueblo pues, en colectivo, les daría mucho gusto pues así a los
compañeros a las compañeras para que entonces se aproveche más ese conocimiento
porque con lo poco que tienen los compañeros y las compañeras que está dando
pues un… como les diré, o sea de lo que se está haciendo, de lo que están
construyendo los compañeros y las compañeras claro lo ven a los otros hermanos,
hermanas que no son zapatistas, o sea por ejemplo, en los hospitales que
tienen pues así los compañeros, sus hospitales autónomos, son más los hermanos
partidistas que son operadas, operados allí que los zapatistas.
Entonces ahí donde la gente no zapatista, partidistas como les
decimos, ahí donde se dan cuenta de que entonces está más mejor de que lo que
están haciendo los zapatistas incluso lo dicen directamente ya, que está mucho
más mejor lo que están haciendo los zapatistas, pero no solo nada más en eso
dan el poco avance que ha habido pues en la salud los compañeros y las
compañeras sino también ayudan en orientar o sea hacer política pues, de por
qué así están engañados o por qué así están manipulados o por qué así están
dominados pues.
Entonces, si hubiera de que hay más apoyo a través de la ciencia
pues, entonces habrá más avances pues así de los compañeros y de las compañeras
pues, y entonces eso le queremos decirles que ojalá de que entonces en verdad
empezáramos pues ahora aquí con nuestros compañeros y compañeras en los pueblos
a que se vaya viendo de que se pudiera pues de que haiga clase, haiga talleres,
que haiga cosas prácticas porque las y los compañeros lo que ven pues así
tan interesante y tan importante para enfrentar pues a la hidra
capitalista es de que hay que mejorar pues así la salud, y hay que mejorar pues
así la alimentación, pero para eso se necesita aprender, se necesita ciencia.
Los compañeros y las compañeras hacen pues, pero como ya se ha dicho varias
veces que es mediante usos y costumbres pues, o sea se hace la prueba que
siembras ahí el maíz a ver si te va a dar, o la calabaza, o el camote, qué
es lo que va a dar ahí, porque no hay un estudio de la ciencia ahí, de qué es
lo que va a dar ahí en esa tierra y qué cosa da aquí en esta parte pues no. Es
de mucho sufrimiento de cómo es que se vive, pero si viera que hay una
ciencia, un laboratorio por ejemplo, ahí sí sería diferente, no es cosa de
probar sino que ya es porque tiene un estudio científico qué es lo que hace
falta a la madre tierra esto o es lo que puede dar aquí esto pues.
Entonces pues así se ve, así hacen sus estudios también los compañeros y las
compañeras y que entonces de donde nace esto por la cual estamos aquí, la
verdad es eso de que entonces es el estafiate que dijo el chavito eso que
quiere saber cuál es la sustancia y que entonces ya de ahí eso se vio de que
entonces están los demás, Escuelas Autónomas Zapatistas que están en otra
necesidad de lo que quieren aprender los jóvenes pues.
Entonces hermanos, hermanas, compañeros, compañeras, que los
invitamos pues con los compañeros y las compañeras a que vamos formando pues un
colectivo, como colectivo pues que andamos las y los zapatistas y que entonces
mostremos después al pueblo de México que el pueblo, el propio pueblo puede
crear la forma de cómo vivir y que no necesitamos a alguien que manipulen pues
así a nuestra riqueza o que las expropian lo que es nuestro como pueblo, más
que nosotros como pueblos pues y que para eso necesitamos pues estar juntos con
los pueblos originarios y con la ciencia de los científicos y la ciencia de los
artistas, qué vamos imaginando, o qué vayamos construyendo, o que vayamos
practicando y que vayamos demostrándonos entre nosotros mismos que sí se puede
como los compañeros y compañeras bases de apoyo que sin más, más que su propio
esfuerzo, su propia resistencia y su propio pensar de ver y crear, imaginar,
han demostrado, aunque no sepan leer ni escribir, y aunque no dominan bien el
español, pero en los hechos la tienen, lo que decimos pues acá, que el sistema
acá, el mal gobierno pues de México se ha hecho a un lado pues y estamos
practicando lo que nosotros pensamos y de lo que nosotros creemos, pero
sentimos solos porque no sólo nada más los que estamos explotados pues. los
indígenas en México, sino están los hermanos y hermanas tanto en el campo y en
la ciudad pues. Pero para eso se necesita Ciencia pues, de cómo vamos a tener
que construir el mundo nuevo pues.
Necesitamos, se siente la necesidad pues tan eso
como así pues el chavito que platicamos, que siendo chavito ya está pensando
así de que quiere conocer, que quiere saber por qué es tan importante la
sustancia que tiene el estafiate, porque tanto escucha en el colectivo
pues, en la compartición que se hacen las compañeras y los compañeros pues.
Entonces eso es lo que queremos pues así plantearles, que entonces ojalá nos
unamos pues para crear otra forma de ver, otra forma de pensar, imaginar pues
de cómo tenemos que ir construyendo un cambio, pues que realmente es el cambio
no nomás el nombre, ni nada más de color pues.
Eso es lo que sería que les podemos compartir compañeros y
compañeras, hermanos y hermanas.
Subcomandante Insurgente Moisés
Subcomandante Insurgente
Galeano
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