Somos pueblos en lucha.
Un
palabra florece cuando es encarnada por todos.
por José
Quintero Weir, Nación Añú.
Periódico El Libertario
Red Latina sin Fronteras
publicado el 10 de diciembre
de 2016
Ha concluido la 1ª reunión autónoma de comunidades y organizaciones de base
de los pueblos indígenas de Venezuela. Los hermanos y hermanas que logramos realizar esta
reunión nos retiramos complacidos a nuestros lugares de orígenes conscientes
que hemos puesto un grano de mostaza en el inicio de un verde camino para el
cual estamos preparados.
Lo que nos reúne
Nos reunió la necesidad de verificar que no nos sucede
sólo a nosotros el despojo del territorio a favor del Capital Transnacional
Minero, nos reunió la necesidad de escuchar con cuidado el canto de nuestro
mayores para reafirmarnos que no comienza esta camino en el paso que ahora
damos sino que es llano de conocimiento acumulado en las marcas de la guerra
por la dignidad que hicieron nuestros mayores. nos reunió la necesidad de
contarnos cómo hacemos para vivir este tiempo sin que el tiempo que domine sea
el que se nos imponen los que piensan que vivir es burlarse de la vida y de la
naturaleza, los que se creen dueños de la tierra y de nuestro aliento, el
tiempo los que están convencidos de que inventaron el tiempo y que las
estrellas son para adornar su vestido y su sombrero.
Nos reunimos para celebrar
al amparo de la tarde del mundo, lo que sabemos de nosotros mismos asombrados a
diario de cada variación sagrada de la luz y de las sombras, conscientes que la
luz y la sombra nos evidencia el amparo ancestral que nos sostiene y nos guía.
Nos reunimos para que un
buen notario criollo nos revisara unos papeles confusos que llaman títulos de
demarcación que no logramos cambiar ni por espejitos.
Nos reunimos para contarnos
el silencio que regalamos a los que piensan que saben mas de nosotros que
nosotros mismos. Nos reunimos para entregar las llaves de una casa regalada
recién, de la que no podemos salir ni entrar sin pedir permiso.
Otro camino en el que van llegando
Nos reunimos para sentarnos juntos a esperar la
llegada de nuestros hermanos y hermanas que aún no vienen, porque no es fácil
llegar a esta reunión, ya que es otro el camino que nos conduce hasta esta
lugar ahora, otros camino muy distinto al camino del poder, de los obsequios,
del miedo a las amenazas, del dolor de nuestros jóvenes en las minas, de los
animales muertos por diversión, de la muerte del río, de los arboles cortados
por la máquina, de los dirigentes que alejan su corazón del lugar que los vio
vivir, que los juntó y los hizo su extensión.
Un lugar en el que no vive nadie
Nos reunimos en Caracas porque sabemos que alguna vez
aquí no hubo un edificio grande o una iglesia, sino nuestra casa común, a donde
podíamos morirnos sin dañar, y vivirnos sin matarnos. por eso nos reunimos de
Caracas para alejarnos de ella, de lo que es ahora y mantener nuestro corazón en
el lugar donde tiene que estar,. para llegar a este camino que nos reúne, hay
que saber escuchar la canción que cantan los ancestros.
Aquí caminamos de tal manera
que nos pueden alcanzar todos, que cada nuevo hermano que viene a caminar nos
viene a enseñar, que cada vez que llega una comunidad y da un paso, nosotros
comprendemos que aprendemos de ellos, que viene con su cuento a enseñarnos. No
caminamos adelante de nuestros hermanos caminamos a un paso en el que nadie
pueda quedarse atrás.
Las paredes de Caracas dicen
que cuentan los latidos, pero nadie parece escucharlos. sino como es que nadie
se sabe indígena, nadie escucha la canción de donde todos venimos, nadie conoce
su origen.
Lo que somos, lo que aprendemos
Somos para esto que nos reúne y para esto que
iniciamos, las organizaciones y comunidades que persistimos, los que honramos
aquí, nuestras propias soberanías y gobiernos ancestrales ante la imposición de
otras formas coloniales y autoritarias de organización, somos los que
cultivamos nuestros alimentos y lo cazamos y pescamos sin destruir a la madre
que nos regala la vida a cambio de esfuerzo y aprendizaje. los que decimos no a
la locura de liberar la energía guardada en la tierra para que se vuelva contra
si misma.
Los que decimos No al Arco
Minero y a
legalización de la matanza que ya es la minería ilegal que los gobiernos han
consentido para ahora ofrecernos ordenar la muerte de la que han sido parte con
una muerte mas grande. los que
decimos que la violencia armada no es admisible ni legal ni ilegal y nombramos
a los hermanos y hermanas que nos arrebató el Distrito Militar y el estado de
excepción en la Guajira, Los que por 100 años hemos seguido a Anotchi, a
Abokindou, a Sabombo, A Juancho Anane, a Arístides Maikishi y a Sabino Romero
en Perijá en la Sierra de Perijá contra las transnacionales petroleras y
mineras. A Oustre, armados con junayas en el desierto que anuncia los sueños,
somos los alumnos de Ramón Paz Ipuana. Los hijos mayores que remamos al lado de
Nigale hacia Einmatualee. Somos los que sabemos que detrás de las mentiras está
la destrucción del Coltán del Oro del Fosfato y del Carbón.
Somos los atrasados de tu
historia que no necesitan hidrovías para navegar sus canoas, somos los que no
encajamos montados en nuestros burros y bicicletas en tus canales secos, Somos
los que cazamos por 1000 años en tu corredores de biodiversidad sin que
desaparecieran las dantas y las abejas.
Somos los que nos empeñamos
en ser pobres, los negligentes que no compran el desarrollo que nos da el Banco
Mundial, porque la brisa nos es suficiente, porque el dinero se nos moja antes
de devaluarse, porque la casa se nos llueve suavemente, los que morimos por tu
gasolina barata y tu cómoda avaricia.
Somos el diálogo con la
alegría no el dialogo trampa para esperar a que te rindas, no el diálogo que
inventa caciques de papel, somos los que aprendemos y los que nos completamos
en tí, porque no somos suficientes sin ti, somos bastantes pero podemos crecer
y creceremos.
Venimos porque decidimos hablar y devolvernos
Venimos a aprender y
aprendimos, nos complacemos en escucharnos y contarnos, nos vimos reflejados en
la experiencia de lucha y persistencia que caminó hacia nuestro encuentro en la
palabra viva y florecida de nuestros hermanos y hermanas de la cuenca del Amazonas,
del Orinoco y de la Cuenca Occidental del Lago de Maracaibo, de Wuonmainkat.
En
esos lugares que no están marcados en los mapas del egoísmo, en los que todo es
verde y vacío según los cartógrafos de Indias, vivimos y nos multiplicamos,
somos el número de la bestia que tememos, somos la hermoso que te aterra, somos
lo que tu Biblia cristiana llama legión, contándonos a las niños, los abuelos,
las muchachas, los guerreros, los pájaros, el jaguar, el oso y los monos que
son muchos aún.
Venimos
y nos vamos porque lo que hay que hacer y vamos a hacer no es esperando en la
puerta de tus ministerios y muriendo en las puertas de tus hospitales, ni
vendiendo sombreros en la esquina de tus museos.
Venimos
a darte una noticia que aún no entiendes, porque así escriben en tu ciudad no
los periodistas sino los poetas inútiles que adornan los palacios y las ventas
de licores.
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