por Gilberto López y Rivas
Fuente: La Jornada
Red Latina sin fronteras
Publicado: 7 noviembre,
2016
Con fecha 14 de octubre de este año, el Congreso Nacional
Indígena [CNI] y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional [EZLN] hicieron
público un histórico documento con el profético título de: Que retiemble en sus centros la
tierra, al finalizar el Quinto Congreso Nacional Indígena, que tuvo
lugar en el Cideci-Unitierra, Chiapas. No es un texto producto de la ocurrencia
de una persona o grupo minoritario, sino el resultado de seis días de
extenuantes y prolongadas sesiones de trabajo, llevadas a cabo con base en el
conocido método de los pueblos originarios de debatir hasta lograr los
consensos.
En la reunión se celebró
la vida, al tiempo que se denunció la agudización del despojo y la represión,
que no han parado en 524 años en que los poderosos dieron inicio a una guerra
que tiene como fin exterminar a los que de la tierra somos y que como sus hijos
no hemos permitido su destrucción y muerte para beneficiar la ambición
capitalista que no conoce fin, más que la destrucción misma. La resistencia por
seguir construyendo la vida hoy se hace palabra, aprendizaje y acuerdos.
Se destaca que los pueblos
se construyen cada día en las resistencias frente a la cada vez más agresiva
ofensiva del capitalismo, que se ha convertido –como se reiteró en el seminario
El
pensamiento crítico frente a la hidra capitalista, de 2015– en una
amenaza civilizatoria, no sólo para los pueblos indígenas y campesinos, sino
para los pueblos de las ciudades que deben también crear formas dignas y
rebeldes para no ser asesinados, despojados, contaminados, enfermados,
secuestrados o desaparecidos. Desde nuestras asambleas comunitarias hemos
decidido, ejercido y construido nuestro destino desde tiempos inmemoriales, por
lo que mantener nuestras formas de organización y defensa de nuestra vida
colectiva es posible únicamente desde la rebeldía ante los malos gobiernos, sus
empresas y su delincuencia organizada.
No se trata de un llamado
etnicista, autocentrado en los pueblos indígenas, sino, por el contrario, de un
exhorto que, partiendo de una secular forma de lucha, con raíces en los grandes
eventos históricos con fuerte presencia indígena –como las guerras de
Independencia y de Reforma, la lucha contra las invasiones extranjeras, la
Revolución contra la dictadura de Porfirio Díaz–, nos convoca a todos y todas a
organizarnos colectivamente en la rebeldía contra el mal gobierno que ha
entregado la patria a las corporaciones y la delincuencia.
Se denuncia –a detalle y
con múltiples testimonios y pruebas documentadas– el proceso de recolonización
que están sufriendo de manera particularmente agravada los distintos pueblos,
naciones y tribus originarios representados en el Quinto Congreso: las invasiones
a bosques, tierras sagradas comunales y territorios; imposición de
megaproyectos carreteros y autopistas, gasoductos, acueductos y
termoeléctricas, tren interurbano, aeropuertos y centros comerciales; despojo y
privatización de veneros de agua y otros recursos naturales; afectación de
tierras y territorios por la minería, proyectos túristicos, siembra de soya
transgénica y palma africana, además de corredores ganaderos; comercialización
de saberes ancestrales; contaminación de ríos por el fracking e imposición de pagos por servicios ambientales, captura
de carbono y ecoturismo; todo ello, acompañado de la criminalización de las
luchas y la resistencia, el asesinato, el encarcelamiento y la desaparición
forzada de activistas; compra de conciencias, fragmentación de comunidades,
desintegración del tejido comunitario y amañamiento de asambleas comunales, esa
ingeniería de conflictos que bien conocen las corporaciones; acoso del
narcotráfico con la complicidad de todas las instancias de gobierno, fuerzas armadas
y aparatos de seguridad; juvenicidios, feminicidios y violaciones a mujeres;
fumigaciones aéreas que producen enfermedades; ataques de grupos paramilitares
y hostigamiento de autoridades comunitarias.
Ante esta tormenta
provocada por las nuevas formas de mundialización capitalista, los
participantes en el Quinto Congreso reconocen que sólo es posible enfrentarla
colectivamente, desde el anticapitalismo y desde las instancias de decisión
construidas desde abajo: Ése es el poder
de abajo que nos ha mantenido vivos, y es por ello que conmemorar la
resistencia y rebeldía es también ratificar nuestra decisión de seguir vivos
construyendo la esperanza de un futuro posible únicamente sobre las ruinas del
capitalismo.
Por estas consideraciones
que, como se observa, son trascendentes y profundas, el Quinto Congreso
Nacional Indígena “determinó empezar una
consulta en cada uno de nuestros pueblos para desmontar desde abajo el poder
que arriba nos imponen y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo
y destrucción […] nos declaramos en Asamblea
Permanente y consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y
rumbos el acuerdo de este Quinto CNI para nombrar un Consejo Indígena de Gobierno
cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI, como
candidata independiente que contienda en nombre del Congreso Nacional Indígena
y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año
2018 para la presidencia de este país”.
Y, efectivamente, como era
previsible, la clase política ¡retembló!… y no se hicieron esperar las
reacciones marcadas del racismo secular de esas mentalidades criollo-mestizas
que no conciben que los indígenas piensen por ellos mismos, así como el
monólogo ideológico-político de una partidocracia que considera la unidad de la izquierda a partir de
argumentos como el mal menor, la alternancia democrática, el monopolio de la representación nacional y
popular, y que no se ha pronunciado contra los poderes reales, abiertos y
en la sombra, que han llevado a México a una situación de emergencia
humanitaria y, sobre todo, que no es capaz de respetar las decisiones
colectivas, ahora en consulta, de los sectores más explotados, discriminados y
oprimidos de la patria.
Bienvenida esta iniciativa
que hace pensar, actuar e incluso polemizar, más allá de pensamientos únicos,
personalizaciones e ideas preconcebidas.
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