Memoria
combatiente: Ramón Vila Capdevila, un revolucionario anarquista
Red Latina sin fronteras
Publicado: 07 de agosto,
2016
El 1 de abril –muchas fuentes citan erróneamente el 2 de abril–
de 1908 nace en Peguera (Berguedà, Cataluña) el militante anarcosindicalista y
maquis anarquista Ramón Vila Capdevila, también conocido bajo varios
pseudónimos (Caracremada, Pies Largos, Capitán Raymond, Ramon Llaugí
Pons, El Jabalí), según los
diversos períodos de su actuación. Había nacido en una familia modestísima y
era conocido como En Maroto, nombre de la masía donde vivía. Sus padres fueron Ramón
Vila Llaugí y Carme Capdevila Solé. Pasó la niñez en la colonia minera de
Peguera, donde quedó huérfano el agosto de 1920.
Dos años después, se puso
a trabajar en el ramo del textil en la Pobla de Lillet, afiliado a la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y participó en la publicación El Trabajo, editada en las cuencas del
Llobregat y del Cardoner. En 1926 asistió, con Antonio Vidal, Manuel Buenacasa
Tomeo y otros compañeros, al Pleno Intercomarcal clandestino del Alto
Llobregat. Entre 1929 y 1930 saboteó la maquinaria de una fábrica de la Pobla
de Lillet que había despedido obreros y realizó otro acciones ludistas; por
este hechos fue detenido y condenado a ocho años de prisión. En la prisión
conoció destacados militantes anarquistas y anarcosindicalistas, y, también,
consiguió la exención del servicio militar.
Ramón Vila
Capdevila (1908-1963)
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Con la llegada de la II
República española y su amnistía, salió en libertad. Nuevamente se estableció
en la Pobla de Lillet, se afilió a las Juventudes Libertarias y, debido a su
condición de expresidiario, se vio obligado a trabajar en las minas de Fígols.
El enero de 1932 participó activamente en el levantamiento anarquista de
Fígols. Después de los hechos capitanea la fuga de unos 400 hombres, que
también tuvieron participación, pero fue detenidos en la Nou de Berguedà y él
fue encarcelado en Manresa y más tarde en Barcelona. Al salir, a finales de
1932, no encontró trabajo en Fígols hizo de leñador en Berga, donde conoció
Marcelino Massana Vancell. El abril de 1936 tuvo un importante enfrentamiento
con la policía en Castelló de la Plana, en el cual cayó herido Ramón Rives
Capdevilla y un agente; detenido, se le intentó aplicar la «Ley fuga».
Salió de la prisión el 18
de julio de 1936, con el levantamiento fascista, y se enroló el septiembre en
Manresa en la «Columna Tierra y Libertad»,
combatiendo en primera línea al frente de Teruel, junto con Marcelino Massana, Ramón
Casals, Josep Ester y Josep Viladomiu, entre otros. En octubre, con la rotura
del frente, fue a parar a una columna comunista, dentro de la cual fue detenido
y traído a Montjuic, de donde fue liberado, poco después, gracias a las
gestiones de la CNT. También perteneció al Servicio de Información Periférica
Militar (SIPM) e incluso se infiltró en la retaguardia enemiga en Zaragoza. El
marzo de 1937, con la militarización, abandonó los frentes y volvió a Fígols,
donde hizo una gran amistad con el director de las minas colectivizadas,
Maximiliàno Puertas. Después fue nombrado delegado de Abastecimientos de la
central térmica de Fígols y comandante del Cuerpo de Carabineros. Con el
triunfo franquista, pasó en Francia con Puertas y pateo los campos de
concentración (Santo Cebrià y Argelers). En 1941 huyó del campo de Argelers y
se integró en la lucha clandestina encuadrado en los primeros grupos antifranquistas
como guía y enlace.
Después realizó acciones
de sabotaje, como por ejemplo la voladura de los Carburos de Berga y de
diferentes líneas de alta tensión en el Bages, el Berguedano y Osona. En 1943
fue detenido por la policía nazi en uno de sus frecuentes desplazamientos por
el Midi por no traer suficiente documentación, fue encerrado dos meses en el
Castellet de Perpiñán y después fue enviado a trabajar por la organización
alemana Todt a las minas de aluminio de Bedarius, de las cuales huyó para
integrarse en la resistencia gala de Limoges («La Armée Secrete» y «Franco-Tireurs-Partisans»).
Adscrito en la red de Menessier y a la guerrilla, sobresalió en operaciones de
castigo contra las divisiones de las SS y de sabotaje bajo el pseudónimo de Capitán Raymond. Después de actuar a
Gironde y Charente en las unidades de la Unión Nacional, a Rochecouart comandó
un grupo de 200 guerrilleros de «El Armée
Secrete», que asaltó y aniquila toda una división alemana a
Oradour-sur-Véze, y después encabezó una compañía del «Batallón Libertado» a la costa atlántica. Al frente de este
batallón, en 1945 consiguió liberar algunos prisioneros de los últimos reductos
nazis, a Royan y a Pointe-lleva-Grabo.
Con la derrota nazi, se
incorporó en la lucha antifranquista en las comarcas pirenaicas, apoyando
grupos de acción que se dirigían a Barcelona, especialmente Francisco Sabaté
Llopart, y actuando muchas veces con Marcelíno Massana en la comarca del
Berguedà, especialmente entre 1946 y 1949, realizando espectaculares sabotajes.
El 17 de mayo de 1947, a raíz de una visita de Franco a las minas de Sellent,
dirigió un grupo de 50 guerrilleros que tenía que atentar contra el dictador,
pero un incidente chafa el plan. Entre 1947 y 1948 hizo de guía, pasando hacia
Francia Antonio Gil Oliver. También, en este periodo, colaboró con Josep Lluís
Facerias, especialmente a través de la sierra del Canigó y la del Cadí. Trajo,
también, el grupo francés encargado de instalar en Barcelona la imprenta de
Solidaridad Obrera. Hacia el 1949 operaba al Alto Berguedano con Francesc Denís
(Catalán), Manel Sabaté y el italiano Elio Ziglioli. En la Pobla de Lillet,
cayó gran parte de su grupo y fue gravemente herido. A partir de 1951 empezó a
ser muy buscado por la policía franquista, puesto que se le atribuía el
asesinato de dos ingleses a la collada de Tosses. En 1953 la CNT en el exilio
desautorizó la lucha armada, pero él mantuvo el combate por su cuenta. En esta
coyuntura, se le presentó la oportunidad de emigrar a América, cosa que rehusó.
El 7 de agosto de 1963,
después de haber realizado cinco días antes el que sería su último sabotaje en
una línea de alta tensión que alimentaba la ciudad de Barcelona, fue
sorprendido y abatido por un pelotón formado por 200 miembros de la 231 Comandancia
de la Guardia Civil de Manresa a la Cruz de Perelló, cerca del castillo de
Balsareny (Castellnou de Bages, Bages, Cataluña), y fue enterrado a la otra
banda del muro del cementerio de Castellnou, sin cruz ni referencia.
Ramón Vila Capdevila fue
el último maquis catalán y con su muerte se puede dar por desaparecida la
resistencia armada al franquismo. El 7 de octubre de 1978, con la conmemoración
de su septuagésimo aniversario, se le organizó un acto de homenaje en Sellent,
al cual tenía que asistir Frederica Montseny, junto con más de 2.000 personas;
pero fue disuelto por la Guardia Civil a instancia del gobernador civil.
Posteriormente se le han organizados varios actos similares por todas partes en
Catalunya.
En 2002 y 2006 Josep Clara
publicó Ramón Vila, Caracremada, el
último maquis catalán.
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