Omar García
Centro de medios libres
03 julio, 2016
¿Qué es el EZLN? ¿Qué es el Congreso Nacional Indígena (CNI)?
¿Qué es la Sexta?
¿Qué son ellos? Importante
pregunta.
Pero mucho más importante
es: ¿qué soy yo? ¿En qué estoy
contribuyendo a la lucha por el cambio? ¿Soy un sujeto de cambio o solo soy
objeto? ¿Soy una persona libre o soy masa que se puede utilizar? ¿Dónde estoy?
¿Qué puedo hacer desde aquí? ¿Lo que hago es suficiente? ¿Si cambio mi forma de
lucha o si me ubico en otra trinchera daré mejores resultados? ¿O mejor ni
hablar de eso pa’ evitar que te acusen de “vendido”
o “traidor”?
A continuación en el
lenguaje más vil y carente de forma y contenido, algunas ideas sueltas, libres
e incompletas.
Sí, la lucha de los
Zapatistas parece muy lejana y ajena. Incluso no sólo lo es para quienes no
luchan en ningún aspecto más que en el de la supervivencia; lo suele ser para
muchos y muchas de los que luchamos.
El movimiento de izquierda
de los pueblos tiende a ser indiferente con otras formas de hacer la lucha, aún
cuando frente a sus ojos tengan el mismo enemigo.
Por un lado reclama
cambios, pero por el otro condena a quienes constituyen referentes claros de
transformación.
No me mal entiendan, pero
no creo que haya vía única para la transformación social. Por ejemplo, en el
campo todos trabajan la tierra, pero eso no significa que utilicen exactamente
la misma técnica de producción y de cultivo; todos los albañiles del país saben
construir una casa, pero no todos usan el mismo estilo de trabajo; miles de
estudiantes se gradúan cada año en tal o cual profesión, sin embargo en la vida
práctica intervienen multitud de valores tras de sí, por lo cual vemos de cada
cual marcadas diferencias.
Pero bueno, basta de choro.
Lo que en realidad quiero
decir y creo firmemente, es que para entrarle a esto de la lucha, en cualquier
trinchera, bajo cualquier filosofía política, debemos esforzarnos por conocer
el espectro completo de la lucha de nuestro país. Esforzarnos por ver el conjunto
y no solamente la parte.
Y no sólo el espectro de
la lucha de izquierda de los pueblos, sino el espectro completo de la lucha del
enemigo en contra nuestra.
Como puede verse ya desde
este momento: esto no es cosa de flojos, es decir, no es cosa de gente que ya
quiere todo en la mano…
Con cuánta frecuencia nos
vemos entre colegas opinando de tal o cual movimiento sin siquiera conocerlo.
Lo que más aflora entre colegas es la crítica y los desacuerdos. Y esto provoca
un “efecto dominó” o “cadenita” interminable de “expertos de opinión” (e imaginariamente
“expertos prácticos”) que aprueban o
desaprueban los actos de un movimiento, de un colectivo o de una persona en
particular. Expresamos fácilmente nuestro desacuerdo, pero olvidamos proponer
entonces el cómo.
Yo escuché muchas veces
decir entre mis propios colegas “el EZLN
es parte del gobierno”, “son unos
revisionistas”, “la autonomía no es
marxismo, por lo tanto no es cosa buena”. Supuse entonces que dichos
colegas “cuasi religiosos” que
dijeron eso, harían cosas mejores, pero ¿dónde están ahora?
A ver: yo creo que, en
ciertas cosas, todos somos buenos y nos salen bien y hay otras que se hacen
mal. A veces porque no se puede y otras porque persistimos en los mismos métodos
y nos da pereza reinventar.
Las luchas puritanas son
las que de plano yo sí no apoyaría nunca.
Siempre he creído que hay
de errores a errores; hay los que se cometen en el curso de la lucha y son los
que por la acción de la inexperiencia o de la zancadilla del enemigo te hacen
caer; y hay los que se cometen con toda la intención de empantanar determinado
proceso, por incapacidad o por intereses personales o de grupitos.
Hacer como que trabajas;
hacer como que luchas; dar rodeos donde deberíamos ir en línea recta e ir de
frente a la pared cuando se debería dar la vueltita.
Hay quienes creen que ya
todo está escrito. Hay quienes piensan que hay el montón de páginas en blanco
todavía.
Yo creo que los
zapatistas, como cualquiera de nosotros, sobre la realidad práctica o sobre la
imaginación, algo están haciendo. Y ese hacer algo nos está diciendo ya durante
20 años.
De la misma manera como
queremos que se valore nuestra acción personal o de organización, debemos
encontrar lo que debe valorarse en el resto de organizaciones….
Pero si de verdad somos
buenos pa’ esto de la lucha, ¿entonces qué estamos esperando? Ahí están los
maestros: hay que apoyaros… Ahí está el resto de problemas: pues entrémosle a
resolverlos. A nosotros nos siguen faltando 43, por eso LOS SEGUIMOS BUSCANDO.
Saben, ya mejor le paro,
porque tengo la sensación de que estoy siendo demasiado cursi y moralista.
Quise decir, parafraseando
a los Huicholes o no recuerdo bien a quién “no
hay nadie que no sepa nada” y “solo
entre todos sabemos todos”… algo así, perdónenme la vida los puritanos por
mis imprecisiones.
Comentarios