'En defensa del decrecimiento'
Charla de
Carlos Taibo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid
Marzo de 2010
53:34 minutos
Charla 'En defensa del decrecimiento' a
cargo de Carlos Taibo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, el 11 de
marzo de 2010 en la sede de la CNT en Ciudad Real.
¿Qué es el decrecimiento?
Escrito por: Valjean
Vía | es.wikipedia.org
Vía | www.decroissance.info
lunes 26 de enero de 2009
El decrecimiento es una corriente de pensamiento fundada en el
simple hecho de la imposibilidad de mantener una economía siempre expansiva,
que tiende al crecimiento ilimitado, en un planeta con recursos naturales
limitados. Nació a principios de los años 70 de la mano del economista
estadounidense de origen rumanés Nicholas Georgescu-Roegen. Implicaría un
profundo cambio de sistema económico, productivo, ético y social. La idea sería
poner límites al crecimiento económico. Pero de tal forma que, más que
decrecer, palabra que denota recesión, se apostara más bien por el a-crecimiento, es decir, el salir de la
lógica del crecimiento perpetuo.
El desarrollo sostenible, concepto acuñado en 1987 y en boca hoy de
tantos gobiernos y economistas, sería para los defensores del decrecimiento una
contradicción en sí misma. Basándose en indicadores económicos alternativos al
Producto Interno Bruto (que sólo tiene en cuenta la porcentual de crecimiento
pero olvidándose de la destrucción del tejido social, del medio, y por tanto de
los recursos futuros), tales como la huella ecológica o el índice de desarrollo
humano, los decrecentistas aseguran que continuar creciendo es antónimo de
sostenibilidad. Es un hecho probado que, desde 1980, el ser humano consume al
año más recursos, y genera más residuos, de lo que el planeta es capaz de
asumir y regenerar. Con lo que desarrollo, esto es, crecimiento, y sostenible,
serían dos palabras contrarias, un sinsentido.
La idea, pues, sería
volver, cuanto menos, a los niveles de consumo previos a 1980, cuando nuestra
presión sobre el medio ambiente estaba en equilibrio con la capacidad de éste
de regenerarse. No hacerlo, y seguir creciendo a expensas de lo insostenible e
inviable del sistema, es abocarse al desastre tarde o temprano. Es comprometer
nuestro futuro y el de las generaciones venideras. Se impone una apuesta por la
racionalización de la economía, palabra cuya primera definición en la RAE es “administración eficaz y razonable de los
bienes”. Si el ser humano no es capaz de comprenderlo y ponerlo en práctica
de forma civilizada, se llegará al colapso de modelo y el decrecimiento no será
una opción, será una triste y bárbara realidad impuesta.
El decrecimiento se pone
en relación habitualmente con conceptos como la simplicidad voluntaria, que
podríamos definir como “vivir con menos
para vivir mejor”. Se considera que el imaginario colectivo impuesto en
este mundo globalizado liga estrechamente crecimiento económico con aumento del
bienestar personal y de la calidad de vida, cuando muchos indicadores señalan
que, muy habitualmente, no es así.
Entre las ideas
fundamentales del decrecimiento hay la apuesta por la reducción del trabajo
para recuperar el olvidado ámbito del ocio y la política del ser humano, la
eliminación del consumismo y la publicidad, la redistribución de la riqueza, la
búsqueda de otras formas de realización personal, la producción local de
alimentos para evitar insostenibles transportes, la agricultura ecológica, la
multiplicación de las redes sociales, la apuesta por la comunidad, la
recuperación de los oficios a nivel local.
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