ANTE EL 1º DE
MAYO:
“Nos sobran las razones, la juventud castellana
sigue en lucha. Jóvenes revolucionari@s con trabajos precarios”.
Yesca, la juventud
castellana y revolucionaria
Red Latina sin Fronteras
Nos han dicho que somos la generación perdida, pero somos las
hijas e hijos de la crisis económica, que no es sino una consecuencia natural
de la voracidad capitalista, y hemos sido y somos testigos de primera mano de
la pérdida de derechos laborales, de las cifras de desempleo que suben cada mes,
de la precarización de los puestos de trabajo, de la falta de oportunidades,
del desmantelamiento de los derechos sociales que tanto costaron a quienes
vinieron antes que nosotras.
A la generación perdida la crisis nos encontró
en los institutos, estudiando para un futuro que no podríamos pagar, fruto de
las políticas neoliberales que desmantelan las universidades públicas.
A la generación perdida la crisis nos encontró
también en casa de nuestras familias, muchas, desahuciadas, despedidas,
condenadas a la pobreza tras una vida de trabajo y esfuerzo.
A la generación perdida la crisis nos atrapó
estudiando carreras que tuvimos que abandonar, módulos de FP que nos llevarían
a engrosar las filas del desempleo, trabajando en las mal llamadas becas sin remunerar
y con condiciones laborales leoninas, o explotadas en una ETT, haciendo turnos
infames para algún empresario sin escrúpulos al que nuestro despido le saldría
tan barato como nuestro contrato. A otras, la crisis les empujó a otras
ciudades, a otros países, a ser explotados por las mismas manos, aunque
hablasen distinto idioma.
Pero nos negamos a ser una generación perdida.
Porque este ataque a nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras también
nos ha encontrado en las calles, en las asambleas, en los barrios, en las
movilizaciones. Como nuestro compañero Alfon, preso político por reivindicar la
dignidad de la clase trabajadora en la Huelga General de 2012, y al que no
podemos dejar de recordar en este día.
Somos la generación que combate y combatirá al
capitalismo y su crisis, que vengará los ataques a nuestros derechos y que se
organiza en cada pueblo castellano. Somos la llama que no puede apagarse,
porque somos miles de incendios. Somos la certeza de un mañana posible, de que
frente a discursos populistas y vacíos, no tenemos miedo a definirnos por lo
que somos: clase trabajadora, obrera, hijas e hijos de trabajadores, de
proletarios, de las explotadas, de los oprimidos. Y por eso, porque sabemos lo
que somos, también sabemos a quienes debemos combatir.
Por ello, este primero de Mayo reivindicamos
nuestro papel revolucionario, reivindicamos el legado de luchas heredado y el
que nosotras y nosotros encabezaremos.
Porque no nos es ajeno la situación de las y
los trabajadores de Castilla y estaremos codo con codo en su lucha, contra el
desmantelamiento del tejido productivo que se está llevando a cabo en nuestra
tierra y cuyas principales víctimas, no nos engañemos, no son las empresas sino
la clase trabajadora. Conflictos como el del cierre de la planta de Lauki en
Valladolid, el cierre de la planta de Dulciora, el no tan casual incendio de la
planta de Campofrío en Burgos o la larga lucha de las trabajadoras de Coca-Cola
en Fuenlabrada nos recuerdan la vigencia e importancia de la lucha obrera
organizada como motor esencial de la revolución social.
Contra la feminización de la precariedad, por
un sindicalismo de clase, digno, donde las y los jóvenes castellanos podamos
reivindicar nuestros derechos como trabajadoras y trabajadores. Por un futuro
digno para la juventud castellana.
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