Toluca, la capital del secuestro (secuestradores asociados con policías municipales raptan personas en sus casas)
J. Jesús Esquivel
Corresponsal de la revista
Proceso en Washington
Publicado por Rompeviento
TV
Fecha: marzo 30, 2016
Washington – Como ocurría hace unos 8 años en el estado de
Sinaloa o en la siempre abatida Ciudad Juárez, Chihuahua, ahora en Toluca las
bandas de secuestradores asociadas con los policías municipales entran
directamente a las casas a raptar a las personas. Este modus operandi de
delincuentes desalmados está de moda en Toluca, la capital del Estado de
México, tierra de Enrique Peña Nieto, gobernada por el priista Eruviel Ávila
Villegas.
La situación y recurrencia
es tan grave en el Estado de México, pero particularmente en la ciudad de
Toluca, que el pasado 21 de marzo el Sistema Nacional de Seguridad Pública
(SNSP) dio a conocer que el estado natal de Peña Nieto encabeza la lista de las
entidades federativas con más secuestros.
Entre febrero y marzo de
2016, y conforme a las estadísticas que develó el Secretariado Ejecutivo del
SNSP, en el Estado de México se reportaron 35 casos de secuestro. Claro está,
sin tomar en cuenta los secuestros que no se reportan a las autoridades por
temor a las represalias de los secuestradores, que por estar coludidos con los
policías municipales se enteran inmediatamente cuando se levanta un acta
judicial por rapto.
Bautizada como “Toluca la Bella”, ahora esta ciudad
sede de los poderes estatales es una pequeña urbe aterrorizada por los
criminales. Hasta hace unos tres o cuatro años, Toluca, que para los pobladores
de la Ciudad de México no es más que la provincia más cercana a la capital del
país, era totalmente tranquila y segura. Se podía caminar por sus calles y sus
famosos portales hasta altas horas de la noche sin el menor temor a ser
secuestrado o a ser víctima de un crimen violento.
El deterioro de la
seguridad y control de los criminales que tienen en sus garras a Toluca y a
todo el Estado de México es tan grande, que ya ni en sus casas los mexiquenses
están seguros.
Cuando el Sexenio
de la Muerte de Felipe Calderón estaba en su apogeo, a consecuencia de
su guerra militarizada contra el narcotráfico, en Culiacán y Ciudad Juárez, por
dar un ejemplo, la corrupta policía municipal se encargaba de señalarle a los
grupos de secuestradores, las casas de familias vulnerables a un rapto.
Estos casos muy pocas
veces se dieron en el seno de familias ricas, los blancos más recurrentes de
este crimen eran familias de clase media y clase media baja, a quienes sacaron
cantidades importantes de dinero a cambio de la libertad de las víctimas del
rapto. Muchas de las víctimas fueron asesinadas, pese a que se dio el dinero
por su libertad. La ejecución era más común en los casos donde la familia no
pudo juntar el dinero que le pedían los criminales en el plazo establecido.
Esto mismo es lo que
actualmente pasa en Toluca. Los policías municipales recorren las calles de las
colonias Américas, Altamirano, Bosques de Colón, Bosques de la Mora, Centro,
Colón, El Seminario, Francisco Murguía, Cinco de Mayo, Isidro Fabela, Izcalli,
La Alameda, La Retama, Nueva Oxtotitlan, Paseo Tollocan (Infonavit), Rancho La
Mora, o Universidad, por mencionar algunas, y se encargan de ubicar las casas
de las familias que serán víctimas del secuestro.
Por días, incluso semanas,
los policías municipales vigilan las casas y toman nota de a qué hora entran y
salen los que integran a la familia que será víctima del crimen. En especial,
los policías ubican para los criminales a los adolescentes o jóvenes adultos
que estudian en escuelas secundarias, preparatorias o universidades. A los
secuestradores los policías les entregan una bitácora con la hora de salida y
regreso a sus casas de las víctimas potenciales. Decenas de víctimas del
secuestro han sido raptadas a la hora de regresar del colegio y abrir las
puertas de sus casas.
Las denuncias a las
autoridades son como un grito a los oídos de un sordo.
Las familias terminan
pagando los rescates que les piden los criminales, venden sus autos, casas,
terrenos, joyas y hasta animales para cubrir una cuota negociada. Peor aún, el
pago del rescate no garantiza la integridad física de las víctimas. Los
familiares que tuvieron la fortuna de salvar la vida, regresan muy golpeados, y
en algunos casos mutilados en sus cuerpos. En Toluca, el peor de los casos es
la constante, la víctima no es entregada con vida a sus familiares, en la
mayoría de los casos el cuerpo es encontrado en terrenos baldíos o zonas agrestes
en bolsas de plástico.
El mismo día que la SNSP
señaló al Estado de México como la entidad con más secuestros en todo el país,
Ávila Villegas ante la ola de violencia que azota a su estado y la incapacidad
de su gobierno para contenerla, anunció el desplazamiento del Ejército en
tareas de seguridad en el Valle de Toluca.
La gravedad de lo que
ocurre en la tierra de Peña Nieto no se puede ocultar debajo de la alfombra,
sin embargo, por intereses políticos de Los Pinos, Eruviel Ávila controla la
totalidad de los medios locales, quienes reportan muy poco de lo que en
realidad ocurre en el Estado de México y en especial en Toluca.
El secuestro es como una
epidemia.
¡Cuidado, Ciudad de
México!
El riesgo de contagio por
secuestros, como sucede en Toluca, se encuentra a solo 60 kilómetros de
distancia.
¿Militarizar
es la solución o el pretexto para controlar por terror a la población?
|
Comentarios