Por Aldo Santiago, Elis Monroy,
Regina López y Romeo LopCam
Agencia SubVersiones
23 marzo, 2016
El presente texto forma parte de una serie que aborda la
situación de la radiodifusión comunitaria en el estado de Oaxaca, a partir de
la revisión de tres proyectos que se desarrollan en la Costa Chica de dicha
entidad. Quisimos acercarnos a éstos para conocer sus historias y hablar de las
problemáticas que enfrentan tanto en el contexto local como nacional, con el
objeto de aprender de ellos, pues como partidarios de los medios libres y
autónomos pensamos que estos tienen mucho que enseñarnos. En cada uno procuramos
encontrar afinidades que nos permitan fortalecer nuestras propias formas de
hacer comunicación, así como reconocer nuestras diferencias.
A pocos kilómetros de
Pinotepa Nacional, en Oaxaca, se encuentra Santa María Jicaltepec, una
comunidad que se construyó rodeando piedras inmensas, entre arroyos y senderos
que aíslan las casas del paso de los autos. Junto a la agencia municipal, se
encuentra la cabina de Radio Ñuu Kan, un proyecto de radio comunitaria que
desde hace cinco años es sintonizada desde la montaña hasta la costa en el
102.1 de FM, por comunidades de origen mestizo, negro y mixteco.
El día de hoy la mayoría
de la programación es de contenido lúdico, mucha música de la región, cumbia
costeña, corridos, sones y fandangos, música de otros géneros más modernos,
complacencias para quienes piden canciones; pero también materiales sobre
derechos humanos, equidad de género, identidad, defensa del territorio,
derechos de los pueblos y ocasionalmente radionovelas. El único requisito es
que se apeguen a los principios de la radio que son: el servicio a la
comunidad, la independencia frente a los partidos políticos, el respeto e
independencia frente a las distintas religiones y no regirse por una lógica
comercial. Jessica, una de las integrantes de la radio nos comenta:
Queremos hablar de las problemáticas que viven nuestras
comunidades: violencia hacia las mujeres, divisionismo por partidos políticos,
la construcción de proyectos que benefician a los grupos de poder, las
minerías, las construcciones de las presas que afectan a nuestros pueblos.
Cristóbal, uno de los
fundadores y quien nos recibió en Jicaltepec, nos cuenta que la historia de
Radio Ñu Kaan se remonta al año 2009, cuando en dicho pueblo hubo un proceso de
movilización para exigir la administración de sus recursos. Fue entonces que un
grupo de mujeres de la comunidad, una organización llamada Época que trabajaba
en la costa y un colectivo estudiantil de la Ciudad de México, conjuntaron
esfuerzos para montarla. En 2010, la radio se instaló, reconociéndose como un
medio de fácil acceso y abierto para la gente no sólo de Jicaltepec, sino de
todas las comunidades a donde llega la señal, e impulsando a pesar de las
dificultades y prejuicios que pudieran existir, la convivencia entre los
diferentes grupos étnicos que habitan la región.
En ese entonces sólo había
tres estaciones en la zona, por lo que la aparición de Ñuu Kan se percibió por
algunos grupos perredistas como un instrumento de poder, lo que ocasionó que el
proyecto tuviera que enfrentar agresiones. Aunque al principio parecieron
hechos aislados, las compañeras que estaban en la cabina fueron agredidas
verbalmente en varias ocasiones, e incluso llegaron a amenazarlas de violación.
Fue hasta 2011 que se
robaron un transmisor de 100 watts, que la comunidad se reunió en una asamblea
para respaldar a la radio y para decirle a la autoridad comunitaria que tenía
que velar por la seguridad del proyecto. Desde entonces quedó asentado en un
acta que la asamblea de Jicaltepec respalda a Radio Ñu Kaan. A partir de ese
momento la radio reforzó sus estrategias para buscar una mayor integración de
la comunidad.
En los primeros años de la
radio, jóvenes de Jicaltepec se acercaron a la cabina, pero con el paso del
tiempo la fueron abandonando y ha sido difícil que la gente se involucre
mediante el trabajo voluntario. Actualmente estudiantes de comunidades
cercanas, como Pinotepa Nacional y Pinotepa de Don Luis, colaboran tanto en
cuestiones técnicas como en la creación de contenidos, lo que ha ayudado a que
poco a poco la identidad comunitaria de Radio Ñu Kaan rebase los límites de
Jicaltepec y se involucre con los procesos de las comunidades vecinas. Nos
comenta Cristóbal:
Nosotros vemos que la radio comunitaria no es nada más de esta
comunidad, sino de aquel que asume que también le sirve esta radio.
Con el paso de los años
han ido apareciendo y a la vez resolviéndose diferencias entre las posturas de
quienes impulsaron el proyecto. Una de estas se dio en torno a su posible
regularización. Por un lado la gente de Oaxaca prefería que la emisora contara
con un permiso o concesión, lo que les protegería de que el gobierno se llevara
el equipo e incluso de posibles arrestos. Por otro, las personas que provenían
de la Ciudad de México apelaban a que los pueblos originarios tienen el derecho
de hacer uso del espectro radiofónico para comunicarse e informarse sin tener
que hacer ningún trámite. El debate duró algunos años, al final estas últimas
concluyeron que a pesar de sus posturas en favor de la autonomía, cada contexto
tiene su lógica y que la comunidad de Santa María Jicaltepec sólo quiere
ejercer sus derechos ya asentados en la Constitución. Así, cuando en 2014 vino
la reforma a la ley de telecomunicaciones se decidió que se llevarían a cabo
los trámites.
Las radios comunitarias
vienen a hacerles contraposición a las radios comerciales porque se dedican a
informar lo que acontece en las comunidades
y tal vez las ven como ilegales porque informan justamente eso y para
ellos es como atacarlos desde cierto ángulo.
Gaby, integrante de
Radio Ñu Kaan.
La nueva ley presume que tiene por objeto regular el uso,
aprovechamiento y explotación del espacio radioeléctrico. Antes de esta reforma
existían las figuras de permiso y concesión. En el nuevo régimen sólo se
contemplan los siguientes tipos de concesión:
Uso comercial. Para personas físicas y
morales cuyo fin es el lucro.
Uso público. Para gobiernos de todos los niveles,
órganos constitucionales autónomos e instituciones educativas de carácter
público.
Uso privado. Con fines de experimentación y
comprobación de la viabilidad técnica y económica de nuevas tecnologías.
Uso social. Dirigido a aquellos medios que prestan
servicios «culturales, científicos,
educativos o a la comunidad, sin fines de lucro».
Este último puede ser
promovido por instituciones educativas de carácter privado, organizaciones de
la sociedad civil (uso social comunitario), o pueblos indígenas (uso social
indígena). El periodo de vigencia una vez otorgada la concesión es de 15 años.
Sin embargo, estas
definiciones dejan sin cabida a radios como Ñu Kaan, porque por ejemplo,
limitan mucho la posibilidad de autogestionarse al promover que dependan del
presupuesto gubernamental, lo que pone en riesgo la autonomía de sus contenidos
y la permanencia del proyecto. Por otra parte, cada uso se define mediante
lineamientos que restringen el tipo de programas a emitir o la forma en que se
organizan.
Al respecto, Cristóbal
comentó:
Nosotros nos consideramos una radio comunitaria o una radio
que busca ser comunitaria. Pues bueno, si nosotros entramos como radio
comunitaria tendríamos que constituirnos como una asociación civil, entonces se
nos hace contradictorio que una radio comunitaria tenga que tener ese aval. Si
no, tenemos que ser una radio indígena pero el objetivo de una radio indígena
es meramente la reproducción de la cultura, pero no te permite problematizar en
otros sentidos, como los derechos humanos y del territorio.
Lo difícil de apegarse a
estos lineamientos, así como de llevar a cabo los trámites necesarios, ha
dificultado que se complete el proceso de regularización, pues implica mucha
pérdida de tiempo y demanda bastante energía. Al platicar con quienes
participan en radios de comunidades cercanas como Estéreo Ndoso y Estéreo
Lluvia, nos dimos cuenta de que existe un sentir compartido en mayor o
menor grado, de que dicho proceso no es sensible con las necesidades de las
radios comunitarias. No obstante continúa la política de confiscamiento de
equipos, que según la nueva ley podrían ser asignados por el gobierno a quienes
considere pertinente.
«Los que se
quedaron» no encajan en las definiciones del Estado
Jicaltepec en mixteco se dice Ñu Kaan, Ñu significa «pueblo», y Kaan «los que se quedaron» o «los
que se acostumbraron». Cuenta la leyenda que esta comunidad se fundó cuando
un grupo de mixtecos y mixtecas de la montaña venían de regreso de la costa
cargados con productos del mar, cuando entonces una de las mujeres inició labor
de parto. Como esas tierras eran un lugar de descanso habitual, las eligieron
para detenerse unos días y atender la emergencia. Luego de que nació el bebé,
notaron que cerca había muchos ojos de agua y jícaras, por lo que decidieron
quedarse.
Esta vez, la radio también
decidió quedarse, esperemos que cuenten con la misma suerte que ha tenido la
comunidad y cada vez sean más fuertes.
Un tabique
por la Ñu Kaan
Durante nuestra estancia en Santa María Jicaltepec, les
compartimos a sus integrantes un par de talleres. El resultado de uno de estos
fueron dos cápsulas radiofónicas destinadas a promover la campaña: Un
tabique por la Ñu Kaan. Escucha cápsula:
Como pueden escuchar, la intención es apelar a la solidaridad
de las y los radioescuchas con el objetivo de ampliar la cabina. Escucha cápsula:
Si gustan cooperar pueden llevar cemento,
tabiques o varillas directamente a sus instalaciones; estar atentos a su página
de Facebook para participar en la echada del colado; o bien hacer un donativo a
la siguiente cuenta:
Bancomer
Juan
Cristóbal Jasso Aguilar
Número de
tarjeta: 4152 3130 0588 0187
Todos sus aportes serán muy bien recibidos
y mejor utilizados.
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