Colaboración/Por Alfredo
López Casanova
Agencia SubVersiones
25 marzo, 2016
Entrevista con Mónica
Torres Soriano, hermana del Teodulfo, a tres años de su desaparición.
Mónica es hermana del «Tío»,
como le dicen de cariño a Teodulfo Torres Soriano, un activista incansable que
estuvo junto con Juan Francisco Kuykendall en los alrededores de Palacio
Legislativo el 1 de diciembre de 2012, cuando la toma de posesión de Enrique
Peña Nieto.
Llegaron juntos temprano
ese día. Buscaban estar seguros de los gases que lanzaban los policías
federales. Se instalaron al otro extremo de los muros de contención cuando un
proyectil salió de entre las vallas destrozándole el cráneo Kuykendall.
El «Tío» filmó el lugar de donde salió el proyectil y recogió dos
artefactos o balas de gomas que son pruebas de que la policía federal estaba
usando ese tipo de armas para reprimir a los manifestantes.
Como pudieron, pidieron
auxilio y levantaron a Kuy, lo llevaron a la Cruz Roja. Allí el «Tío» le exige al gobierno federal que
se haga cargo de la atención médica y levanta una queja ante la Comisión
Nacional de Derechos Humanos acusando a la Policía Federal.
Teodulfo estaba citado a
declarar como testigo, para que entregara las pruebas documentales, entre el 22
y 27 de marzo del 2013 pero nunca se presentó. Los amigos y la familia se
empiezan a inquietar y lo buscaron sin resultado alguno.
El «Tío» está desaparecido, desaparecido como muchos hoy en día, pero
con la particularidad de que, este caso se trata de la primera desaparición
política del gobierno de Peña Nieto.
Mónica trae entre sus
manos una postal que habla sobre el «Tío».
Nos quedamos de ver y llega procedente de una de las orillas de la ciudad. No
le gusta salir mucho. Parece paradójico, pero casi no conoce el centro y a
veces hasta se pierde, es muy diferente a Teodulfo, él andaba por todos lados y
se sabe la ciudad como la palma de su mano.
Nos hemos citado para
platicar sobre su hermano y me cuenta. Lo describe:
Recuerdos
Mi hermano desde chico era
como muy lindo, nosotros lo consentíamos y todos tratábamos de cuidarlo, no sé
porque pero todos tratábamos de cuidarlo.
Y él de muy chiquito
siempre te preguntaba: «¿cómo dice aquí?»,
y les decía a otro de los hermanos que ya sabía leer y le decía aquí dice esto,
pero él no sabía leer, pero a los cinco años ya quería ir a la escuela.
Hay una distancia entre él
y yo de 8 años, a mí me tocó cuidarlo, cargarlo. Ahora de grande, él me dice: «Ay pinche Mónica, me cargabas de lado y me
dejaste con los pies abiertos porque me cargabas mal» eso me lo decía en
tono de broma.
-¿Y cómo es el «Tío»
ahora?
Mi hermano es una persona
muy tranquila, alegre, pacifista, pero no dejado, tampoco le gusta echar
pleito.
Es muy trabajador, le
gusta estudiar libros. Él no alcanzó a estudiar lo que quería pero ha leído
como no tienes idea, tiene muchos libros en la casa.
Nosotros en casa le
decimos «Tiodo».
A «Tiodo» le gusta mucho caminar, caminar, conoce toda la ciudad.
Caminaba distancias muy grandes. Conoce la ciudad calle por calle. Si queríamos
saber alguna dirección esperábamos a «Tiodo».
Si teníamos alguna duda y queríamos saber algo, lo esperábamos porque nosotros
le decimos que es el inteligente de la familia porque sabe de todo.
Le gusta el rock. Asistía
desde chavillo a los conciertos, muchísimo, y tiene varios discos de Rata Blanca y de otros grupos.
Le gusta mucho viajar, va
a Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, que son los lugares que más le gustan.
A nosotros nos dice: «A mí me gusta
viajar, ustedes no viajan porque no pueden o no quieren» y se votaba de la
risa.
Nunca estaba fijo en
ningún lado, y siempre muy activo. Llegaba a casa cada tercer o cuarto día de
la semana, pero siempre decía dónde estaba aunque tampoco yo no sabía con
claridad en qué andaba.
Sabía que estaba en el
proyecto de agricultura urbana en Xochimilco, porque llevaba tomate, lechuga y
sobretodo setas.
Sabía también que estaba
en la casa de migrantes y en el teatro con el maestro Kuy, porque aquí en la
casa se puso a hacer máscaras con vendas y periódico.
Cuando él llegaba, era
siempre en la noche y nos veíamos para cenar. Si «Tiodo» llegaba a las once de la noche, pues a esa hora cenábamos.
A «Tiodo» le gustan las chalupas,
estas que se hacen con masa, pero aquí las hacíamos con tortillas. A él lo ves
delgado, pero hambre tiene mucha y cuando él llegaba había que hacer más.
-¿Les hablaba sobre la
situación del país?
Siempre veía las noticias
cuando estábamos cenando, y decía: «es
que sí se pueden hacer las cosas de otro modo».
Hablaba de que podía haber
un país más justo donde hubiera menos injusticias pero yo no le ponía mucho
interés hasta que lo desaparecieron. Él respetaba si no nos interesaba de lo
que hablaba. Se iba a las marchas y nos decía estuvo bien o mal, pero yo no le
ponía atención, ni idea tenía de lo que nos hablaba.
1 de diciembre. 2012
Juan Francisco Kuykendall
y el «Tío» se vieron temprano el 1 de
diciembre. Se fueron juntos. Habían platicado con sus demás compañeros pero
había un ambiente tenso, peligroso. Y ellos se fueron solos. El «Tío» traía su cámara que siempre
cargaba para documentar y es con la misma cámara que grabó cómo el proyectil
sale de entre las vallas de la policía federal que resguardaba San Lázaro y de
repente ve cómo cae Kuy. Hasta allí deja de grabar para atender a su amigo. Lo
llevan a la Cruz Roja, ahí mientras atienden a Kuy, lo entrevistan los medios
oficiales y no oficiales, y le exige al gobierno que se haga cargo de una
atención médica y levanta una queja ante la Comisión Nacional de Derechos
Humanos. Se queda a hacer guardia acompañando a la familia de Kuy, sigue en los
proyectos de agricultura, en lo del teatro sin dejar de estar al pendiente de
su amigo.
Pasan los días,
el «Tío» sigue en sus cosas, vuelve a la rutina, sigue en sus proyectos, llega
a la casa cada tres días en la noche, a
la hora que llega cenamos. Y ya luego se iba a su cuarto.
22 marzo
El día 21 de marzo del
2013, llegó en la noche. Cenamos y estuvo viendo un rato las noticias, como no
venía mi hermana se fue a su cuarto. No platicamos mucho.
Al día siguiente 22, tuvo
una reunión a medio día, cerca de Portales, en casa de Eva y la familia de Kuy
para ver cómo va evolucionando.
Terminando la reunión
acompaña a una compañera a su casa que está cerca de Portales y de allí, se
supone que se va a periférico para tomar un carro que lo debe de dejar acá
cerca de nuestra casa.
El 21 le habla Fernanda,
hija de Kuy porque tiene que presentarse a declarar y entregar el material en
la PGR, como testigo presencial. Le dan 5 días hábiles para presentarse pero a
partir del 23, ya nadie sabe nada, nadie lo ve. Rumores van y vienen pero no
hay nada claro.
La denuncia
Nosotros denunciamos la
desaparición hasta el 12 de abril, porque fue en semana santa y pensábamos que
había salido y que ya se reportaría como otras veces.
Los amigos y compañeros se
comunicaron con nosotros, preocupados y entonces los compañeros empezaron a
buscarlo y empiezan a alarmarse. Le llaman y no hay comunicación y eso es raro
porque siempre respondía a las llamadas de inmediato.
Pasa la siguiente semana y
mi papá habla a Locatel y nos contactamos con los compañeros para informar que
mi papá fue a CAPEA (Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes) a
levantar la denuncia.
En mayo los compañeros se
comunican con un reportero de La Jornada para denunciarlo como una desaparición
forzada.
Imprimo la nota y voy a
CAPEA y los funcionarios me dan a entender que fueron los federales y nos dicen
que no es competencia, y nos mandan a la Subprocuraduría de Derechos Humanos de
la PGR.
Pero primero vamos a la
Comisión de Nacional Derechos Humanos, nos hacen un escrito y lo llevamos a la
PGR, nos levantan la denuncia, y lo hacen también como extraviado y ausente, porque para ellos no hay indicios ni
elementos que indique que ésta sea desaparición forzada. Entonces hasta ahorita
no hay una línea de investigación clara. Para ellos es un extraviado.
Como al año, por medio del
Movimiento por la Paz, nos integraron en una mesa de seguimiento en la calle de
López, para darle seguimiento.
-¿Y a estas alturas sigue
como persona extraviada y ausente?
Para el licenciado Juan
José Maldonado, responsable del Ministerio Público de la PGR que da seguimiento
al caso, no encuentran suficientes elementos que lo ubiquen como desaparición
forzada, a pesar que los compañeros han aportado todos los elementos que lo
señalan, claramente, para ellos es un ausente.
La desaparición de Teodulfo fue
como un despertar violento
A partir de la
desaparición de mi hermano, fue como un despertar violento. Antes yo sabía que
andaba en algún lado y lo iba yo a ver. Yo pensaba que si una persona se
extraviaba lo reportaban y ya luego aparecía, pero no, luego me doy cuenta de
la pesadilla de país que estamos viviendo. Ahora, no sé nada y no sé cómo esté
mi hermano.
Tú vas a los talleres que
te invitan los amigos y de lo que se habla es de puros desaparecidos, puras
cosas feas. Y es cuando me doy cuenta de todos los problemas que hay en el
país. Yo ahora oigo muchas cosas y veo todas las desgraciadeces que les hacen a
los muchachos. Oigo que les cortaron brazos, que les pegan, que los matan con
tanto odio como si fuera una venganza.
Es otro mundo: en el lado
de nuestros gobernantes, ellos ordenan desaparecer a los de Ayotzinapa, a los
de Aguas Blancas y llegan al límite de desollar como lo que lo hicieron en
Iguala a Julio Cesar Mondragón. Eso ya, si uso la palabra monstruosidad, eso
les queda corto.
Yo andaba en mis cosas, no
sabía nada, nada de lo que pasaba en el país. A raíz de lo desaparición de «Tiodo», me doy cuenta de lo que pasa en
el país y fue como un despertar violento. Nosotros pensábamos que iba a pasear,
pero después de la desaparición, sabemos que andaba en esto del activismo.
Luego supimos que estaba
en el rancho, allá en Oaxaca, pero también que estuvo apoyando a la APPO en el
2006. Y acá, apoyando el campamento del Molino de las Flores en la lucha por la
libertad de los compañeros de Atenco. Que también es de la Sexta Declaración de
la Selva Lacandona y que iba a las comunidades zapatistas.
Yo sabía que era injusto
que hubiéramos pobres y ricos. Nunca había ido a una marcha, solo las veía en
la tele. Pero no iba, porque estaba aterrorizada, porque pensaba que me iba a
pasar algo luego luego. Y ahora voy a las marchas con la manta de mi hermano. Y
ahora voy por la valentía de mi hermano, pero yo más antes, ni por aquí pensaba
ir a una marcha.
Cada mes hay reuniones en
la PGR, en una mesa de trabajo y se ven caso por caso. Ahora no hay director de
la Unidad Especializada en Personas Desaparecidas, hay sólo un interino, pero
las autoridades no nos han entregado ningún avance, no hay avance.
Cuando supe que existía
esta unidad especializada, me dije pues aquí si me lo van a encontrar, pero
estaba equivocadísima no hay ningún avance.
Allí en las oficinas de la
PGR nos han dicho, bajita la mano, nos dan a entender que puede estar muerto y
yo le digo, si yo vengo a buscarlo vivo, no vengo a buscarlo muerto. Él estaba
bien ¿por qué me lo van a dar por muerto? Y lo queremos vivo, y junto con todos
los desaparecidos del país, junto con el papá de Nadine, junto a los 43
normalistas y a todos los más de 30 mil desaparecidos.
Mi hermano andaba aquí por
conciencia, porque quería un México justo para todos y porque le importa mucho
la situación del campo y la ciudad. Él andaba por conciencia y me queda seguir
su ejemplo. Vamos a seguir en la búsqueda. Lo único que nos queda a nosotros
los familiares es buscarlos hasta encontrarlos y los queremos vivos.
Teodulfo Torres Soriano, en 2011, en un acto solidario con el Municipio Autónomo de San Juan Copala. Solidario siempre con las luchas de abajo y de izquierda. |
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