Aquellos que
me castigan por expresar mis opiniones tienen la misma estrechez mental que los
que torturaron a Copérnico y a Galileo
Librado Rivera
Prisión de Leavenworth,
Kansas.
1921
A lo largo de más de dos
décadas los magonistas fueron sañudamente perseguidos por los gobiernos de México
y Estados Unidos por las ideas libertarias que difundían a través del periódico
Regeneración y que llevaban a la
práctica luchando por una verdadera revolución. Testimonio de esto es esta
carta, escrita por Librado Rivera en la prisión de Leavenworth, Kansas, en
1921, un año antes de que en esa misma prisión fuera asesinado Ricardo Flores
Magón.
..."Estaba yo
empeñado en la lucha por la liberación del por tanto tiempo sufriente y
esclavizado peón mexicano, durante la administración del tirano Porfirio Díaz,
cuando fui arrestado y enviado a la penitenciaría de San Luis Potosí, en enero
24 de 1902, junto con Camilo Arriaga y el extinto Juan Sarabia, acusado de
atacar a los funcionarios públicos durante el ejercicio de sus funciones... La
próxima vez que se me arrestó fui enviado a la cárcel de la ciudad, en México,
en 1903.
En mayo de 1905 me vine directamente de la ciudad de México a
Saint-Louis, Missouri. En dicha ciudad encontré a un grupo de jóvenes mexicanos
dedicados a publicar Regeneración. En uno de los primeros meses de 1906, las
oficinas de Regeneración fueron invadidas y saqueadas por los representantes
del gobierno de los Estados Unidos, y algunos de mis compañeros, como Ricardo
Flores Magón, Enrique Flores Magón y Juan Sarabia fueron arrestados por
instancias de un instrumento de Porfirio Díaz.
El 1º de octubre de 1906 fui arrestado sin orden alguna de
arresto y enviado a las Oficinas de Inmigración de Saint-Louis...La acusación
presentada por dicho gobierno se basaba en los falsos hechos de que durante una
huelga de trabajadores en Cananea, Sonora, México, en julio de 1906, yo fui el
líder, fomenté motines, cometí asesinato, robo, incendio, etc...
En agosto 23 de 1907, fui arrestado en Los Ángeles, Cal.,
junto con Ricardo Flores Magón y Antonio I. Villarreal, que ahora es un alto
funcionario del gobierno mexicano... En esa ocasión no hubo orden de arresto;
solamente garrotes y revólveres listos para disparar. El ruido que metimos y la
multitud que se aglomeró desconcertaron a Furlong y éste no pudo hacer otra
cosa más que llevarnos a la cárcel de la ciudad, después de habernos apaleado
igual que a perros...
En agosto de 1910, después de haber cumplido nuestra sentencia
de dieciocho meses en Arizona, regresamos a Los Ángeles. Ahí fue reanudada la
publicación de Regeneración. Nuestras viejas ideas de libertad y emancipación a
favor de los explotados y esclavizados peones mexicanos fueron expuestas
nuevamente también.
En junio de 1911 fui arrestado otra vez junto con Ricardo
Flores Magón, Enrique Flores Magón y Anselmo L. Figueroa. La acusación que
entonces se hizo contra nosotros fue similar a la anterior: violación de las
leyes de neutralidad de Estados Unidos... poco después de que fuimos
sentenciados a sufrir veintitrés meses de prisión en la penitenciaría de la
isla McNeil.
Tuvimos que cumplir toda nuestra sentencia de veintitrés meses
en la isla McNeil, después de lo cual, en enero de 1914 regresamos a Los Ángeles
para reanudar una vez más la publicación de Regeneración, el periódico de las
oprimidas y sufridas masas.
En marzo 21 de 1918 fui arrestado junto con Ricardo Flores
Magón, editor de Regeneración. Las autoridades americanas escogieron nuestro
manifiesto a los trabajadores de todo el mundo, sin distinción de razas o
credos
No se pueden expresar
otros ideales más razonables y elevados de amor a la humanidad, a la justicia
para todos. Sin embargo, ese manifiesto sirvió de instrumento para detener la
honrada propaganda de nuestras opiniones, encaminadas al establecimiento de un
mundo feliz para todos los habitantes de esta Tierra.
Este propósito plausible, que toda persona de corazón bien
puesto debe aprobar con altas muestras de cordial simpatía, fue reprobado por
el jurado en un momento de ceguera y ofuscación, ocasionada por la guerra. Y yo
fui sentenciado en 1918 a sufrir una prisión de quince años y a pagar una multa
de cinco mil dólares, Y Ricardo Flores Magón a veinte años de prisión y a pagar
también multa de cinco mil dólares.
Mi propósito al decir la verdad acerca de la serie de
persecuciones que he sufrido desde que estaba en México, es el de demostrar la
similitud de ellas al ser enderezadas en contra de mi firme y honrada actitud a
favor de las masas oprimidas y explotadas. En esta obra tremenda de resolver
los presentes problemas sociales para bien de todos, no soy el único dotado con
un corazón sensible ansiando un cambio en el presente caos en que vivimos, sino
que hay también miles y miles de otras personas altruistas y empeñosas,
entregadas a la lucha por el establecimiento de una sociedad mejor que la
presente, que se funda en la explotación y en la falsedad.
Y a causa de la propaganda de esos ideales justos fui
perseguido en México durante el salvaje régimen de Porfirio Díaz, como también
lo he sido aquí, en este país, que en una época fue el refugio de los soñadores
perseguidos en otros países. Por la misma razón estoy ahora aquí: por propagar
esos justos ideales de emancipación; propaganda intentada no solamente para el
pueblo mexicano, sino también para los oprimidos de todas las razas, puesto que
considero que el bienestar y la felicidad de los mexicanos no puede lograrse si
el resto del mundo está esclavizado.
La expresión libre de opiniones independientes y honradas, ha
sido siempre objeto de persecuciones por todos los tiranos de todos los
tiempos. Pero tales persecuciones han acabado por ocasionar el derrocamiento de
dichas tiranías. Ellas causaron la caída de Luis XVI de Francia, de Porfirio
Díaz de México y el derrocamiento del último Zar de Rusia. Hay un límite en la
sumisión de los pueblos esclavizados, al cual las tiranías no pueden resistir.
Durante toda esta lucha por la justicia a favor de los
oprimidos, he llegado a esta conclusión: el gobierno, todo gobierno, cualquiera
que sea su forma, está siempre al lado del fuerte y es la maldición del débil;
y la de que el gobierno no ha sido creado para proteger las vidas e intereses
de los pobres.
Los ricos constituyen una muy pequeña minoría, mientras que la
gran masa de pobres forma el 99 % de los habitantes de la Tierra. Esta es la
razón por la cual yo estoy en contra de este sistema de desigualdad e
injusticia, y que busque una nueva sociedad que tenga en sí libertad, amor y
justicia para todos. Como mi conciencia está perfectamente tranquila sobre lo
que he hecho, he decidido seguir la misma conducta hasta que exhale el último
suspiro.
Así pues, si el castigo en esta prisión me es aplicado con el
propósito de convencerme de que he obrado mal, no puedo hallar en él argumento
sólido alguno que pueda efectuar un cambio en mi firme convicción de que yo
estoy en el lado de la verdad y la justicia, y aquellos que me castigan por
expresar mis opiniones, tienen la misma estrechez mental que los que torturaron
a Copérnico y a Galileo por expresar sus opiniones contrarias a las enseñanzas
de la Biblia y a la creencia general de que el mundo era plano y de que el sol
daba vueltas alrededor del mundo..."
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