Flor Goche
Desinformémonos
03 diciembre 2015
A mediados de noviembre de 2015, Aurelio Nuño Mayer, titular
de la Secretaría de Educación Pública (SEP), anunció que para febrero de 2016
se hará pública una nueva estrategia para el “fortalecimiento” de las 449 escuelas normales del país. Detalló
que se trata de un “plan de
modernización” que, entre otras, busca evitar que estas escuelas “puedan estar al margen de la ley”.
La advertencia del
funcionario alude a uno de los propósitos de la Reforma Educativa de febrero de
2013, esbozado, posteriormente, en el artículo 22 transitorio de Ley General
del Servicio Profesional Docente: “La
Secretaría [SEP] formulará un plan
integral para iniciar a la brevedad los trabajos formales, a nivel nacional, de
diagnóstico, rediseño y fortalecimiento para el Sistema de Normales Públicas a
efecto de asegurar la calidad en la educación que imparta y la competencia
académica de sus egresados, así como su congruencia con las necesidades del
sistema educativo nacional”.
¿De qué trata el plan
integral para las normales públicas anunciado? Diversos documentos emitidos con
posterioridad delimitan con mayor claridad lo que se avecina.
El Programa Sectorial de
Educación 2013-2018, expedido en diciembre de 2013, establece las siguientes
líneas de acción respecto de las escuelas normales:
.- formular el Plan
Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento para el Sistema de Normales
Públicas;
.- asegurar la calidad de
la educación que imparten las normales y la competencia académica de sus
egresados; y
.- fortalecer los
mecanismos para seleccionar a los mejores aspirantes a ingresar a la formación
inicial de docentes.
Por su parte, el Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en las Directrices para mejorar
la formación inicial de los docentes de educación básica, publicación que data
de septiembre de 2015, precisa que aunque las acciones específicas de la actual
administración para las escuelas normales están en proceso de definición,
algunas de las principales recomendaciones en la materia son:
.- consolidarlas como
instituciones de educación superior mediante una mayor comunicación,
intercambio, cooperación y movilidad académica con otras instituciones no
normalistas de educación superior;
.-mejorar los criterios de
selección para ingresar a ellas, así como el perfil de egreso, el cual deberá
ser congruente con el Servicio Profesional Docente;
.- y consolidar sus
plantas académicas a través de un nuevo sistema de ingreso, permanencia y
promoción.
Respecto de la última de
estas acciones, el INEE es más específico en su documento Los docentes en México, informe 2015, en el que concluye: “Las instituciones normales y del sistema
UPN [Universidad Pedagógica Nacional] no
sólo requieren del fortalecimiento de las condiciones laborales de su planta
académica, sino que se verían beneficiadas si ésta fuese incluida en el
Servicio Profesional Docente, para que pueda participar en los procesos de
inducción, de evaluación del desempeño y de asesoría técnica a las escuelas”.
En junio pasado, la
Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación
(DGESPE) habilitó un blog electrónico para dar a conocer los aspectos generales
del Plan Integral de Diagnóstico, Rediseño y Fortalecimiento para el Sistema de
Normales Públicas.
En lo que compete a la
oferta educativa, éste señala que las escuelas normales de país impartirán dos
licenciaturas (en Educación y Docencia y en Educación Inclusiva), y 10
maestrías (Lenguaje y Comunicación, Físico-Matemáticas, Ciencias Naturales,
Ciencias Sociales, Valores y Desarrollo Humano, Tecnologías para el Aprendizaje
y el Acceso al Conocimiento, Educación Física y Deportiva, Educación Artística
y Apreciación Cultural, Lengua Extranjera, Educación Especial y Administración
Educativa).
El gobierno mexicano prevé
que el modelo educativo aquí delineado comience a operar a nivel nacional en
agosto de 2016.
Temas que alarman a
estudiantes y profesores de Normales de Michoacán
Jorge Cázares Torres, docente en la Escuela Normal Rural Vasco
de Quiroga, de Tiripetío, Michoacán, comenta que desde mediados de octubre los
profesores de las ocho Normales de la entidad se reúnen para conocer y analizar
el plan gubernamental, del que hasta ahora no han sido notificados oficialmente.
Especifica que a la fecha
han celebrado cuatro reuniones en las que también participan los estudiantes
normalistas. En éstas se conformaron equipos de trabajo, mismos que han
detectado los principales puntos de riesgo del proyecto oficial, y empezado a
elaborar propuestas alternativas de reforma en apego a la tradición normalista,
herencia de la Revolución Mexicana.
Uno de los puntos de
especial preocupación recae en la oferta educativa que sólo contempla dos
licenciaturas: Educación y Docencia y Educación Inclusiva ¿Qué pasara con las
demás carreras que ahora se imparten como educación preescolar, primaria,
física, especial o telesecundaria?, se preguntan.
Cázares Torres refiere que
el colectivo intuye que, en la idea de homologar la educación inicial, la
pretensión es desaparecer las licenciaturas existentes para suplirlas por las
dos referidas, política que implicaría, asimismo, el riesgo de que sean
cerradas muchas de las escuelas Normales que hoy existen.
Otro tema que los alarma
es el de la intentona de que las Normales del país formen docentes de acuerdo
con los perfiles y criterios de idoneidad impuestos por el INEE. Esto se
advierte cuando en los documentos oficiales se habla de mejorar el perfil de
egreso en congruencia con el Servicio Profesional Docente, o de asegurar la
calidad de la educación que se imparte en estas escuelas y la competencia
académica de sus egresados.
Por otro lado está el
asunto del establecimiento de convenios de comunicación, intercambio,
cooperación y movilidad académica con otras instituciones no normalistas de
educación superior para compartir la formación inicial de docentes, al que
consideran “un paso intermedio hacia la
desaparición definitiva del normalismo”.
Y es que, como se precisa
en Los docentes en México, informe 2015,
a la pretensión de que las Universidades apoyen la formación inicial de los
docentes a través de una mayor articulación con las escuelas Normales, se suman
los postulados del Servicio Profesional Docente que reconocen la posibilidad de
contratar como profesores a los egresados de otras licenciaturas.
Un punto más de
preocupación se desprende del planteamiento de consolidar la planta académica
de las escuelas Normales a través de un sistema de ingreso, permanencia y
promoción que, desde la lógica oficial, no es otro que el del Servicio
Profesional Docente. En el plano laboral esto significa, de acuerdo con el
análisis de los profesores y normalistas michoacanos, someter a los profesores
de estas instituciones a los perfiles de idoneidad del Servicio Profesional
Docente, a través de evaluaciones periódicas por parte del INEE.
Este tema se vincula con
el diseño y desarrollo de estrategias para el relevo generacional de la planta
académica de las normales del país mediante procesos de retiro voluntario, que
es otra de las directrices planteadas por el INEE. Tal disposición, refiere
Cázares Torres, va encaminada a “deshacerse
de los maestros que aún conservan la tradición normalista” para,
sustituirlos por una planta docente acrítica y tecnócrata, dispuesta a aplicar
de manera instrumental el programa oficial.
“El Plan oficial pretende sepultar el normalismo”
Reducir la oferta educativa de las Normales a dos
licenciaturas; redefinir el perfil de sus egresados según los criterios de
idoneidad del Servicio Profesional Docente; compartir la formación inicial de
los futuros maestros con otras instituciones educación superior; someter a los
docentes de las Normales a las evaluaciones del INEE; y alentar, mediante el
retiro voluntario, el relevo generacional de sus profesores, son en suma los
temas que preocupan a profesores y alumnos michoacanos.
Cázares Torres refiere que
del análisis de los documentos oficiales, que en el discurso aluden al rediseño
y fortalecimiento del Sistema de Normales Públicas, los profesores y
estudiantes michoacanos organizados detectan más bien la pretensión de
desparecer estas escuelas: “Acabar con el
último reducto del proceso revolucionario del siglo pasado que se fincó con los
criterios axiológicos de la justicia social y la soberanía nacional”.
A decir del profesor de la
Normal de Tiripetío, el plan de modernización de las Normales del país
concuerda con la amplia estrategia del Estado mexicano de exterminio de estas
escuelas por vías diversas. A través de la inanición, la represión directa (tal
como ocurrió en la Normal rural de Ayotzinapa, Guerrero, con la desaparición
forzada del 43 de sus estudiantes y el asesinato de otros tres), los recortes
presupuestales, las campañas mediáticas de estigmatización de sus comunidades,
el cierre de estas instituciones educativas y/o de sus sistemas de internado, o
el simple hecho de hacerlas menos atractivas para sus aspirantes.
En este contexto, precisa,
el golpe mayor es para las normales rurales, instituciones que políticamente
son las que más incomodan a los gobernantes por el tipo de formación que
procuran. Cabe destacar que los alumnos de las 16 normales rurales que aún
existen en territorio mexicano están agrupados en la Federación de Estudiantes
Campesinos Socialistas de México (FECSM), la organización estudiantil más
longeva del país.
“Nos quieren desaparecer porque ven un gasto excesivo en
nosotros y porque nuestras escuelas son cuna de conciencia social”, comentan, en entrevista,
integrantes del Comité Estudiantil de la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga,
de Tiripetío, Michoacán.
Una muchacha que forma
parte de la Organización de Normales Oficiales del Estado de Michoacán (ONOEM),
agrega que la instrucción que reciben en las escuelas Normales los forma como
seres humanos críticos, analíticos y pensantes, que es justamente lo que el
gobierno no quiere.
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