OPERACIÓN MISIÓN CUMPLIDA (II) imágenes y datos difusos y contradictorios que alimentan especulaciones
Diferentes vestuarios en un mismo escenario para montar una trama increíble |
Carlos Fazio
México
La Haine
02/02/2016
Gracias a una corte de grandes medios y periodistas corruptos,
a 24 días de la segunda recaptura de Joaquín Guzmán Loera la campaña de
intoxicación (des)informativa no cesa. Alimentado con contradictorias versiones
oficiales, declaraciones de fuentes anónimas, montajes televisivos y
filtraciones parciales y selectivas de presuntos chats y carne podrida –término usado en la prensa para nombrar
aquella información que se da con fines espurios−, la dosificación del guion
gubernamental dirigido a trabajar con fines diversionistas sobre la siquis
colectiva incluyó, las tres últimas semanas, la morbosa persecución sexista de
Estado contra la actriz Kate del Castillo y la legisladora sinaloense Lucero
Sánchez, y la producción de un endeble cortometraje sobre la cacería de El Chapo, elaborado por la Agencia de
Investigación Criminal a cargo de Tomás Cerón, el mismo de la verdad histórica
sobre el caso Iguala.
En nuestra entrega
anterior (http://lahaine.org/eW5g) señalábamos
que en las grandes operaciones de intoxicación se suele sembrar y diseminar
imágenes y datos difusos y contradictorios que alimentan las especulaciones y
los fantasmas de la prensa basura que contribuye a la puesta en escena de la
trama; lo que en la jerga de las operaciones sicológicas se llama dejar escapar
la información. Junto con la noticia como espectáculo, el caso Guzmán exhibe el
colaboracionismo de periodistas, comentaristas y medios con los servicios de
inteligencia, y su supeditación a montajes mediáticos gestionados por el
Estado, como parte de una red criminal que impone y administra la verdad sobre
el narcotráfico según coyunturas políticas cambiantes.
Para la mayoría pasó
desapercibido cómo, en menos de 48 horas (además en un fin de semana, ya que la
detención de Guzmán fue un viernes), un periodista de Televisa pudo videograbar
y escribir una pieza sobre la reaprehensión de Guzmán con base en testimonios
de marinos involucrados en la Operación
Cisne Negro, videos de sus cámaras GoPro, información de inteligencia del
Cisen que fue estratégica para la captura y la indagatoria de la PGR, y
transmitirla en Primero noticias y publicarla en El Universal el mismo lunes 11
bajo el nada inocente título: “En la casa
del Chapo, 4 DVDs de La reina del sur” (Carlos Loret de Mola, 11/1/16).
Como demostró en La Jornada el cineasta Carlos Mendoza, de la confrontación de
los videos difundidos por la Marina y Loret queda claro que fueron alteradas la
cronología y la escena del crimen, con la siembra de evidencias (entre otras
los DVDs de la serie La reina del sur),
que marcaban una línea para la posterior incriminación y defenestración
mediática de Kate del Castillo.
A su vez, uno de los
aspectos más ilustrativos del texto de Sean Penn para Rolling Stone es cuando narra que al ir a ver a Guzmán Loera,
conducidos por un hijo del capo (Alfredo), se toparon con un retén militar, y
con sólo ver el rostro del joven, avergonzados, los soldados los dejaron pasar.
Según el experto Jorge Fernández Menéndez, el retén los dejó seguir “porque los venían siguiendo desde que
salieron de Los Ángeles (…) El
objetivo no era impedir que se reunieran con El Chapo, sino permitirles que lo
hicieran (…) para que llevaran a la
‘inteligencia mexicana’ (sic) al
refugio del criminal más buscado del mundo”. Su aseveración contrasta con
la del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, quien rechazó tajante la
versión del actor y activista Penn que exhibió la corrupción del Ejército. ¿A
quién creerle: a Penn, a Osorio o a Fernández?
Para los afanes
patrioteros del régimen y sus papagayos mediáticos, no cayó muy bien la versión
difundida en el portal Sofrep, de veteranos militares de las fuerzas especiales
del Pentágono, en el sentido de que la captura de Guzmán fue un golpe de
suerte. Según el editor del portal, Jack Murphy, el rastreo para detener a Orso
Iván Gastélum, jefe de seguridad de Guzmán, pudo haber sido efectuado por uno o
dos individuos sentados en un centro táctico de operaciones de los marshals en EEUU. Con un agregado: en el
terreno estuvo una unidad antiterrorista de élite del ejército estadounidense,
la Fuerza Delta, que habría fungido como asesora táctica, pero no participó
directamente en el operativo.
Otras piezas como las
presuntas conversaciones entre la artista, El
Chapo y su abogado para concretar un encuentro, difundidas por Milenio el
11 de enero, pueden ser también un montaje divulgado para generar un efecto similar
al de la famosa computadora del ex comandante de las FARC, Raúl Reyes,
asesinado por el ejército colombiano en un campamento de paz en Ecuador, en
2008.
Por otra parte, la
teatralidad, el circo mediático y la oportunidad de la recaptura o entrega pactada
de Guzmán Loera podría tener que ver con una acción de distracción frente a los
problemas reales de México, verbigracia la bancarrota económica del país,
agravada por la devaluación del peso frente al dólar y la caída del precio del
petróleo a su peor nivel desde 2003. Aunque tal vez se trató de ocultar otras
cosas. Por ejemplo, el editorial del New York Times del 4 de enero presionaba a
Enrique Peña Nieto para que aceptara que el Grupo Interdisciplinario de
Expertos Independientes conversara con los soldados del 27 batallón del
Ejército en Iguala vinculados a la detención-desaparición de los 43 estudiantes
de Ayotzinapa, a lo que se ha negado el secretario de la Defensa, general Salvador
Cienfuegos.
Cabe reiterar que Joaquín
Guzmán es, simplemente, uno de los gerentes operativos necesarios, pero
prescindibles y desechables, de la economía criminal, elevado a mito para
encubrir la identidad de todos los políticos, militares, banqueros y
empresarios legales cuyos negocios forman parte de las cadenas productivas
ligadas a las actividades ilegales y tienen dinero invertido en ellas. Con las
contradicciones propias del capital: mientras ciertos grupos de poder y del
aparato de seguridad del Estado promovían su captura, otros lo ayudaban en sus
fugas.
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