Javier Hernández Alpízar
Zapateando
Publicado el 24 / febrero
/ 2016
Los zapatistas se explican bien por sí mismos, sin necesidad
de glosas o hermenéuticas que multipliquen innecesariamente las palabras. Solamente
quiero aquí llamar la atención hacia una característica de sus dos más
recientes comunicados, especialmente el que habla de las comunidades no zapatistas.
Los zapatistas tienen un
lenguaje claro, cortante, duro incluso contra los de arriba y contra quienes se
empeñan en seguirlos en cada iniciativa de supuesta salvación nacional que proponen. Pero no dejan de tener un lenguaje
conciliatorio y una actitud pacífica y de cooperación con comunidades que por
seguir a los partidos y sus dádivas en el pasado han asumido posturas contrainsurgentes. Les comparten su
palabra sincera y directa: la cosa va a
empeorar, para resistir, organícense. Y los atienden en sus centros de
salud autónomos zapatistas. Todo lo contrario de la actitud “sectaria” en que los han querido
etiquetar quienes han llevado al poder a los Mendiguchía, los Sabines, los
Aguirre Rivero, los Abarca, los Ebrard, los Mancera y ya se aprestan a recibir
a priistas arrepentidos para engrosar
las huestes de su líder de siempre.
Por decir la verdad, al
menos su verdad, los zapatistas han recibido calumnias, traiciones y los
traidores que han apoyado desde sus curules y gobiernos de “izquierda” a la contrainsurgencia, encabezada por el PRI y el PAN,
no se hacen autocrítica alguna, pero pretenden etiquetar y excluir a los
zapatistas. Se merecen las palabras duras con las que los zapatistas los
exhiben como bribones, y se merecen que les den las espaldas los indígenas que
han sido antes sus apoyos y a cambio han recibido miserias y despojos.
Es una clara lección del estilo zapatista: un
lenguaje duro, polémico, para los de arriba, pero uno más de compañeros y de
conciliación y una actitud fraterna con los de abajo…
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