Centro de Medios Libres
18 octubre, 2015
El
docudrama “La noche de Iguala”, una mentira injuriosa contra la memoria de
Julio César Mondragón
Le exigimos al señor
Menéndez que deje de mentir
Los familiares y amigos de Julio César Mondragón Fontes,
asesinado el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, manifestamos nuestro
rechazo y repudio al panfleto fílmico llamado “La noche de Iguala”, de Jorge Fernández Menéndez. Es una versión
totalmente sesgada de los hechos, llena omisiones, afirmaciones sin sustento
alguno y mentiras abiertas y descaradas.
Luego de un año de la
tragedia, nadie cree la versión del gobierno sobre lo sucedido, ni dentro ni
fuera de México. Organismos internacionales de derechos humanos y la sociedad
civil del mundo entero saben que lo que dice el gobierno es una mentira histórica y que éste tiene
responsabilidad en lo sucedido por acción y por omisión. Todos los elementos de
la versión de la PGR (la hoguera en el basurero de Cocula) se han venido abajo.
En cambio, se ha comprobado el conocimiento, participación, y coordinación (a
través del C4) de fuerzas locales y federales en el ataque a los normalistas.
También ha quedado claro que han ocultado información, especialmente lo
referente al quinto camión.
Tal es la desesperación
del gobierno peñista por imponer su mentira
histórica que han decidido echar a andar todo su aparato propagandístico
como pocas veces para enlodar la memoria de los caídos, culparlos de su propia
muerte o desaparición y para exculpar al gobierno federal y las fuerzas
armadas. Como en todo buen régimen dictatorial, el gobierno peñista recurre al cine
para confundir a la gente.
Aunque el señor
Fernández Menéndez diga que no se apega a la versión de la PGR, sigue el guion
oficial, sobre todo en los siguientes puntos:
1.
Insiste en que se trató de un problema puramente local, que el ataque a los
normalistas solamente lo realizaron sicarios y policías locales. Decenas de
testimonios de testigos y sobrevivientes y las investigaciones serias y
profesionales del GIEI han demostrado la participación de la policía estatal y
federal y que el ejército estaba al tanto de lo sucedido y en lugar de brindar
seguridad a los ciudadanos, como es su deber, se dedicó a intimidar a los
normalistas que se refugiaron en un hospital privado y a impedir que uno de
ellos, gravemente herido, recibiera atención médica. El gobierno federal, por
acción y omisión, también es responsable y el señor Fernández Menéndez trata de
ocultarlo.
2.
Insiste en que algunos de los normalistas y el director de la normal eran
miembros de alguna banda del crimen organizado y, con ello, intenta culparlos
de su propia muerte y desaparición, con ello intenta instalar en la gente la
idea de que “la debían”, “se lo merecían”, “se lo buscaron”. Este es el modo de actuar del gobierno, en lugar
de procurar justicia, difunde la idea de que la gente que es ejecutada o
desaparecida andaba metida en algo oscuro y lo mejor es no escarbar en el
asunto. Esa idea que este panfleto fílmico promueve es la mejor garantía de la
impunidad.
Aparte de criminalizar y
culpar de su propia muerte o desaparición a los normalistas, al afirmar que
algunos pertenecían a algún cartel, “La
noche de Iguala” pretende dividir a los normalistas y a las familias de las
víctimas, sembrar entre ellos la desconfianza para que se culpen unos a otros
de lo sucedido y dejen de señalar al verdadero responsable, el narco Estado.
Particularmente dice,
sin citar ninguna fuente ni prueba, que la banda de “Los Rojos” se había infiltrado en la normal, que Julio César
Mondragón era uno de sus jefes y que por ello le dieron muerte de manera tan
atroz. Acepta que ninguna autoridad ha confirmado esa versión, pero él siembra
la duda y le da vida a esos infundios. Julio César era originario de la región
de Tecomatlán, Estado México y no llevaba más de tres meses en Guerrero cuando
sucedió la tragedia. Anteriormente solamente había estado en Tixtla para cursar
el propedéutico de ingreso a la normal. Por tanto es imposible que fuera
miembro y mucho menos jefe de uno de los cárteles de la droga que se disputa el
territorio de Guerrero.
El mercenario de la
pluma que es Fernández Menéndez no se detiene a pensar que Julio tenía esposa y
una hija aún lactante, que con afirmaciones taimadas como esa las pone en
riesgo y ofende la memoria de un padre. Utiliza sin ninguna autorización
fotografías de Julio con Marisa Mendoza, su viuda, pero nunca la buscó, nunca
se entrevistó con las víctimas ni recogió su testimonio.
Le exigimos al señor
Menéndez que deje de mentir, que tenga el mínimo respeto por Julio y deje de
manchar su memoria. Julio César era un joven padre trabajador, estudioso y
deportista, de ello pueden dar testimonio decenas de personas.
Ante la justificada
indignación de la sociedad que ha sido solidaria con nuestra causa y las
críticas de periodistas y cineastas serios, el señor Fernández Menéndez quiere
hacerse la víctima, ahora dice que su documental es “censurado”. Mayor cinismo no es posible. Quienes han censurado
sistemáticamente las voces de las víctimas son periodistas a sueldo como él,
los grandes medios de comunicación y sus dueños y el gobierno. ¿Con qué poder
los humildes familiares de las víctimas podríamos censurar un documental que
cuenta con la promoción de varias cadenas de cines, periódicos y radios en todo
el país?
El señor Fernández
Menéndez se queja de censura y en su panfleto no les dio ni un minuto de
espacio a los familiares de los 43 y de los caídos, ni a los sobrevivientes, ni
a los defensores de derechos humanos que los acompañan y asisten. Dice que el
rechazo que su documental ha provocado se debe a que éste presenta una “verdad incómoda”. De ninguna manera es
así. El rechazo, indignación y rabia que despiertan su documental se debe a que
es una mentira injuriosa.
Sabemos que los
responsables de la tragedia seguirán difundiendo mentiras con todos los medios
a su disposición pero tenemos la confianza en que el pueblo ya no les cree, que
ha abierto los ojos, que no se puede tapar el sol con un dedo y que pronto saldrá
a la luz toda la verdad.
En suma, sobre “La noche de Iguala” Marisa Mendoza,
viuda de Julio, señala que:
“los estudiantes no pertenecen a ningún grupo delictivo y
Julio César Mondragón no era, ni fue el líder de Los Rojos como se menciona ahí
y la duda que ahí sembraron la descarto totalmente, porque si así fuera él no
se hubiese incorporado a la normal y hubiese utilizado los recursos para
estudiar en otra escuela. Él siempre fue una persona humilde, sincera y que
luchaba por sus ideales”.
“Con lo que les comparto quiero que quede claro que Julio
fue un padre que por dos meses no pudo disfrutar de su hija, debido a que él se
encontraba en la normal como alumno de nuevo ingreso y eso ocasionó que se
alejara de su familia e incorporarse a la normal para lograr ser un maestro
rural, y no un líder de algún grupo criminal”.
“Por otra parte, me da
una profunda tristeza que den por hecho la muerte de los 43 estudiantes,
forzando a que aceptemos la ‘verdad histórica’ y que desistamos de buscarlos
con vida”.
¡Vivos se los
llevaron, vivos los queremos!
¡Verdad, justicia y
memoria para los caídos!
Familiares de Julio César Mondragón Fontes
Colectivo El Rostro
de Julio
18 de octubre de 2015
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