Brigada de Apoyo y Propaganda en
Xochicuautla
Agencia SubVersiones
Publicado el 22/09/2015
Los días 11, 12 y 13 de septiembre del 2015, trece artistas de Oaxaca,
Chiapas, Cd. Juárez, Toluca, Estado de México, Puebla y D.F., se reunieron en
la comunidad indígena ñätho-otomí de San Francisco Xochicuautla, en el
municipio de Lerma, Estado de México, donde está latente la imposición de la
autopista Toluca-Naucalpan y el decreto presidencial emitido el pasado 9 de
julio por Enrique Peña Nieto, para la expropiación de 37.9386 hectáreas de
tierras de «agostadero» de uso común
de la comunidad.
La Brigada de
Apoyo y Propaganda (BAP) es una iniciativa que convoca a artistas de distintas
geografías para solidarizarse con su arte popular a través del mural, el
esténcil, el graffiti y otras expresiones gráficas, con las causas del pueblo
que se organiza en contra de las injusticias que desde distintos órdenes de
gobierno se pretenden imponer a poblaciones enteras. Quienes asistieron no son
ajenos a estos procesos sociales, la mayoría participa, individual o
colectivamente y aportan desde su quehacer artístico a las causas populares.
Colaboración/22
septiembre, 2015
Texto y fotografías de
José Luis Santillán
Agencia Autónoma de Comunicación SubVersiones
Así, esta primera jornada de la BAP se dio cita en la
comunidad indígena ñätho-otomí desde el día 11 de septiembre; se visitó el
Campamento de la Paz y la Digna Resistencia que hasta el día de hoy ha logrado
frenar la inversión multimillonaria para la construcción de la autopista
mencionada, realizada actualmente por la constructora Teya, una empresa
subsidiaria del Grupo HIGA (la misma que ha participado en el escándalo de la
Casa Blanca, la casa en Malinalco de Luis Videgaray, secretario de Hacienda, el
fallido tren México-Querétaro y el acueducto Monterrey VI).
Los días 12 y 13 de septiembre del 2015, fue destinada una de las bardas
de la escuela primaria Anselmo Camacho, única primaria de la comunidad, donde
en un principio se celebraron varias asambleas del movimiento, el cual ha
mantenido una larga resistencia de 8 años agrupada junto a otras comunidades
indígenas del Frente de Pueblos en Defensa de la Madre Tierra. Este lugar
resultó un espacio idóneo para plasmar los trabajos gráficos y que sean las futuras
generaciones quienes puedan contagiarse de los mensajes de defensa de la Madre
Tierra, creados por ISK de Toluca, Dyg’nojoch de Chiapas, Mestizo del D.F., Los
hijos del maíz de Xochicuautla, Chauiztle de Puebla, Bicho de Toluca, Kabeza
del D.F., Castañeda Graff de Toluca, AEME de Oaxaca, Dr. Sustancia del D.F. y
del colectivo México Lucha, Mambo de C.d. Juárez y del colectivo Colectivo
Resiste, Lelo de Oaxaca y Gran OM del D.F.
La convocatoria se
realizó por redes sociales. Algunos de los artistas no se conocían, pero fue la
misma causa la que los convocó, la que ahora fortaleció lazos entre ellos y con
el pueblo de Xochicuautla. Algunos llevan 4 años pintando, otros más de diez,
la calle ha sido su principal lienzo y la policía su principal juez; a algunos
la división graffiti de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal
(SSPDF), creada en 2003 por recomendación del ex alcalde de Nueva York, Rudolph
Giuiliani, les ha tratado como mano de obra sin valor, otros han sufrido
represiones más severas. Pero su compromiso con las cusas más nobles del
pueblo, los mantiene firmes en su convicción de ir más allá de mostrar sus
inquietudes personales y convertirlas en un reclamo popular.
La resistencia indígena y el arte
popular
México está como siempre,
desorganizado y dado al diablo, sólo le queda la inmensa belleza de la tierra y
de los indios.
Frida Kalho.
En la comunidad indígena de San Francisco Xochicuautla y su
barrio La Concepción, junto con la organización comunitaria en defensa de sus
tierras y territorio, una de las expresiones que ha acompañado esta lucha son
las imágenes que se han pintado en cientos de bardas de la población, donde el
maíz, la milpa, los animales, el cielo, rostros de pobladores, mesclados con
frases e iconos de la rebeldía popular se convierten ante la mirada del
transeúnte en un grito colectivo, compartido con otros pueblos indígenas del
país. Así, las paredes –el espacio público– se retoma para hermanarse con el
respeto y la dignidad de cientos de miles de desparecidos, de pueblos en
rebeldía, de opositores a los mega proyectos, de esclavos-proletarios, de
mujeres asesinadas nomás por ser mujeres, de jóvenes desaparecidos, torturados,
encarcelados, de tantos y tantos dolores, que le duelen a la patria mexicana.
Desde el imaginario rebelde
de la iconografía del taller de gráfica popular de José Guadalupe Posada,
Manuel Manilla, Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins y Luis Arenal Bastar, el
muralismo de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco, hasta
la propaganda revolucionaria de 1968, los 70 y 80, la gran variedad de comités
y ahora colectivos de artistas gráficos del barrio, del pueblo, los
graffiteros, estencileros o como refiere Cristina Híjar González: «Los productores artísticos poli y
multifuncionales que en su labor no sólo integran o incursionan en diferentes
géneros artísticos sino que lo mismo diseñan un cartel o un pegote, pintan un
mural, imparten un taller y son promotores culturales carentes, en su gran
mayoría, de patrocinios o financiamientos estatales o privados, comprometidos
plenamente con un arte público, categoría que hoy enfrenta desafíos distintos a
los del muralismo histórico».
Desde el imaginario rebelde
de la iconografía del taller de gráfica popular de José Guadalupe Posada,
Manuel Manilla, Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins y Luis Arenal Bastar, el
muralismo de David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco, hasta
la propaganda revolucionaria de 1968, los 70 y 80, la gran variedad de comités
y ahora colectivos de artistas gráficos del barrio, del pueblo, los
graffiteros, estencileros o como refiere Cristina Híjar González: «Los productores artísticos poli y
multifuncionales que en su labor no sólo integran o incursionan en diferentes
géneros artísticos sino que lo mismo diseñan un cartel o un pegote, pintan un
mural, imparten un taller y son promotores culturales carentes, en su gran
mayoría, de patrocinios o financiamientos estatales o privados, comprometidos
plenamente con un arte público, categoría que hoy enfrenta desafíos distintos a
los del muralismo histórico».
La BAP, asume su momento
histórico y se compromete, se suma a un esfuerzo ya encaminado de «otros» que ya han pintado estas calles,
este pueblo que lucha y que está en resistencia. No son los únicos ni los primeros,
pero mantienen ese valor incalculable de la solidaridad sin condiciones, entre
las pláticas se recuerdan viejas batallas como las de Atenco, Oaxaca, la Otra
Campaña o la lucha por la libertad de los presos políticos. Aspira a
convertirse en un referente para que más artistas se sumen al llamado y su
trabajo político-cultural sea pieza a encajar durante las largas jornadas de
rebeldía que se continuaran viviendo en este México desgarrado por la
necropolítica.
Tal y como lo expresan
los zapatistas en su comunicado del 31 de diciembre del 2014 y 1 de Enero del
2015. «No hay una respuesta sola. No hay
un manual. No hay un dogma. No hay un credo. Hay muchas respuestas, muchos
modos, muchas formas. Y cada quien va viendo sus resultados y va aprendiendo de
su propia lucha y de otras luchas. Mientras los de arriba se enriquecen con
paga, los de abajo se enriquecen con experiencias de lucha».
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