Por Andalucía Knoll
11 agosto, 2015
Agencia SubVersiones
«Este
proyecto de muerte [la autopista Toluca-Naucalpan] amenaza con destruir el sagrado bosque
otomí-mexica, pulmón y reserva de agua para los valles de Toluca y México»,
declaró la comunidad indígena otomí de San Francisco Xochicuautla en el Estado
de México. En resistencia ante esta autopista, miembros de la comunidad junto
con ciclistas, activistas, familiares y estudiantes de Ayotzinapa, participaron
en una rodada desde la Ciudad de México hasta San Francisco Xochicuautla. Un
grupo de 40 ciclistas, acompañadxs por vehículos de apoyo que brindaron
seguridad partieron desde la escultura de Tláloc ubicada frente al Museo de
Antropología e Historia a las 9:30 de la mañana del pasado sábado 8 de agosto.
Esta
rodada fue una de las múltiples acciones en contra del decreto presidencial que
expropia 37.9386 hectáreas del territorio otomí. La comunidad denuncia esta
expropiación como una violación a sus derechos humanos e indígenas, debido a
que no fueron consultados sobre el proyecto: es un requisito marcado por el Convenio
169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). También denunciaron «la represión, la manipulación de asambleas
comunales y leyes agrarias, el hostigamiento, la invasión y destrucción ilegal
del bosque por parte de la empresa».
La
caravana de ciclistas fue recibida fraternalmente por la comunidad de
Xochicuatla, que regaló comida, fruta y aguas frescas. Familiares de los 43
normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y comuneros de Xochicuautla
compartieron algunas palabras y enseguida hubo un acto cultural con una
ceremonia tradicional y música de Batallones Femeninos, entre otros grupos.
También inauguraron dos murales, pintados por varios miembros de la comunidad.
Uno de los murales lo dedicaron al fotógrafo Rubén Espinosa, quien había sacado
fotos de una marcha en solidaridad con Xochicuautla pocos días antes de que
fuera asesinado en la Ciudad de México.
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