Los colores de la
primavera, nuestros colores de lucha
Publicado el 28/04/2015
Agencia SubVersiones
El
barrio de Santo Domingo siempre ha sido solidario, desde que la ocupación que
lo precede tiene lugar hasta ahora, las calles y las casas han sido parte de la
lucha social de esta ciudad y de este México tan golpeado. De aquí han salido caravanas,
delegaciones de apoyo, varias decenas de colectivos y organizaciones han
encontrado en este barrio la posibilidad de reunirse, de confabular para
construir ese otro mundo que tanto nos hace falta, ese otro país que
necesitamos con urgencia. Las historias de vida que dan identidad a la que es
una de las ocupaciones de tierras más grandes de América latina, son historias
de lucha, de justicia, de dignidad. Hoy, con más de 30,000 desaparecidos y con
43 estudiantes normalistas reclamados por sus familias, Santo Domingo mantiene
las puertas abiertas para que madres y padres de los estudiantes nos compartan
su palabra y su fortaleza.
Afortunadamente no es sólo esta colonia, también hay otros barrios vecinos
que componen la Comunidad Pedregales por Ayotzinapa, un esfuerzo organizativo
que lucha junto con las familias de los 43 desaparecidos que también realiza
trabajo de base informativo y de discusión, así como de denuncia de las
diversas problemáticas que acontecen día con día en esta zona de la ciudad. El
pasado 24 de abril recibieron por tercera ocasión a una comisión de los
familiares de los normalistas para construir un diálogo con los habitantes e
inaugurar 3 de los ya 25 murales pintados en estas calles; dos se
presentarían este día y el 25 de abril sería el turno para el tercero.
En la víspera de los 7 meses de búsqueda
El que se trate no sólo de un intercambio de
experiencias e ideas, sino también de la inauguración de una serie de
murales –que colectivos y habitantes de la colonia han pintado para expresar su
solidaridad con la lucha de los familiares de los normalistas– hace de este
encuentro algo entre compañeros y compañeras. A cada evento corresponde una
serie de murales y estos se convierten en un marco que simboliza la lucha por
la justicia y la presentación con vida de todos y todas las desparecidas. Una
de las maneras en las que estas calles han encontrado para luchar es adornarse
con muestras de la realidad de este país, por lo que cada muro pintado, en
donde se expresa la rabia al saber de tantos desaparecidos, se equipara con un
puño en alto o con una persona en una manifestación. No se trata sólo de
pintura sobre la pared, se trata de la conciencia de un barrio expresada
abiertamente.
Integrantes de la Comunidad Pedregales por
Ayotzinapa nos reciben y dan la bienvenida, se aseguran de que todo esté
conforme a lo planeado y de que el primer acto se lleve a cabo. Cae la tarde y
don Epifanio habla acerca del contexto de Guerrero en estos días. Comenta que
hay mucha confusión y muchos procesos acontecen en el estado, advierte que hay
intereses importantes en juego y que algunos quieren sacar provecho de esta
crisis para beneficiarse, por lo que –afirma– «nosotros no queremos
involucrarnos en las peleas o conflictos que las organizaciones tienen en
diversas zonas de Guerrero». Se refiere sobre todo al reciente enfrentamiento
entre la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) y una
escisión, el Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo de Guerrero
(FUSDEG), en el que el número reportado de muertos reales no coincide con el
que se dio oficialmente.
Aclara el padre de familia que en medio de tanto
caos ellos quieren dejar claro que «no
han recibido dinero y no lo harán ya que se trata de dinero sucio, manchado de
sangre». Al término del primer acto de inauguración, don Epifanio agradeció
la invitación y las palabras de aliento de los asistentes y de igual manera,
quienes estaban ahí le recordaron –también a Ricardo, el normalista– que no
estaban solos y que seguirían buscando caminos para continuar la lucha hasta
encontrar a los normalistas desaparecidos.
De falsos rumores y de la historia plasmada en
los muros
En el segundo acto de presentación de murales, fue doña Fili –una de las
mujeres más conocidas y respetadas de este barrio, por su lucha y por su
ejemplo de vida– quien ofreció las primeras palabras y subrayó que: «Continuaremos en esta lucha con ustedes,
sus hijos son también nuestros hijos». Cada vez se juntaban más personas
aunque sin perder este ambiente familiar de platica barrial, entre amigos y
vecinos, doña Fili continuó con sus reflexiones: «No vamos a voltear a ver a la clase política corrupta y millonaria.
Vamos a voltear a ver a nuestros hermanos, porque los normalistas caminan la
misma calle que nosotros y su lucha es nuestra lucha».
Han pasado dos semanas desde que un rumor cobró
importancia y logró conjuntar a miles de personas en las calles: se decía que
un robo sistemático de niños y niñas ocurría y que la finalidad era el tráfico
de órganos. Luego se expandieron otros rumores que ponían en cuestión la
veracidad de esta información y se le atribuía al Movimiento de Regeneración
Nacional (MORENA) –encabezado por Andrés Manuel López Obrador– el origen de
estos dichos sobre el negocio ilegal que presuntamente sucedía.
Teniendo como escenario el conversatorio con el
padre y el normalista, la Comunidad Pedregales por Ayotzinapa aclaró que los
rumores del robo de infantes eran falsos y que no había registros ni
documentación que acreditara tal acontecimiento; se puntualizó, en voz de un
vecino, que en efecto, estos rumores habían salido de los partidos políticos y
de empresarios que pretendían ocasionar pánico y de esta manera justificar la
entrada de cuerpos policiacos como la Gendarmería, lo cual tendría como
consecuencia, el control de estas colonias y su posterior apertura para
proyectos urbanísticos gentrificadores como lo son Ciudad del Futuro y la Ciudad de la Salud, entre otros.
Con este intercambio de experiencias de lucha y la
denuncia de las problemáticas sociales quedó claro que la lucha por la
presentación con vida de los 43 normalistas encuentra ecos y solidaridades,
teje redes y alianzas para fortalecer cada paso, para generar conciencia en
quienes no la tenían y para evidenciar que los pueblos de México sólo reciben
represión y muerte, miseria y marginación, olvido y discriminación.
Finalmente
se llevó a cabo la inauguración del mural, tal vez llamado «De la indignación a la organización», y el acto concluyó con las
siguientes palabras de Rodrigo, uno de los organizadores del evento: «A lo largo de la historia de México, muchas
de las paredes hablan y gritan –como dicen–, eso hemos visto en los Aguascalientes de antes y Caracoles de ahora,
donde hay muchos murales de muchos compañeros y compañeras que a lo largo de la
historia han estado ahí solidarizándose y creyendo que es importante acompañar
y denunciar y estar presentes en las luchas. Entonces, así como en Chiapas, en
Ayotzinapa, en varias partes de Guerrero y de Oaxaca y aquí en Santo Domingo
que tienen una larga historia de lucha y de rebeldía, pues nosotros queremos
recordar la historia de la rebeldía y la lucha de nuestras abuelas y nuestros
abuelos, la gente que formó esta colonia con sus manos, sin partidos políticos
y sin pedirle nada a nadie, la gente que construyó el barrio sin necesidad de
pedirle permiso a nadie. Y es a esa historia a la que estamos pidiéndole
permiso para seguir luchando, acompañando solidariamente a nuestros hermanos de
Ayotzinapa todo el tiempo que haga falta, hasta donde ustedes digan y vamos a
estar aquí presentes, expresando nuestra solidaridad y nuestro clamor de
justicia. Muchas gracias».
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