Agencia SubVersiones
24 enero, 2015
Por Xilonen Pérez y Heriberto Paredes
Santo Domingo se mantiene solidario con Ayotzinapa
Publicado el 24/01/2015
Durante esta tercera
movilización –dos anteriores la han precedido– las voces de las familias de los
normalistas mantienen su papel central. En la víspera de que se cumplan cuatro
meses desde los acontecimientos del 26 y 27 de septiembre de 2014, madres,
padres, hermanas y hermanos, tías, tíos, compañeros de la Normal de Ayotzinapa
y de otras Normales siguen movilizándose y exigiendo la presencia de los
estudiantes con vida. Pero no sólo, esta lucha ha cobrado dimensiones
nacionales. Ver:
Los barrios que dan vida y forma a los
pedregales de Coyoacán se han mantenido organizados, en mayor o menor grado, a
lo largo de varias décadas. Esta zona localizada en el sur de la Ciudad de
México cuenta actualmente con servicios básicos –no de manera generalizada
todavía– y con una moderada conexión a través de transportes públicos, todo
fruto de la lucha que se ha librado desde que se realizó la ocupación de estas
tierras.
El
pasado 23 de enero, 2015, la Comunidad Pedregales por Ayotzinapa y la Brigada
Somos Semilla convocaron a una tercera movilización que marchó desde dos
puntos: la Iglesia del Cristo en Santo Domingo y de la entrada del parque
Huayamilpas, ubicado en la colonia Ajusco, para converger en un mitin realizado
en la Iglesia de la Resurrección.
Para esta jornada solidaria con la lucha por la
presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos,
avanzaron cientos de avecindados mientras se sumaban a las consignas expresadas
por las familias que encabezaban ambas marchas.
Varias de las personas que tomaron la palabra entre las
calles de las colonias señalaron: «Si
estamos aquí reunidos es porque queremos cambiar el país en el que vivimos,
porque estamos cansados de esta realidad».
La iglesia católica comprometida y las comunidades eclesiales
de base que tienen trabajo y presencia en esta zona de la ciudad, han sido
piedra angular de la organización barrial que desde el comienzo de la ocupación
luchó por los servicios básicos, por las viviendas y por un proyecto de vida.
El trabajo conjunto entre la iglesia y los habitantes de las colonias, en esta
ocasión, es lo que ha hecho posible la solidaridad con esta lucha que encabezan
las familias de los estudiantes normalistas. Así como ha sucedido con los lazos
solidarios con otras luchas a nivel nacional. De esta manera, los pedregales de
Coyoacán son sinónimo de fuerza, de compañerismo, de convicción.
Durante esta tercera movilización (se han realizado otras dos anteriormente) las
voces de las familias de los normalistas mantienen su papel central.
A tres días de que se cumplan cuatro meses desde los acontecimientos
del 26 y 27 de septiembre de 2014, madres, padres, hermanas y hermanos, tías,
tíos, compañeros de la Normal de Ayotzinapa y de otras Normales, siguen
movilizándose y exigiendo la presencia de los estudiantes con vida. Pero no
sólo eso, esta lucha ha cobrado dimensiones nacionales.
En el acto central, al terminar las marchas que
recorrieron las calles de estas colonias, mujeres y hombres que son familiares
de los estudiantes dirigieron sus palabras no sólo a los colonos sino a todo el
país. —Tal parece que ser pobre es un
pecado y que querer seguir adelante es un crimen —sentencia doña Joaquina
García, madre de Martín Getsemany Sánchez García. Y es que a casi cuatro meses
de la desaparición forzada de los los normalistas, comienza a surgir una serie
de convocatorias y declaraciones que pretenden criminalizar esta lucha y
deslegitimar el que las familias y los estudiantes de Ayotzinapa mantengan la
demanda central: «Vivos se los llevaron,
vivos los queremos».
El funesto cardenal, Onésimo Cepeda, declaró hace unos
días, con el desparpajo de quien no está interesado sino en su poder y su
fortuna, que «si ya
desaparecieron [a los 43], ya desaparecieron». De esta manera
se puede resumir la actitud que el Estado mexicano y sus instituciones,
empresarios, clérigos (no quienes trabajan con la gente, como el
Padre Chema, quien dio la bienvenida a las familias), mantienen para tratar de
neutralizar las protestas.
Pero madres y padres saben muy bien quienes son los
responsables de esta y todas las desapariciones forzadas en el país, por eso su
señalamiento es claro: «Fue el Estado.
Fue el ejército». Además de señalar a Enrique Peña Nieto, presidente de la
República, y a Jesús Murillo Karam, procurador general, como responsables
directos, también se hicieron las precisiones con respecto al ejército: en
primer lugar se subrayó la culpabilidad del general de división Salvador
Cienfuegos, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional. Y en segunda
instancia, al coronel Juan Antonio Aranda, responsable del cuartel del 27
batallón de infantería –con sede en Iguala– quien no atendió a los
estudiantes en el momento de los ataques y mismo que es acusado de esconder a
los estudiantes desaparecidos así como de estar coludido con el crimen
organizado.
María Inés Abraján, tía de Adán Abraján, señaló que ella
estuvo el día en que la movilización social trató de ingresar al cuartel del 27
batallón, comentó también que vio cómo el ejército se negó a cumplir su
obligación de transparencia –que el carácter de funcionarios públicos les
otorga– y sacó primero a la policía militar antes que dejar pasar a las
familias a las instalaciones militares. Ellos comenzaron la agresión contra
personas indefensas.
A casi cuatro meses de aquellos hechos, la lucha no
sólo se ha centrado en las movilizaciones y al día de hoy en el estado de
Guerrero, ya se cuenta con por lo menos 15 municipios controlados de manera
popular y ciudadana; entre ellos, al menos 5 han desarrollado ya estructuras de
gobierno fuera de partidos políticos y de la lógica electoral que aún amenaza
con enrarecer el ambiente local y nacional. Como parte de esta politización y
toma de conciencia por parte de las familias de los normalistas, el mensaje es
muy claro: no a partidos políticos, no a la clase política criminal y corrupta
y no al Estado, el proceso de construcción de alternativas organizativas y de
gobierno no dará vuelta a atrás.
Este 26 de
enero de 2015 tendrán lugar nuevamente varias movilizaciones en
la capital mexicana y se pretende con ello continuar con la lucha en las calles
de este país. Existen diversas convocatorias para movilizarse a lo largo del
día para que por la tarde se cierre con una manifestación central que partirá
del Ángel de la Independencia a
las 16:00 hrs y culminará en el zócalo capitalino en un mitin a
través del cual se transmitirán diversos mensajes.
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