Pedro Echeverría V.
(15/I/15)
1. Este mismo
día que se publica el gran triunfo de Carlos Slim por ser inmensamente rico, el
gobierno de México anuncia que se ha agotado la búsqueda –incluso fue obligado
a autorizar la apertura de cuarteles militares- de los 43 estudiantes
normalistas desaparecidos. Por un lado el sistema capitalista garantiza larga y
feliz vida para los millonarios y, por otro lado, ofrece entierro para los
pobres jóvenes que no supieron adaptarse en este mundo de los más fuertes. Es
la constante del sistema de opresión y desigualdades extremas: premia a unos
cuantos ambiciosos de riquezas personales y castiga con miseria y sufrimientos
a la inmensa mayoría de la población. ¿Ello obliga a pensar que estos males no
pueden durar más tiempo?
2. Carlos Slim
según la revista Forbes, uno de los hombres más ricos del mundo, duplicó su
participación accionaria en The New York Times Company de 8 a 16.8 por ciento,
informó la compañía. Slim adquirió 15.9 millones de las acciones comunes clase
A de The New York Times Company, con lo que llevó su tenencia total a 27.8
millones de acciones, convirtiéndose así en el mayor accionista individual,
informó la firma en un comunicado. Emilio Azcárraga y Salinas Pliego –también
multimillonarios de la revista Forbes- mantienen aún el monopolio televisivo y
el control de las conciencias de los mexicanos. Son tan poderosos esos
personajes y tan rodeados de guardaespaldas, guaruras y policías, que nunca han
sufrido la enorme inseguridad en México.
3. Estos personajes y otros más (Larrea, Bailleres, Arango) por
simple orgullo personal, luchan entre sí para ser únicos amos de México. ¿Puede
alguien que no sea iluso o tonto, pensar que esas gigantescas acumulaciones de
capital, ese enorme monopolio de riquezas en unas cuantas familias, pueda beneficiar
en algo al país? Sin embargo, cuando mueran (como siempre sucede), gobierno y
empresarios harán grandes homenajes y desfiles en honor “de
los creadores de miles de empleos”. Me recuerdan preguntas de
Pérez-Reverte, el periodista y escritor español, acerca de este mundo-basura
que hace homenajes a los asesinos y abandona las grandes acciones del pueblo.
¿Cómo compaginar a los millonarios de Forbes con los 43 estudiantes
desaparecidos?
4. ¿Cuántos problemas provocados por la miseria, desempleo e
inseguridad desaparecerían en México si las empresas de los cinco mil
millonarios que dominan pagaran sus impuestos de acuerdo a sus ingresos y
riquezas? Sin embargo, dado que los gobernantes ocupan sus cargos por obra y
gracia de esos mismos magnates del capital, éstos les exigen el cumplimiento de
sus acuerdos. ¿Cuántas inversiones millonarias de la gran burguesía mexicana se
celebran en negocios de España, América Latina, en EEUU, por el hecho de que en
esos lugares tienen asegurado mayores ganancias? ¿Cuántas necesidades tiene el
país de inversiones en salud, educación, alimentación?
5.
¿Por qué se quejan tanto los gobiernos por la falta de inversiones en México
para crear empleos y trabajo productivo pudiendo obtener a “toneladas” de capitales en México? Y no necesitan expropiarlos;
basta con que entreguen vía impuestos la mitad de sus gigantescos ingresos. Lo
que no debe olvidarse es que también el pueblo (los trabajadores del campo y la
ciudad) es culpable de su situación de pobreza porque no ha podido superar la
funesta conciencia individualista que recibe de los medios de información para
entregarse a la lucha social. En tanto esta liberación ideológica no suceda,
será muy difícil –casi imposible- lograr nuestra liberación definitiva.
6. En el tiempo que escribía esta nota mi amigo ha acomodado o
adaptado un viejo poema japonés de un libro que leímos en la escuela
preparatoria que habla de un sabio miserable.
Cuentan que Azcárraga,
Salinas y Slim
(multimillonarios
mexicanos)
solo han dedicado sus años
en comprar negocios y conciencias sin fin
¿Para qué invertir en
salud, educación y comida
si el pueblo sólo
recibe, consume y olvida?
¡Mejor compramos
conciencias y propiedades
y así reconozcan nuestro poder y facultades!
¿Habrá gente más rica que nosotros? preguntaban
Y cuando volvieron su sorpresivo rostro
sintieron que sobre
su lomo montaban
tres jinetes de la Reserva Federal
(los Schild, Rockefeller
y Morgan)
reafirmando su riqueza y poder sin igual.
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