Por
Ka Lo
13
diciembre, 2014
Amig@S de Mumia De México
Hace 33 años, un joven africano-americano
trabajaba como periodista de radio en la ciudad de Filadelfia. Su nombre era
Mumia Abu-Jamal y le decían “la voz de
los sin voz”.
El ex Pantera Negra había
aprendido el periodismo cuando trabajaba en el periódico de su organización. De
esa experiencia, escribió: “Aprendí bien
el oficio del periodismo. Excepto por una cosa. Nunca aprendí a doblegarme ante
el poder del Estado. No escribo desde la perspectiva de los privilegiados, los
establecidos, sino desde una consciencia de la opresión y la resistencia”.
El 9 de diciembre de 1981,
Mumia fue baleado, pateado casi hasta la muerte y encarcelado por la muerte del
policía Daniel Faulkner. En ese momento, muchos de sus radioescuchas contaban
con él para tener noticias verídicas sobre lo que pasaba en los barrios negros,
informarse sobre las protestas llevadas a cabo por la organización MOVE casi
diariamente, saber cuál era el crimen más reciente de la policía contra la
gente, o escuchar sus entrevistas con figuras relevantes como Bob Marley,
Julius Irving o los presos políticos Puertorriqueños.
Al ser falsamente incriminado
y enjuiciado por el asesinato de Faulkner, el juez –un miembro vitalicio de la
Orden Fraternal de la Policía– utilizó la presencia de MOVE en el tribunal y la
historia de Mumia con el partido de los Panteras Negras para espantar al jurado
para que le dieran la pena de muerte.
Un poco después, el preso
político dijo: “No sólo quieren mi
muerte, sino mi silencio”.
Hasta ahora, sin embargo,
gracias a su propia resistencia y la del movimiento que lo apoya, sus eternos
enemigos en la FOP no tienen su muerte, tampoco su silencio.
Pero a sus 33 años de
encarcelamiento, siguen intentándolo. El 21 de octubre de este año, la
legislatura del estado de Pensilvania aprobó una nueva ley mordaza
especialmente para él pero que también afecta a otras personas.
¿Para qué sirve la mordaza?
Para la policía y sus aliados, esta ley sirve
para borrar la voz y el ejemplo de Mumia Abu-Jamal de la historia. También les
ayuda seguir con sus crímenes contra el pueblo sin que haya una voz clara que
los señale, sin que haya una voz inteligente que de un sentido de historia a
los eventos actuales, sin que haya una voz digna que no conozca la sumisión.
Bajo la nueva ley mordaza, llamada la ley de “revictimización”, si los libros de
Mumia, o sus ensayos, o el sonido de su voz sobre la radio, o sus entrevistas,
o sus mensajes, o sus apelaciones o su propia vida le causan “angustia mental” a la viuda, ella o la
fiscalía o la procuraduría pueden obtener la orden de un juez para que él
detenga la actividad “ofensiva”.
Y esta ley no sólo afecta a
Mumia Abu-Jamal, sino a ¡todos los presos y presas en el estado de Pensilvania!
Con respecto a ellos y ellas,
¿para qué sirve la mordaza? Pues, sin las voces disidentes dentro de las
prisiones, sería mucho más fácil para las autoridades mantener control, seguir
con su régimen letal de castigo, de humillación, de degradación. A la gente que
benefician del sistema carcelario, le conviene callar estas voces también.
Hasta ahora, el Estado no ha
intentado aplicar la nueva ley mordaza.
Sin embargo, Mumia, Prison Radio, otros presos y algunos grupos de derechos
humanos, han puesto una demanda contra la fiscalía y la procuraduría y llaman
al movimiento para ayudar a derogar esta ley. Mientras tanto, él sigue
escribiendo.
Este nuevo ataque contra Mumia
Abu-Jamal y otras personas encarceladas viene en medio de una represión
tremenda en México, como en el caso de Ayotzinapa, con cada vez más muertes,
desapariciones forzadas, encarcelamientos, pero también en medio de una ola de
amplia resistencia con cientos de miles de personas protestando en las calles.
En Estados Unidos, también
viene en un momento cuanto un caso de terror policiaco tras otro se conoce,
como los de Mike Brown en Ferguson y Eric Garner en NYC. Y la gente está
saliendo a la calle en una ciudad tras otra.
En este nuevo escenario de
hartazgo y rebelión, ¿para qué sirve una mordaza? Pues, para la gente de los
movimientos sociales, no sirve para nada. De hecho, la pérdida de la voz de
Mumia Abu-Jamal, con sus análisis, sus denuncias, sus mensajes de solidaridad y
liberación, sería un golpe.
Por eso, a los 33 años de
encarcelamiento, hay una semana de eventos en Filadelfia para exigir su
libertad y apoyar la lucha para poner fin a la nueva ley mordaza. También hay
acciones solidarias en otras ciudades del mundo. En la ciudad de México hicimos
un acto afuera de la embajada de Estados Unidos donde quemamos mordazas,
pintamos una manta, leímos textos de Mumia, y cantamos música jaranera y de
rap, todo amplificado con un buen bici-sonido.
También exigimos libertad para
todas y todos los presos políticos de México, Estados Unidos y el mundo y un
fin de la importación del modelo carcelario de Estados Unidos a México.
Da esperanza que en Estados
Unidos varios presos que según las autoridades, deberían haber muerto en
prisión, ahora han salido después de pasar décadas encerrados. El más reciente
es Sekou Odinga, acusado de participar en la fuga de Assata Shakur, entre otras
cosas. También han salido Eddie Conway, Sekou Touré, Herman Wallace, aunque
moribundo, y Lynne Stewart, también enferma de cáncer.
En sus recientes ensayos,
Mumia Abu-Jamal ha seguido escribiendo sobre algunos de estos presos y también
sobre algunos presos comunes que han hecho fuertes denuncias del sistema y por
eso, son especialmente vulnerables a la nueva ley mordaza, incluyendo “los 6 de Dallas”.
A pesar de todos los torpes
(pero crueles) esfuerzos del Estado, la voz de Mumia Abu-Jamal está más clara y
fuerte que nada. Están para salir dos nuevos libros suyos y sigue escribiendo y
difundiendo sus ensayos. Y como siempre, se está solidarizando con los
movimientos que cobran fuerza. Desde su celda, forma parte de estos
movimientos.
Por el bien de Mumia y toda la
gente afectada, hay que echar abajo la nueva ley de mordaza, que sólo sirve para reprimir.
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