Diego Abad de Santillán
(fragmento de libro: Ricardo Flores Magón, el apóstol de la Revolución
Mexicana, de Diego Abad de Santillán)
"Ricardo Flores Magón nació en San Antonio Eloxochitlán, distrito
de Teotitlán del Camino, Estado de Oaxaca, México, el 16 de septiembre de 1873.
Su padre, Teodoro Flores, era de raza indígena pura; su madre, Margarita Magón,
era mestiza; uno de sus abuelos procedía de Cartagena, España. La familia no
disponía de bienes económicos, pero, sin embargo Ricardo comenzó en México sus
estudios en la escuela nacional primaria número uno; luego paso a la Escuela
Nacional Preparatoria, y en 1893, a los veinte años de edad, ingresó en la
Escuela Nacional de Jurisprudencia, donde cursó tres años.
Su padre murió en 1893. En 1892 vio por primera vez, en calidad de
preso, uno de los aspectos trágicos de la dictadura de Porfirio Díaz: la
cárcel. Los estudiantes de México habían hecho una manifestación para protestar
contra la segunda reelección de Díaz y de resultas de esa manifestación,
síntoma del descontento insoportable para el tirano y la camarilla de científicos que le rodeaba, hubo
numerosos arrestos de estudiantes; el pueblo impidió por su protesta inmediata
que las gentes de Porfirio Díaz cebasen su odio en los jóvenes, y éstos
recobraron pronto la libertad. Este primer arresto decidió al joven Ricardo a
abandonar sus estudios, un poco más adelante, y a consagrarse a la lucha contra
la tiranía.
En febrero de 1893 entró a formar parte de un periódico opositor: El Demócrata, suprimido antes
de haber cumplido el tercer mes de vida; una parte de los redactores fue
arrestada. Ricardo supo burlar esta vez las pesquisas.
Porfirio Díaz no quiso creer que fuese posible en México una oposición
contra su gobierno y sembró el terror contra los opositores y los rebeldes;
como en todas las épocas de despotismo, los agentes policiales envenenaban la
vida social y sembraban la desconfianza en los hombres. Las Bastillas de San
Juan de Ulúa y de Belén fueron los símbolos vivientes de la dominación
porfirista; tras sus muros fue sofocada la voz poco grata a los oídos del
dictador, y más de un asesinato cobarde mató en germen veleidades de
independencia y de dignidad".
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