Ante el peor desastre minero de Canadá (Comunicado del Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero)
15-08-2014
Este
4 de agosto de 2014 se ha registrado uno de los desastres mineros más grandes
de la historia de Canadá cuando colapsó el dique de colas de la mina Mount
Polley, en la provincia de Columbia Británica. Esta mina es propiedad de la
empresa Imperial Metals Corp y del petrolero Murray Edwards, una de las
personas más ricas del país, quien vio desplomar las acciones de su empresa un
44 por ciento en la Bolsa de Toronto.
El colapso de la presa de jales derramó 15 millones de
metros cúbicos de aguas residuales, lodos y metales pesados, lo que equivale a
6 mil piscinas olímpicas vertidas al arroyo Hazeltine que desemboca en el lago
Quesnel.
Las autoridades canadienses prohibieron el uso de agua de
aguas superficiales y subterráneas a los pobladores locales. El impacto sobre
la producción de salmón podría ser irreversible así como otros daños
ambientales. Según el Inventario de Medio Ambiente del Consejo Canadiense de
Emisiones Contaminantes, la mina Mount Polley generó solo durante 2013, 403 mil
kg de arsénico, 38 mil kg de plomo y 600 kg de mercurio, entre otras sustancias
tóxicas. Se calcula que tan solo por compensación a los daños ambientales
podría superar varios cientos de millones de dólares. El presidente de la
empresa ha admitido públicamente que no tiene los recursos económicos
disponibles para cubrirlo.
La mina a tajo abierto de cobre, oro y plata opera desde
1997 en medio de otras 50 minas en la provincia donde ya se habían registrado
otros derrames y preveía producir durante 2014 alrededor de 47.000 onzas de
oro, 44 millones de libras de cobre y 120.000 onzas de plata.
El desastre de la mina Mount Polley casi en el mismo momento
que acontecieron otros dos lamentables episodios: el rebalse del dique de colas
de la empresa minera Santiago Apóstol, ubicada en Potosí, Bolivia, el cual
derramó cerca de 30 mil toneladas de desechos minerales a lo largo de 20 km, y
aún no se tiene certeza respecto a cuánto de ese material tóxico llegó hasta el
río Pilcomayo. El otro evento se produjo cuando empresa Buenavista del Cobre
ubicada en el mexicano estado de Sonora registrara una “falla” en la tubería de una represa denominada Tinaja, derramando
40 mil metros cúbicos de desechos de lixiviados llenos de residuos químicos que
afectan directamente las aguas de los ríos Bacanuchi y Sonora, en el norte del
país.
Cada uno de estos “accidentes”
demuestra los altísimos daños que el Modelo Extractivo Minero ocasiona.
Demuestra también el falso discurso “verde
y sustentable” de los empresarios mineros y la nula “responsabilidad social corporativa”, cuando prácticamente desde
los inicios las comunidades donde se implantan crean graves enfermedades a la
población y terribles conflictos sociales y de inseguridad. Otra conclusión que
podemos sacar de estos hechos es la deficiente regulación que ostentan tanto el
gobierno canadiense como de los gobiernos de Latinoamérica en materia minera,
quienes solapan y protegen a este tipo de megaproyectos en beneficio de las
empresas y no de sus poblaciones.
En esas condiciones ¿Qué podemos esperar de los gobiernos y
sus regulaciones? ¿Qué podemos esperar de su modelo de “desarrollo”? Y la respuesta es impunidad, corrupción y violaciones
a los derechos humanos y colectivos.
Por eso las y los integrantes del Movimiento Mesoamericano
contra el Modelo extractivo Minero–M4 manifiesta su enérgico y total rechazo a
este modelo de extracción de metales; manifestamos también nuestro repudio y
exigimos se les rinda cuentas a los dueños, funcionarios y directivos operadores
de las empresas Imperial Metals Corp, Santiago Apóstol y Buenavista del Cobre
del Grupo México por los gravísimos daños ocasionados por su negligencia y
falta de supervisión.
Denunciamos también la irresponsabilidad de los gobiernos de
Canadá, Bolivia y México por la omisión de las leyes nacionales e
internacionales en materia de los derechos humanos y colectivos,
recurrentemente violentados. En especial hacemos un enérgico señalamiento al
gobierno canadiense, quienes a través de sus embajadores y embajadoras en todo
el mundo son copartícipes de los engaños y mentiras de las empresas mineras inscritas
en Canadá, a la vez que ponderan y facilitan el enriquecimiento de las mismas y
viven plenamente el desinterés por la protección del ambiente y los derechos
humanos.
El M4 nos solidarizamos con el pueblo canadiense, boliviano
y mexicano y en especial con los pueblos indígenas, que sabemos el daño a su
territorio irremediablemente ocasiona a la vez el daño a la vida misma de su
etnicidad y cultura.
Hacemos un llamado para seguir fortaleciendo el
establecimiento de Territorios Libres del Modelo Extractivo Minero. Redoblemos
esfuerzos de los trabajos preventivos para evitar el arribo de la depredación
de las empresas mineras en nuestros territorios. Defendamos la vida frente a
estos proyectos de muerte. Detengamos este crimen de estado y este crimen
corporativo enfrentándolos con la unidad de los pueblos.
De la Patagonia hasta Canadá
¡LA MINERIA NO VA!
Movimiento Mesoamericano
contra el
Modelo Extractivo Minero (M4)
Mount Polley Mine Trailings Pond Breach
Vista
aérea de la devastación. El
colapso de la presa de jales derramó 15 millones de metros cúbicos de aguas
residuales, lodos y metales pesados, lo que equivale a 6 mil piscinas olímpicas
vertidas al arroyo Hazeltine que desemboca en el lago Quesnel
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