Transgénicos siembran nuevos caminos en México (ahora trigo y frijol, además de maíz, soja y algodón)
Artículo publicado por
la red latinoamericana de diarios Tierramérica.
Fuente: IPS
15-07-2014
El productor de frijol Manuel Alvarado
integra el mayoritario grupo de agricultores de México que considera
innecesario la introducción de variedades de la leguminosa genéticamente
modificadas, que impulsa el gobierno.
“En rendimiento no hay un estudio que
demuestre que es superior a los híbridos o las semillas regionales. La gente no
sabe todavía qué es un producto transgénico, ni los efectos que provoca, pero
algunas cosas que se conocen no son buenas”, dijo Alvarado, quien
encabeza Enlaces al Campo en la ciudad de Fresnillo, en el
norteño estado de Zacatecas.
Entre
los problemas que pudieran ocasionar estos organismos genéticamente modificados
(OGM), el también revendedor al por mayor del grano recordó a Tierramérica que “se habla que los transgénicos van a
contaminar a los criollos y los híbridos y las semillas de las primeras tienen
mayor capacidad de germinación que las transgénicas”.
El
frijol enfrenta en México un contexto de sobreproducción, precios bajos e
importaciones crecientes, en un país donde hay 300.000 productores de la
leguminosa, la mitad de ellos de pequeña escala.
Alvarado
ha recogido entre 12 y16 toneladas por hectárea de 10 variedades criollas de
frijol en una extensión de 15 hectáreas. Además, ha probado 28 híbridos de maíz
de 10 marcas comerciales y ha obtenido hasta 15 toneladas por hectárea en una
superficie de 14 hectáreas.
En
2013, en México se cultivaron 1,83 millones de hectáreas de frijol, con una
producción de 1,28 millones de toneladas y un rendimiento de 1,79 toneladas por
hectárea, según datos del independiente Observatorio de Precios.
Los
norteños estados de Zacatecas, Durango y Chihuahua son sus principales
productores.
La
plantación de OGM en México está dando un giro, para dejar de concentrarse en
el cultivo de maíz y soja, después que en 2013 varios amparos legales
congelaron su siembra. La ofensiva del gobierno mexicano y de la industria se
amplía ahora al frijol y al trigo, entre otros.
El estatal Instituto
Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias
(Inifap) presentó el 22 de abril ante el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria
(Senasica) una solicitud para el cultivo experimental de frijol (Phaseolus
vulgaris L.) transgénico en 0,12 hectáreas en el central estado de
Guanajuato.
Esa
petición se basa en la investigación “Resistencia
al Colletotrichum lindemuthianum en frijol común transgénico, expresando el gen
defensina de Arabidopsis thaliana”, financiada por el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología y la Secretaría
(ministerio) de Agricultura y cuyos resultados se publicaron en 2013
en la Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas.
Los
cinco autores, expertos del Inifap, generaron 20 plantas transgénicas de frijol a partir de
cinco líneas independientes que mostraron resistencia a dos razas del hongo
patógeno Colletotrichum lindemuthianum, causante de la antracnosis. Eso no lo
hacen las plantas sin transformación genética
Esa
plaga, junto con la roya, la mancha angular de la hoja y la pudrición de las
raíces, afectan al frijol, del cual hay unas 70 variedades en México.
Silvia
Ribeiro, directora para América Latina del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología, Concentración,
criticó como un nuevo “truco” que se
recurra a los fondos públicos para promover esas investigaciones y así
apoderarse de los cultivos que sostienen la alimentación.
“El uso de recursos públicos para
desarrollarlos aumenta la dependencia técnica, lo adecuado sería dedicar esos
fondos a apoyar la gran sabiduría que existe en el manejo campesino de frijol,
además de promover más el manejo preventivo y del agrosistema”,
planteó a Tierramérica.
El
Senasica ha recibido este año cuatro solicitudes de siembra experimental y
piloto de maíz transgénico para 10 hectáreas en los estados noroccidentales de
Sonora y Sinaloa por parte de la compañía estadounidense Pioneer. Otras cuatro
piloto para algodón provinieron de la también estadounidense Monsanto, para
85.000 hectáreas en distintos estados.
Además,
el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo presentó cinco
solicitudes de plantación experimental de trigo para media hectárea en el
estado central de Morelos, contiguo a Ciudad de México.
En
2013, el Senasica recibió 58 solicitudes de cultivo transgénico experimental,
piloto y comercial de maíz en un total de más de cinco millones de hectáreas,
que realizaron las corporaciones Monsanto, Pioneer, la suiza Syngenta y la
estadounidense Dow Agrosciences.
Adicionalmente,
se registraron 29 de siembra experimental, piloto y comercial de algodón por
más de 700.000 hectáreas de Monsanto y la alemana Bayer. Esta firma también
requirió tres permisos de plantación experimental de soja sobre 45 hectáreas en
los sudorientales estados de Campeche, Quintana Roo, Yucatán y el sureño
territorio de Chiapas.
Por su
parte, la estadounidense Forage Genetics pidió el aval para la plantación
experimental de alfalfa sobre 0,38 hectáreas en el norteño estado de Coahuila.
“Quieren desplazar el foco del debate sobre
que solo las empresas presentan solicitudes y demostrar que hay capacidad para
la investigación nacional”, señaló a Tierramérica la coordinadora del
programa Sistemas Alimentarios Sustentables del no gubernamental Grupo de Estudios Ambientales, Catherine Marielle.
En
julio del año pasado, 53 particulares y 20 organizaciones de la sociedad civil
interpusieron un amparo colectivo en contra de las solicitudes de cultivo de
maíz transgénico y en septiembre siguiente un juez federal les concedió la
suspensión cautelar de cualquier autorización para su siembra.
Las
secretarías de Agricultura y de Ambiente y las empresas afectadas presentaron
más de 70 impugnaciones al dictamen, pero el caso “tomará tiempo”, según fuentes del tribunal.
Además,
desde marzo organizaciones de apicultores y comunidades indígenas han ganado
otros dos amparos provisionales contra la cosecha comercial de soja transgénica
en Campeche y Yucatán.
En
junio de 2012, la Secretaría de Agricultura avaló a Monsanto para la plantación
comercial de soja transgénica sobre un área de 253.000 hectáreas en siete
estados mexicanos, entre ellos Campeche.
“Hemos perfeccionado paquetes tecnológicos
sobre cómo se prepara la tierra, qué semilla usar, qué fertilizantes aplicar. A
mediano plazo, buscamos migrar a fertilizantes orgánicos, todo eso lo echaría
por tierra la imposición transgénica”, resaltó el productor
Alvarado.
Actualmente,
un productor vende el kilogramo de frijol entre 30 y 45 centavos de dólar. Con
un subsidio estatal de monto similar, los cultivadores recuperan los costos de
producción.
Para
Alvarado, los cosechadores pueden competir con las importaciones
estadounidenses “si nos organizamos en
las zonas productoras y el Estado acopia, tiene línea de crédito para los
productores y se da valor agregado” a la leguminosa.
Aunque
se comercializan desde mediados de los años 90, casi toda la producción de OGM
se concentra en 10 países: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá, India,
China, Paraguay, Sudáfrica, Pakistán y Uruguay, por ese orden.
Casi
todos los cultivos transgénicos se destinan a forraje para pecuaria industrial,
pero México pretende que los cultivos de maíz al menos entren en la cadena
alimenticia humana.
El
gobierno respalda los OGM, explican funcionarios del sector, porque ayudarán a
enfrentar a mediano y largo plazo los efectos climáticos sobre la producción de
alimentos y garantizar así la seguridad alimentaria.
“México no necesita transgénicos. El país
nunca produjo tanto maíz como ahora. Además, con transgénicos no puede haber
bioseguridad, ellos traen la erosión genética”,
porque la contaminación de los cultivos convencionales es inevitable, aseguró
la especialista Ribeiro.
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