23-07-2014
PAGAR O NO
PAGAR
Por
fin se logró concretar lo de las pensiones vitalicias. Fue hace poco tiempo, y
en esos días se comentaba el tema entre los jubilados de antes del decreto, los
pensionados vitalicios y los trabajadores en resistencia.
“Estoy contento más no estoy feliz” le decía a mis
compañeros; y un jubilado que me miraba asombrado, se acercó a la “bolita” de trabajadores que
comentábamos los acontecimientos en el lobby
del 45 y delante de todos me dijo:
“¿Cómo que no estás feliz? ¡No la chingues!” Tronó
con desdén. Incluso lo sentí molesto. Entonces le aclaré:
“Mi felicidad será completa cuando logremos recuperar el
trabajo, esta lucha debe rendir frutos para todos ¿o no? Nada de que ya logré
lo mío y ahora ¡hay nos vemos! debemos seguir en la resistencia y SOBRE TODO
pagar la cuota sindical...
Mis compañeros de la “bolita”
asintieron con la cabeza, y sintiéndome con su apoyo, de plano que le suelto la
pregunta:
“Y tú… ¿pagas el 3% de cuota?”Ahora sí que le reviré.
Silencio. No contestó. Se fue haciendo “chiquito”, “chiquito”… y
se alejó.
“¡Ya la cagó!” dijo un trabajador en resistencia.
Y ahora yo fui el que pronunció: “¡No la chingues!”
Le alcancé a decir al jubilado mientras se iba rumbo a los baños que están al
lado del Auditorio Breña Alvirez.
“¡Y ahí la va seguir cagando!” dijo otro compa. Ja-Ja-Ja, se escucharon risas.
Él, con una jubilación anterior al decreto, no paga.
Viene todos los miércoles, ocupa una butaca en el Auditorio,
compra cacahuates, pepitas, avienta al suelo la basura, de vez en cuando
deposita una moneda en algún bote, aplaude, grita, ¡aquí se ve la fuerza del
SME!, canta el himno “por nuestras manos pasa la fuerzaaa…” levanta
el puño, y luego se va. Cree que ya cumplió. Pero no paga.
Un compañero de la resistencia, que lo tiene por vecino, me
comentó:
“Ese pinche viejo es un marro, piensa que como el SME ha
logrado sobrevivir sin su cuota, entonces no se necesita. Es más – me dijo
pelando unos ojotes- dice que el sindicato se va a “hinchar” con el 3% de
los pensionados vitalicios, y ahora… ¡po’s que menos va a pagar!” “¿Cómo la
ves?”
“Mal, muy mal.” Le contesté.
Él se jubiló a los 29 años, 6 meses 1 día, con el 100% de su
salario; yo en cambio, me pensiono con 23 años y un porcentaje apenas superior
al 80% de mi salario; él tuvo la oportunidad de aplicar a un puesto más alto
para poderse jubilar en las mejores condiciones salariales, y ¡qué bueno!; pero
yo en cambio, me voy con el último salario en planta; pero de… ¡hace 4 años y
medio!
Sí, así como se lee. Me voy con un salario congelado desde
el decreto de extinción. Por lo menos perdí 4% de poder de compra por año. Él
no tuvo esa pérdida de poder adquisitivo, ya que le incrementaron el porcentaje
de la inflación en cada año, de los casi 5 que llevamos resistiendo; pero a mí
no, mi salario es el mismo desde el 11 de octubre de 2009.
Y hablando de poder adquisitivo, como sabemos, el salario
del trabajador se queda fijo todo el año, pero los precios no. La inflación
cotidiana va pulverizando al salario. Ahora; por ejemplo, con aumentos
mensuales en gasolina, gas y electricidad, se provoca una espiral inflacionaria
que altera todos los precios, principalmente los de la canasta básica.
Antes, 3 veces al año, podíamos enfrentar esta situación con
lo que llamábamos “el ahorro”. Esta
prestación nos permitía capitalizarnos los meses de abril, agosto y diciembre
para fondear nuestra lucha contra la inflación y poder pagar deudas. El
jubilado antes del decreto conserva –por fortuna- esta prestación; pero los
pensionados vitalicios ya no, el ahorro se acabó. Él tiene esa ventaja
económica, yo ya no.
Él recibió el 100% de su compensación por antigüedad; yo, en
cambio, el 50%. Él recibe una catorcena y yo una quincena, y no es lo mismo.
Se pagan más días por catorcena al año, que por quincena al
año.
Su aguinaldo es conforme al Contrato Colectivo de Trabajo, y
el mío, está indefinido, lo sabré cuando lo cobre. Y aún hay más diferencias
que con el tiempo saldrán.
Por donde se le mire, ¡no hay comparación! Pero él no paga…
¡y eso que tiene muchos más recursos que los pensionados vitalicios!
¡Económicamente, es un tacaño miserable! Y ¡Sindicalmente es un ingrato!
Yo si estoy dispuesto a dar el 3%, con todo y lo precario de
mi pensión vitalicia, y… ¡con mucho gusto!
Sí, CON MUCHO GUSTO; porque si bien mi pensión, en
términos cuantitativos, es muy precaria; en términos cualitativos,
es millonaria.
El triunfo, más que económico, es político. No gané sólo un
ingreso vitalicio (que en sí mismo, es muy importante en toda lucha obrera);
sino, y sobre todo, gané que el sindicato siga vivo. EL SIN-DI-CATO, el
mismo instrumento de lucha y organización, que el neoliberalismo ha puesto en
peligro de extinción en el mundo entero; pero que en nuestro caso, sigue vivo.
Ganamos este round en la batalla de
clases, de los capitalistas contra los trabajadores; porque si fuera por ellos,
¡nada nos daban! con tal de que muriera el SME de inanición. Pero NO PUDIERON.
Les arrancamos la pensión vitalicia. A pesar del aberrante
fallo de la Suprema Corte el 30 de enero de 2013, que daba por liquidada
nuestra causa, ¡ganamos!; a pesar de los medios de comunicación, que en todo
momento vociferaban que ya no había nada por hacer, ¡ganamos!; a pesar de la
clase patronal y su perro de presa Javier Lozano, que sigue ladrando
rabiosamente a la voz de orden de su nuevo amo Peña Nieto, ¡ganamos!; contra
todos los pronósticos de traidores, esquiroles y liquidados, ¡ganamos!; para
berrinche y mohína de Jorge Sánchez, Rosendo Flores, Alejandro Muñoz y dráculas
por el estilo, ¡¡GANAMOS!! Incluso,
ante la incredulidad de familiares y amigos, que ya daban por perdida nuestra
causa, ¡ganamos!
Sí, ¡GA-NA-MOS! El triunfo es político, es de clase,
es de dignidad, de orgullo obrero. No es un triunfo de monedas. El triunfo
consiste en mirar a todos de frente, a los ojos, con orgullo, y poder
soltarles, desde la profundidad de nuestra conciencia de clase, la siguiente
frase:
“¿No que no? ¡Y AHORA VAMOS POR EL TRABAJO!”
Hay victorias que no se miden con dinero, y esta es una de
ellas.
Un compañero me platicó, lo que a su vez le dijo un recién
pensionado: “hoy le volví a dar el gasto a mi esposa tal y como se lo daba
hace 4 años y medio, y volvimos a comer fruta como en aquellos tiempos…”
¡Comieron dignidad! ¡Qué gran manjar! Desafortunadamente hay
pensionados vitalicios que sólo valoran las cosas desde el economicismo.
“Lo recibido no cumple con las expectativas generadas”,
dicen. Esto es cierto, pues se dijo hasta el cansancio que sería conforme al
Contrato Colectivo de Trabajo, y no fue así. Y todavía falta por concretarse el
tema del aguinaldo, energía eléctrica, los préstamos personales, Programa
Habitacional y el pago quincenal hasta completar el 50% de la compensación por
antigüedad. Tienen razón. No es lo que esperábamos. ¡Y lo que falta por
descubrirse! Pero no podemos limitarnos a ver sólo los centavos. Quienes así
ven las cosas, ya no quieren venir a luchar, algunos hasta piensan en cambiarse
de Banco para no pagar la cuota sindical. ¡Grave error! Eso es
justamente lo que hay que superar, la visión economicista, “centavera” del trabajador.
El SME del siglo XX, no puede ser el mismo en el siglo
XXI.
Hace
un siglo, el viejo Lenin llamaba a luchar, pero no sólo para aminorar la
explotación del trabajador, con conquistas económicas y mejoras salariales;
sino, luchar por abolir el régimen de explotación asalariada. En la polémica
contra los que sólo les importaban las conquistas económicas, él sostenía que
las huelgas y luchas obreras debían ser verdaderas escuelas de guerra, donde el
trabajador aprenda no sólo a luchar por mejorar su salario, sino luchar para
abolir la esclavitud asalariada. Esa es la misión histórica de la clase obrera,
decía. Y eso se enseña y se aprende en la escuela de la lucha obrera.
Pero el pensionado-centavero,
que por fortuna son los menos, sólo mira los pesos. No asistió a la escuela de
la lucha de clases. No puso atención o se fue de “pinta”. No mira a quién hemos estado enfrentando, ni contra quién
hemos dirigido tantas y variadas formas de lucha; no observa el tamaño del
enemigo, no mira que no querían dar nada; ni que obtuvimos lo que obtuvimos,
por modesto que sea, en contra de su decisión de no dar nada. El pensionado-centavero no se ha dado
cuenta que quieren matar, asesinar al SME, y que en esta lucha, no sólo ganamos
dinero, sino la VIDA del SME, nuestro instrumento de lucha para continuar en la
arena de la lucha de clases, por mejoras económicas, y POR MODIFICAR EL SISTEMA
DE EXPLOTACION CAPITALISTA.
El enemigo no dejará de actuar hasta lograr la extinción del
SME. Y en tanto eso, es crucial que NADIE deserte de la lucha; y es
vital que TODOS paguemos la cuota sindical. Esa es otra lección que
se obtiene en la escuela de la resistencia.
Compañero pensionado vitalicio:
Al no pagar la cuota sindical, tu bolsillo tendrá unas
monedas más, pero a cambio vas a exponer la vida del Sindicato. ¿O qué? ¿Cómo
piensas que seguiremos luchando por el regreso al trabajo? ¿Cómo le seguimos
para que no nos mate el neoliberalismo? ¿Cómo sostenemos a nuestro instrumento
de lucha por otros 100 años? Debemos seguir luchando y no sólo por dinero, sino
por cambiar el sistema económico, aunque tengan que pasar otros 100 años. ¿Sin
recursos humanos? ¿Sin recursos financieros? ¿Cómo le hacemos?
Debemos ser conscientes que estamos enfrentando, y
seguiremos enfrentando por años, la guerra de exterminio en contra de nuestro
sindicato. Que aun recuperando el trabajo, la guerra continuará por otros
medios, y será permanente y prolongada. De modo que, compañero pensionado, NO
DESANGRES AL SME EVADIENDO LA CUOTA SINDICAL, NO LO DEBILITES.
No olvides que tenemos una deuda moral con todos los que han
hecho posible la pensión vitalicia, muy en especial con los compañeros que
esperan la reinserción laboral.
NO HAY JUSTIFICACIÓN PARA NO PAGAR LA CUOTA SINDICAL.
Y
si el pensionado vitalicio debe cumplir con cotizar el 3% de cuota sindical;
más aún y con mayor razón, los que están jubilados desde antes del decreto.
TODOS ELLOS DEBEN CUMPLIR CON SU PAGO.
¿Cuál es la razón por la que se ha tolerado por años
que esos jubilados, y entre ellos varios miembros de la Comisión de Trabajo del
Grupo de Jubilados, NO PAGUEN LA CUOTA SINDICAL? ¡Sería un sinvergüenza quien
pretextara no hacerlo por razones económicas! Si los pensionados vitalicios lo
van hacer, ¿qué justifica que los otros no lo hagan? Y lo peor, ¿Por qué se
permite que haya Representantes Sindicales evasores de la cuota?
Unos, de plano no pagan nada desde que empezó la guerra de
exterminio; otros, pagan lo que se les da la gana y cuando se les da la gana,
debiendo ser el 3%; los de aquel grupo, que no pagan porque “su cuota sindical se la dan a sus hijos”;
los del otro grupo, que por que “no saben
qué se hace con el dinero”… ¡PRETEXTOS! Todos hay que pagar, y luego exigir
cuentas claras. Con esas falsas excusas no se reconstruye el SME, ni lo
preparamos para las batallas del siglo XXI.
Hay “repres” del
Grupo de Jubilados que no pagan, pero asisten a las reuniones de la Comisión de
Trabajo; ahí, donde se decide el rumbo del movimiento, ellos votan, hablan,
participan, y algunos hasta chiflan y abuchean a las pocas voces críticas que
se expresan en las Plenarias y Asambleas, pero…NO PAGAN. ¿Ese es el SME que
queremos y necesitamos?
Sería bueno que en lugar de andar persiguiendo y hostigando
a los que piensan diferente, se persiguiera y se hostigara a los evasores de la
cuota sindical, trátese de quien se trate. Y para seguir recuperando de la
historia lo que en el presenta se necesita, a continuación se reproduce el
texto de Agustín López, publicado el 14 de abril de 1916, en el periódico Rojo
y Negro, N° 4 y dice así:
“EL AGRADECIMIENTO DE
ALGUNOS SINDICALISTAS”
“Es
verdaderamente triste y vergonzoso relatar la conducta que ha seguido cierto
número de compañeros de este sindicato. No parece sino que, guiados únicamente
por sentimientos lucrativos, muy propios de mercenarios, se mezclaron en el
seno de la agrupación…
Ahora que el triunfo nos empieza a sonreír,
ahora que hemos conseguido ya algo de lo mucho que anhelamos, descubrimos que
entre el numeroso grupo de sindicalistas honrados y trabajadores, hay algunos
que, cubiertos con la careta de hipocresía, y aún gozando del bienestar
económico que les ha proporcionado la agrupación, la desconocen y quizás la
vituperen.
¿Qué más prueba de odioso servilismo?
El tesorero en carta muy atenta les interrogó a
esos que ni debemos llamar compañeros que si estaban dispuestos a pagar las
cuotas que adeudan desde que se fundó el sindicato, y no se dignaron dar
contestación alguna. Por la conducta observada se comprende que ni la educación
conocen.
El compañero cobrador les hizo una visita y con
tono de petulancia suma contestaron que no pagaban. ¡Qué descaro! Ya que apenas
se han beneficiado con un pequeño aumento de salario tratan de huir olvidando
el imprescindible deber de luchar por la colectividad y no únicamente por el
bienestar personal.
Compañeros, ha llegado la hora de extirpar a los
zánganos del sindicalismo. Ha llegado la hora de limpiar la escoria de nuestra
agrupación. Uníos a mi protesta para expulsar a los abyectos.”
(Tomado de Cuadernos de Formación Sindical 1, editado por el
SME, p.p. 170-172.)
UNÁMONOS A LA PROCLAMA
DE AGUSTÍN LÓPEZ ¡QUE TODOS PAGUEN LA CUOTA SINDICAL!
Sería
muy bueno que se diera a conocer quiénes de la Comisión de Trabajo del Grupo de
Jubilados, no pagan su cuota sindical. Sería estupendo que se supiera quiénes
sí pagan, cuánto y desde cuándo.
En la construcción del SME del siglo XXI, sería muy bueno
poner como requisito ético y moral, que para ser Representante del Grupo de
Jubilados, se exhiban los pagos con los que se demuestre estar al corriente en
la cuota sindical.
CONMEMOREMOS EL CENTENARIO EN NUESTROS PUESTOS
DE TRABAJO.
CONMEMOREMOS EL CENTENARIO CON TODOS LOS
REPRESENTANTES DE JUBILADOS PAGANDO EL 3% DE LA CUOTA SINDICAL.
POR UN CENTENARIO VIVO Y COMBATIVO.
MUERA EL MAL GOBIERNO.
VIVA POR SIEMPRE EL SINDICATO MEXICANO DE
ELECTRICISTAS.
Sumemos a nuestra historia otra victoria. No
habrá mejor gesta que contar de estos 100 años, que el haber logrado recuperar
nuestro trabajo.
2014: AÑO DEL REGRESO AL TRABAJO.
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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