Publicado el 25/01/2014
Por Heriberto Paredes
Ahí, debajo
de la tierra, no estás dormido, hermano, compañero.
Tu corazón
oye brotar la primavera que,
como tú,
soplando irán los vientos.
Ahí
enterrado cara al sol,
la nueva
tierra cubre tu semilla,
la raíz
profunda se hundirá y nacerá la flor del nuevo día.
A tus pies
heridos llegarán,
las manos del
humilde, llegarán sembrando.
Tu muerte
muchas vidas traerá,
y hacia
donde tu ibas, marcharán, cantando.
Allí donde
se oculta el criminal
tu nombre
brinda al rico muchos nombres.
El que quemó
tus alas al volar no apagará el fuego de los pobres.
Aquí hermano,
aquí sobre la tierra,
el alma se
nos llena de banderas que avanzan,
contra el
miedo, avanzan, venceremos.
Víctor
Jara
Entramos a las
instalaciones de UNÍOS (Unidad Obrera y Socialista) y nos indicaron que el
lugar de la reunión era un pequeño salón del fondo. No recuerdo muy bien con
quién iba a esa reunión, lo que sí recuerdo es que el objetivo era iniciar una
coordinación para la recepción del Delegado Zero. Había comenzado la Otra
Campaña y el recorrido nos había puesto en alerta para tratar de llevar a cabo
una buena recepción y plantear reuniones, itinerarios, lo que la efervescencia
de la presencia del Subcomandante Marcos desata.
Ahí estaba
sentado Kuy, así nos presentaron y así siempre lo llamé. No éramos muchos los
que asistimos a la convocatoria pero luego de las primeras intervenciones quedó
claro que había una necesidad de plantear discusiones que nos tenían
preocupados como personas pero también como colectividades: las relaciones de
género, el asunto de la salud y la educación en la zona metropolitana de la
ciudad, la inseguridad, la falta de trabajo y la situación de la lucha por la
vivienda.
Kuy planteó
que se debía sumar la problemática cultural a todo el entramado de asuntos a
discutir en el marco de esta nueva propuesta política. Kuy externó que una de
las necesidades para que la lucha anticapitalista cobrara fuerza era, sin duda,
la de construir una matriz cultural que se alimentara de las experiencias
sociales de lucha, de las verdaderas tradiciones que el pueblo mexicano lleva
en su devenir.
Surgieron las
diferencias, hubo debate sobre el sentido de la cultura, su abordaje de manera
específica o de manera integral en cada temática que se plantearía. No hubo
mucho consenso.
Pero si
alguien siempre se mostró dispuesto a discutir, a construir consensos, ese era
Kuy.
Sonreía
mucho, llevaba casi siempre un pañuelo cubriendo su cabeza y pantalones de
mezclilla azules. Botas negras. Su voz era gruesa y siempre pensé que se
trataba de una buena voz para radio, para los mítines que vendrían. Una voz que
serviría para alzarse y para que las convicciones que él defendía de
escucharan.
A la salida
de aquella primera reunión, y en las siguientes, caminamos rumbo al metro
mientras las pláticas continuaban. ¿Cómo y desde donde construir otra cultura?
Las distintas
actividades y trabajos nos fueron distanciando pero en los eventos organizados
por él y más compañeros, coincidíamos. En lo personal me mantuve distante
respecto al tipo de teatro que Kuy hacía, pero nunca hubo discordia o algún
tipo de confusión.
Kuy combativo
y solidario siempre, preocupado por la libertad de los compañeros presos de
Atenco, solidario con las luchas sociales que desde abajo van tejiéndose día
tras día.
Aquel 1 de
diciembre de 2012 Kuy había acudido a las protestas en contra de la imposición
de Enrique Peña Nieto como presidente de México. Desconozco la hora en la que
llegó pero sí recuerdo que nos saludamos en algún momento, en un breve lapso en
el que los gases lacrimógenos o las balas de goma no eran disparadas. Ahí estaba
Kuy, sin armas, con su voz gruesa y sonora, ejerciendo su derecho a protestar,
a disentir.
La refriega
se reanudó y a través del altavoz del magisterio, se anunció que había dos
heridos por algún tipo de artefacto disparado por la policía. Luego sabríamos
que se trataba de Uriel y de Kuy, pero en aquel momento la confusión era total,
incluso se llegó a anunciar la muerte de uno de ellos.
Corrí hasta
el lugar en donde estaba la ambulancia y pude ver el momento en que varios
jóvenes usaban una rejilla de contención a manera de camilla médica y cargaban
a Kuy. La imagen será imborrable, tal y como el rastro de sangre en la banqueta
en donde cayó herido nuestro compañero.
No hace falta
usar muchas palabras para exigir justicia, aunque sepamos de antemano que no la
habrá. Aunque sepamos que si durante un año Kuy no fue atendido de la mejor
manera y a regañadientes, mucho menos habrá procuración de justicia para
castigar a los responsables.
En este caso
como en tantos otros, no habrá justicia por parte de las instituciones, no
habrá justicia porque no les importa, nunca les ha importado. Así que si de
alguna manera se puede honrar a Kuy es a través de la práctica cotidiana para
construir un mundo donde quepan muchos mundos, así como él deseaba. No hagamos
un mito o un mártir, mejor será recuperar su ejemplo para las luchas que aún
faltan por librar.
Este 25 de
enero de 2014, Juan Francisco Kuykendall falleció a consecuencia del disparo de
un proyectil que impactó en la parte frontal derecha de su cabeza, una lata de
gas lacrimógeno que fue disparada directamente contra él. Luego de un periodo
de coma y de varios meses de rehabilitación, nuestro compañero falleció.
No hay
justicia pese a existir pruebas contundentes a partir de las cuales se pueden
asignar responsabilidades. Presentamos nuevamente el video que Revolución Tres Punto Cero difundió al respecto.
Y por si
fuera poco, el único testigo de la agresión contra Kuy, Teodulfo Torres, el Tío, se encuentra
desaparecido y como si nada hubiese ocurrido, las autoridades del gobierno
capitalino y del gobierno federal simplemente guardan silencio. Pareciera que
la vida de dos personas no tuviese importancia.
No
obtendremos justicia, es lo único que está claro.
Por ti Tío...
Las personas que no están porque fueron desparecidas se
han vuelto uno de los principales fantasmas de México, este país se ha
convertido en un largo penar para decenas de miles de familias que continúan
recorriendo instituciones de todo tipo en busca de una pista que los lleve al
reencuentro con su familiar. Fantasmas como este no desaparecen, se vuelven
cicatriz. Viven.
¡Exigimos la presentación de
Teodulfo Torres el "Tío"!
Comentarios