México: La lucha por la libertad de Yakiri… y el perverso sistema inhumano de “justicia” criminal y sexista
por Emmanuel Álvarez Brunel
Viernes, 20 de Diciembre de 2013
El 9 de diciembre Yakiri
Rubí Rubio fue subida por la fuerza a una motocicleta por Luis Omar y Miguel
Ángel Ramírez Anaya (hermanos) y llevada por la fuerza al Hotel Alcázar.
Ahí fue tocada, insultada, violentada físicamente (la joven de 20 años presentaba
varias puñaladas en los brazos y rasguños) y violada por Miguel Ángel, el
hermano mayor.
El violador, quien pesaba casi el doble de kilos que Yakiri, pretendía
asesinarla (un intento de feminicidio), pero ella logró empujar la navaja hacia
su agresor, después de forcejear, causándole una herida en el cuello. Los
hermanos partieron en la motocicleta y, al llegar a su casa, Miguel Ángel murió
por el sangrado.
Yakiri logró huir del hotel donde fue agredida y se dirigió a la Agencia
Número 50 a poner una denuncia contra los dos hermanos. Omar llegó a la misma
agencia horas más tarde para denunciar el asesinato de su hermano a manos de “su novia” Yakiri (quien es lesbiana y
no conocía a los hermanos antes del secuestro y violación). Dos denuncias, una
sola detenida: Yakiri.
Es importante recalcar que lxs familiares fueron avisados de la detención
de Yakiri un día después. Al asistir los padres a la Agencia para pedir
información sobre la detenida los policías ya hablaban de ella como “la homicida”.
A los pocos días y en un proceso lleno de irregularidades Yakiri recibió la
sentencia del Juez 68 de lo Penal el día 17 de diciembre, un auto de formal
prisión por homicidio calificado.
El Procurador General de Justicia del Distrito Federal anunció que no existía
evidencia de violación, lo cual era obvio al no haberse realizado los peritajes
necesarios. Fue hasta el día de ayer, 18 de diciembre y después de múltiples
muestras de indignación por parte de conocidxs, organizaciones y sociedad civil
en general que se hizo la prueba pericial correspondiente, dando muestra de que
existían restos de semen y violencia física. El mismo día, después de la
sentencia, se solicitaron por primera vez los vídeos de las cámaras de
seguridad del Gobierno del Distrito Federal que se hallan en el lugar del
secuestro.
Otro tema importante a considerar es que el juez encargado de la sentencia
fue ratificado en 2004 por el Consejo de la Judicatura, a pesar de haber
reprobado el examen de actualización, en el cual se determinó que Santiago
Ávila Negrón presenta “falta de técnica
jurídica, omisión de notificar a las partes, falta de motivación e
incongruencia en sus resoluciones” (La Jornada, Lunes 16 de febrero del
2004)[1]. Más grave aún, es que el mismo Ávila Negrón fue acusado en 2011 por
Betzabet Perea, quien trabajaba como proyectista en el Juzgado 68 Penal, por
acoso sexual y despido por no responder a sus peticiones.[2]
El caso de Yakiri preocupa y genera rabia por 2 razones principales. La
primera, porque es un caso más de violaciones a derechos humanos, donde el
sistema judicial priva de la libertad a la persona inocente y deja libre a un
violador peligroso. Los miles de casos parecidos nos permiten reconocer un
sistema de justicia que beneficia siempre a la parte más fuerte.
La segunda razón es que nos recuerda que las mujeres no tienen garantizado
el pleno acceso a la justicia en nuestro país, como ha pasado con la mayoría de
los casos de violencia de género. No es suficiente la violencia que sufre una
mujer después de ser maltratada, golpeada, hostigada, violada o incluso
asesinada. Esta mujer será revictimizada, será víctima de un criminal y víctima
por segunda ocasión de un sistema inhumano de “justicia”. Los comentarios realizados por los servidores públicos
son un amplio ejemplo de ello: “¿estaba
drogada Yakiri dentro del hotel?”, “Seguro
entró por su propia voluntad al hotel”, “Yakiri
era novia de Miguel Ángel”, “No hay
pruebas de que haya sido violada ni secuestrada” y una larga lista de
frases que inculpan a las mujeres de las situaciones de violencia, que
les niegan credibilidad, le restan importancia a la violencia que reciben y las
hacen sospechosas de provocar dicha agresión.
Todo lo anterior hace que el caso de Yakiri represente el caso de miles de mujeres que son violentadas
por un sistema patriarcal de justicia. Como dicen las compañeras feministas que
se han sumado a las protestas “Le pudo
haber pasado a cualquiera de nosotras”.
No fue mala suerte, no fue el error de un juez, es todo el modelo perverso
que defiende y reproduce el sexismo y la violencia hacia las mujeres. Qué mensaje estamos
recibiendo de estas instituciones. ¿Cuánto vale una mujer frente a la justicia?
¿Por qué defender la vida propia frente a un intento de feminicidio es
castigado? ¿Bajo qué ideas perdonamos las violaciones sexuales a mujeres? ¿Por qué permitimos
que día con día las mujeres
sean molestadas y tratadas como objetos de deseo por los hombres?
Muchas preguntas surgen frente al caso de Yakiri Rubí Rubio. Es momento de
hacerlas visibles, de cuestionar a las autoridades y de cuestionarnos socialmente.
Seamos conscientes de que los avances en este caso son resultado de la lucha y
las manifestaciones de la familia de Yakiri, de amigxs, organizaciones e
individuxs. ¡No dejemos de protestar! ¡No
dejemos a Yakiri sola!
Y que la lucha sea por todas…
Formal prisión a Yakiri, joven que denunció violación y terminó acusada de
asesinato
(17 de
diciembre, 2013).- Yakiri Rubí Rubio Aupart, joven procesada por el asesinato
de un hombre a quien ella acusa de haberla violado, recibió esta tarde el auto
de formal prisión dictado por el juez 68 penal. Éste argumentó la existencia de
elementos para ejercer la acción penal, como mensajes de texto hallados en el
teléfono móvil de la joven que mostraban su relación previa con Miguel Ramírez
Anaya, el presunto violador.
Nota del
editor: la siguiente nota se redactó antes de conocerse el veredicto del juez.
Cuando llegó al Ministerio Público, Yakiri Rubí
Rubio Aupart tenía puñaladas y cortadas en los brazos y en las manos, además de
múltiples rasguños a lo largo del cuerpo. Su intención era levantar una
denuncia por violación. Hoy, está en la cárcel acusada del asesinato de uno de
sus agresores.
El día de hoy, en el juzgado 68 de
lo penal, a cargo del juez Santiago Ávila Negrón, se decidirá si la joven
consigue su libertad o permanece en el Reclusorio de Santa Marta Acatitla, a
donde fue enviada el pasado lunes 9 de diciembre luego de que otro de sus
presuntos agresores, Omar Ramírez Anaya, hermano del fallecido, la acusara de
homicidio.
Yakiri narró a su padre, José Luis
Rubio, que dos sujetos, ahora identificados como Omar y Miguel Ramírez Anaya,
comenzaron a molestarla desde una moto mientras ella caminaba en la calle,
cerca del Metro Doctores. Luego de ignorarlos, cuenta que uno de ellos la
amenazó con un cuchillo y le dijo: “¡Ni
la hagas del pedo, ya chingaste a tu madre!”.
Ambos la llevaron a un hotel donde
no se registraron. “¿Qué tranza carnal?”,
saludó el agresor. “Ya sabes a dónde”,
contestó el encargado. La metieron a un cuarto, la golpearon y Miguel, el
mayor, la violó. La abogada de la joven, Ana Catiria Suárez Castro, sostiene
que, en el forcejeo, su clienta logró empujar el arma y el finado se cortó con
el cuchillo a la altura de la aorta.
De acuerdo con su padre, la joven
pidió perdón al ver brotar la sangre. Los agresores se vistieron y se fueron.
Yakiri buscó ayuda a gritos y semidesnuda; pidió ayuda y fue a presentar su
denuncia. La policía hizo un recorrido para ubicar a los atacantes, localizó al
cómplice, Omar. Al ser confrontado, acusó a Yakiri de haber asesinado a su
hermano. Las autoridades la detuvieron y la remitieron a prisión.
Yakiri Rubí tiene 20 años, no pesa
más de 48 kilogramos. Miguel medía 1,80 metros de estatura y pesaba más de 90
kilos, describe José Luis Rubio. “¿Cómo
mi hija, tan delgada a su lado, iba a poder hacer algo así?”, se pregunta.
Al día siguiente, algunos diarios de nota roja publicaron la foto de la
víctima, la llamaron asesina y
dijeron que había sido un crimen pasional,
puesto que salían juntos. “No es verdad”,
ha asegurado su padre, “no se conocían y
además mi hija es lesbiana y esa tarde se bajó del Metro Doctores sobre las
siete y media para encontrarse con su pareja”.
Después de hacer la denuncia, Omar
desapareció. Según la familia de Yakiri, Miguel tenía 16 averiguaciones previas
abiertas, él 22. “Ese barrio es su zona
de influencia, en Facebook se presenta como trabajador del Tribunal Superior de
Justicia como cargador, tiene nexos con policías”, aseguró su papá.
Luego de ser detenida, Rubí estuvo
incomunicada por un día. Sus familiares se enteraron de lo sucedido hasta la
tarde del día siguiente. Al llegar a la agencia del Ministerio Público, les
dijeron que ya había sido enviada a la cárcel. No era verdad, ella seguía ahí.
Su caso se viralizó en las redes
sociales gracias a una petición en change.org dirigida
al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, para que “no permita que una mujer que defendió su vida durante una violación y
al ser apuñalada, esté encarcelada”.
La petición recibió el apoyo de
varias organizaciones como Mukira,
el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, la Red Nacional Género, Economía
Siembra AC y Justicia para Nuestras Hijas, las cuales solicitaron al Supremo
Tribunal de Justicia del DF que se apliquen en su caso los estándares de
derechos humanos y el protocolo para juzgar con perspectiva de género que
emitió la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Por ahora, José Luis está esperanzado
y asegura que “no solamente queremos a mi
hija libre, queremos sentar precedente. Que esto no se repita”. Hoy
termina el plazo para que la defensa presente las pruebas documentales antes de
que el juez decida liberar o dictar auto de formal prisión para Yakiri. Apenas
el día de ayer, la muchacha recibió la primera visita de un psicólogo.
#YAKIRILIBRE
|
Comentarios