Texto y foto de Pável Uliánov Guzmán
Durante la década del 20 del
siglo pasado, los p’urhépecha de Naranja, Tiríndaro y Tarejero, encabezados por
Primo Tapia, lograron la expropiación de la hacienda de Cantabria, propiedad de
latifundistas, adelantándose por más de una década al llamado “reparto agrario”.
Primo
Tapia, líder p’urhépecha multifacético, seminarista expulsado, jornalero de
hacienda, bracero en Estados Unidos, anarquista, magonista, gran organizador,
delegado de los pueblos de Naranja, Tiríndaro y Tarejero, integrante del
Partido Comunista Mexicano como secretario de propaganda, impulsor del
movimiento agrario y sindical en México, primer secretario general de la
Liga de Comunidades y Sindicatos Agraristas de la Región Michoacana, activista
de la organización de Trabajadores Internacionales del Mundo y uno de los
líderes más populares del movimiento campesino michoacano.
Primo
nació el 9 de junio de 1885, en una familia que hablaba el idioma español y el
p’urhépecha, sus padres fueron Estaban Tapia y María del Rosario de la
Cruz. En 1900 ingresó al Seminario de Erongarícuaro, pero en 1903 fue
expulsado por su rebeldía a la disciplina estricta del plantel, causa por
la cual entró a trabajar como jornalero en la hacienda de Cantabria, mismo
latifundio que conocería desde sus entrañas para posteriormente ser artífice de
su destrucción.
De 1907 a
1919 trabajó como obrero en Estados Unidos, donde se afilió al
sindicato Industrial Workers of the World, también en Estados Unidos conoció
y vivió con los hermanos Flores Magón, conociendo la ideología anarquista, así
como las formas de organización y experiencias del movimiento comunista
internacional, mientras que, al mismo tiempo, participaba en huelgas,
manifestaciones, reuniones y mítines del movimiento obrero norteamericano.
Tapia
regresó a Naranja en 1920 y dio inicio a la organización de los campesinos para
obtener la tierra de forma comunal, arrebatándosela a la hacienda de Cantabria,
toda vez que existían condiciones para ello, pues una de las principales causas
de la Revolución Mexicana fue la lucha por la tierra, a la que miles de
mexicanos se sumaron con la promesa de restitución de tierras.
Bajo este
contexto, Primo Tapia fue elegido delegado de los pueblos de Naranja, Tiríndaro
y Tarejero. En 1921 se adhirió al Partido Comunista de México. Con Isaac
Arriaga, Apolinar Martínez y otros cuadros de izquierda impulsó el
movimiento agrario y sindical en México. En diciembre de 1922, al fundarse la Liga
de Comunidades y Sindicatos Agraristas de la Región Michoacana, fue promovido
como su primer secretario general. Junto con Úrsulo Galván y J. Guadalupe
Rodríguez, Primo intervino en el proceso de organización y lucha del
campesinado del país.
Los esfuerzos
de la Liga y de Primo Tapia en la búsqueda de la tierra comunal, tuvieron éxito
en marzo de 1924, escribe Primo Tapia en una carta a Martínez Mujica, “fueron impuestos en posición definitiva de
los ejidos de los pueblos de Naranja, Tiríndaro y Tarejero, las siguientes
cantidades de tierra: para Tiríndaro, 798 de ciénega, tomado de las haciendas
de El Cotijo y de Cantabria, para Naranja, 716 de Buenavista y Cantabria, todas
estas cantidades en hectáreas, nuestros ejidos casi alcanzan a copar Cantabria,
somos señores de terrenos. Por lo que va a este punto, está cumplida mi
ambición, nada pido al mundo”.
Primo
logró sus objetivos por varios factores, en primer lugar se dedicó a consolidar
la unidad interna de Naranja por medio de la unión de las familias Gochi y de
la Cruz. Posteriormente nucleó alrededor suyo a un grupo de agraristas y
revolucionarios que habían luchado desde una década antes como Eluterio
Serrato, Gabino León y Salvador Espinoza de Naranja, Severo y Félix Espinoza de
Tirindaro y Juan C. de la Cruz de Tarejero. En adelante enarboló la
lucha por la tierra agrupando a las comunidades de Naranja, Tiríndaro y
Tarejero, fundando para ello un sindicato de comunidades agrarias. En otro
frente, organizó a las mujeres indígenas mediante Ligas Femeniles,
explicando la importancia toral de las mujeres en la lucha y creando
cooperativas para su manutención económica. Finalmente combinó las luchas
comunales con las luchas nacionales, teniendo siempre como eje la lucha
por la tierra.
El 26 de
abril de 1926, Tapia fue aprehendido por órdenes directas del presidente
Plutarco Elías Calles, debido a la lucha social, agrarista e indígena que
representaba; por su peligroso ejemplo, fue torturado y asesinado al día
siguiente, sin embargo, a casi 90 años de su asesinato, su ejemplo de lucha, es
un referente histórico de la larga tradición de resistencia y sobre todo,
paradigma de victoria de los pueblos p’urhépecha.
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