Fuente: Colectivo La Digna Voz, 23-09-2013
Permítome
tomar prestada la consigna de un contingente de estudiantes de la facultad de
economía (UNAM) que escolta fielmente la movilización magisterial, a modo de
título para el presente artículo. Tal divisa (“del salón de clases a la lucha de clases”) encierra una añoranza
abrazada colectivamente, a saber, la conversión de educadores-educandos en
individuos “políticos”, en especial
en los períodos nacionales de tensión y alta conflictividad social. Felizmente,
en México florece una conciencia política hasta ahora desconocida. Tan sólo es
preciso capitalizarla, traducirla en cambios perdurables. Nuestra generación,
conocida como la “generación perdida”,
ha dado muestras de respuesta e iniciativa cooperacionista, que ponen en
entredicho un mito tercamente promovido: aquel que refiere a una hipotética
discordancia entre movimientos obreros-movimientos estudiantiles. El último
ciclo de lucha se distingue por la amalgama de estos dos frentes movimentistas:
la transversalidad es un patrón de la movilización. Ante el agotamiento de las
antiguas estrategias de lucha (autorreferencialismo), se yergue un inexplorado
contrapoder caleidoscópico, que liquida los caducos antagonismos, falsas
divisiones, y desencuentros fabricados, entre los distintos grupos sociales. No
se trata de caer en cálculos optimistas e inocentes. Tan sólo se quiere señalar
un factor que deben cultivar los maestros en el actual ciclo de protesta, e
invitar a los estudiantes a radicalizar su participación en la lucha
magisterial. Porque la reforma educativa no contraviene sólo los derechos de
los trabajadores de la educación: es una iniciativa que transgrede todo el
entramado de derechos laborales-educacionales históricamente alcanzados, y por
consiguiente, todo el piso de derechos sociales que por decreto han abolido las
élites nacionales, en contubernio con los cónclaves financieristas
multilaterales. No es fortuita la compaginación de agendas de Mexicanos Primero (organismo que
aglutina a los hombres más ricos del país), y patronatos transnacionales como
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (cuyo secretario
general es José Ángel Gurría Treviño, tecnócrata de cuño con filiaciones xenoempresariales,
y antiguo secretario de Hacienda durante el gobierno de Ernesto Zedillo, actual
consejero de la fundación Bill & Melinda Gates del multimillonario
Bill Gates).
A la incorporación de estudiantes, planteles universitarios,
docentes provenientes de la educación superior, debe añadirse una agenda
programática formal, o bien, un menú de acciones, que oriente con eficiencia
política la resistencia en curso.
En el marco de las conmemoraciones nacionales, el gobierno
violentó derechos en aras de un inoportuno e improcedente calendario
ceremonial. Es nuestra tarea formular un calendario de lucha (inclúyase un
inventario de derechos a reivindicar), en aras de develar la caducidad e
improcedencia del gobierno en turno.
Paquita la del Barrio o el
despropósito de la evaluación
El
propósito natural de un empresario es reducir costos e incrementar utilidades
con base en criterios de competencia. Lo que no es natural, es que esta lógica
pedestre se traslade al terreno de la educación. Naturalmente, esta
desafortunada yuxtaposición de lógicas es el despropósito que se asoma en el
fondo oscuro de la cacareada “evaluación”.
La función de la evaluación correccional consiste en introducir la competencia
estándar como ley básica de las relaciones laborales-educacionales. Docente y
alumno serán sometidos a evaluaciones periódicas, elaboradas por organismos e
instituciones extraacadémicas, o bien, por cuerpos académicos condescendientes
con el modelo de competencia-estandarización escolar, con el fin de medir lo
que no se puede medir: esto es, el saber. La introducción de esta modalidad de
evaluación supone una escalada en la cuantificación-tecnificación del
conocimiento, que es una versión moderna de la incultura. En Estados Unidos,
principal referente de la reforma, se está renunciando al paradigma de
estandarización. Pero, como siempre ocurre en el México neocolonial, cuando en
otros países ya van de regreso, nosotros apenas nos enfilamos sorda o
sórdidamente al fracaso.
Posiblemente inspirada en la celebérrima canción de Paquita la del Barrio, la irrisoria Ley
del Servicio Profesional Docente bien podría conocérsele extraoficialmente con
el mote: “10 veces te evalué”. Véase
la baladí cantaleta “evaluacionista”
que porfía hasta la hipertrofia la referida Ley: “Llevar a cabo la selección de los Aplicadores que podrán auxiliar en
la aplicación (sic) de los instrumentos
de evaluación
obligatorios… Participar en los procesos de evaluación del desempeño docente… Calificar, conforme a los
lineamientos que el Instituto expida, las etapas de los procesos de evaluación… Mejorar la práctica
profesional mediante la evaluación…
La evaluación interna
deberá ser una actividad permanente… Dicha evaluación se llevará a cabo bajo la coordinación y
liderazgo del director… Ofrecer al Personal Docente programas de desarrollo de
capacidades para la evaluación…
Las Autoridades Educativas y los Organismos Descentralizados realizarán una evaluación… El Servicio de
Asistencia Técnica apoyará a los docentes en la práctica de la evaluación interna, y uso de las evaluaciones externas… En los
concursos se utilizarán los perfiles, parámetros, indicadores e instrumentos de
evaluación…”
¿Y la educación apá?
Derogación de la Ley e
instauración de un nuevo canon escolar
Los
maestros han formulado la primera demanda: derogación de la Ley del Servicio
Profesional Docente y las modificaciones-adiciones a la constitución. Además,
han resuelto “continuar la negociación
con Gobernación, a través de la CNUN (comisión nacional única de
negociación), para una nueva iniciativa
de ley con Peña Nieto y diputados federales”.
Si bien es cierto que la movilización popular –que no sólo
magisterial– logró frenar la aplicación del IVA en alimentos y medicinas, es
improbable que el gobierno ceda en lo tocante a la reforma educativa. Acá los
maestros deberán formular un plan alterno. Habría que sincronizar la secuencia
de paros cívicos nacionales con asambleas de convocatoria abierta, donde se
discutan no sólo los pormenores de las tácticas de lucha, sino también, y acaso
preferentemente, un nuevo canon escolar. Allí se deberá abordar temas como la
definitiva ruptura con dirigencias sindicales, la instauración de un método
pedagógico alternativo al formato de estandarización, la relación educadores-educandos,
la elaboración de planes de estudio impermeables a las pautas empresariales
etc.
Adviértase que la sociedad está ávida de participar en un
debate de estas características. Esta fuerza debe constituir la base de la
iniciativa de transformación educacional, máxime ante un virtual escenario de
negociaciones estatales fallidas.
Ni un peso al PRI: boicot
comercial
Se
debe profundizar la iniciativa de boicot que propone el magisterio. Aplaudimos
la originalidad de la moción. Pero es preciso hacerla extensiva a otros nichos
de consumo. La propuesta original establece: “Como respuesta al linchamiento mediático que estas televisoras [Televisa
y TvAzteca] han emprendido en contra del
movimiento magisterial y las luchas sociales, [se promueven las siguientes] acciones:
a) cancelar contrato con
los servicios de Megacable, Sky y Dish [sólo televisión];
b) e informar a dichas
compañías la razón… La primera etapa se llevará a cabo en Veracruz,
posteriormente será a nivel nacional”.
Pero
sólo se ha señalado el brazo mediático del poder. Y, ¿dónde están los
impulsores de la reforma?
En los estatutos de la OCDE se puede leer: “El hilo en común de nuestro trabajo es el
compartir un compromiso con la economía del mercado”. En México, los
beneficiarios de este “hilo en común”
han sido sólo ciertas empresas foráneas como Wal-Mart. Sería pertinente
extender el boicot a la procesión de empresas o negocios que se ocultan tras
las políticas de la OCDE, y cuyos astronómicos réditos se basan precisamente en
la degradación de las condiciones laborales, que es una arista de la reforma
educativa. También deberá incluirse en esta propuesta de boicot a los
organismos empresariales aglutinados en Mexicanos
Primero, a saber: Kimberly Clark, GNP, Palacio de Hierro, Grupo Modelo,
Grupo Lala, Grupo Aeroméxico, Cinépolis, Grupo Bimbo, Grupo Financiero
Santander, Grupo Carso, Grupo Coppel, FEMSA, Fundación Teletón.
Cada
peso a estas empresas es un peso al PRI.
Ni un paso atrás
Maestros
y estudiantes han salido del aula, para colegiarse en las calles: allí está la
más importante enseñanza. Aciertan cuando en las calles repiten: “¡El maestro, luchando, también está
enseñando!” Que no decline la resistencia. Ni un paso atrás.
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