La CNTE, manual mediático para inducir al odio: privilegiar la mentira por encima de un mínimo ejercicio de veracidad.
Miércoles 28 de agosto de 2013
Por Jenaro Villamil
Por Jenaro Villamil
Generar odio o pánico moral
contra un movimiento social, una corriente ideológica o una religión es más
fácil que buscar empatía, entendimiento o un mínimo ejercicio de rigor
informativo.
En el caso de las
movilizaciones emprendidas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE) el manual de inducción al odio se ha aplicado a rajatabla.
No se necesita ser mago
para darse cuenta, pero sí es difícil desintoxicarse a partir de la premisa que
han aplicado para estigmatizar las demandas del movimiento de las secciones
disidentes del SNTE (el sindicato que controlaba antes Elba Esther): la CNTE
está en contra de la reforma educativa, por tanto, son malos maestros y, en
consecuencia, sus movilizaciones son ilegítimas.
Para reforzar este
silogismo los medios masivos han aplicado el siguiente manual:
1.-Entreviste a automovilistas
encabronados por los bloqueos viales. Y retransmita una y otra vez ese “testimonio” como ejemplo de la furia
ciudadana.
Nada más fácil que
encontrar a un conductor que miente madres, que pida la cabeza de quienes
bloqueen las vialidades o que le eche la culpa a los maestros de todos los
males de un mal día.
2.-Genere toda cantidad de
calificativos para desacreditar a un movimiento e inoculará un prejuicio ante
ellos. “Vándalos”, “flojos”, “irresponsables”, “mitoteros”,
“irrespetuosos”, “bárbaros”, “pobresores”,
etc.
Cualquier análisis de
contenido de la cobertura informativa en relación con el movimiento de la CNTE
demostrará que más de un 70 por ciento son calificativos, juicios o estigmas,
antes que la descripción del problema, las demandas, las posiciones de una y
otra parte, o la mínima ponderación de los hechos.
3.-Fabrique una sensación de caos
y de amenaza frente a “los bárbaros”.
La ciudad de México y sus habitantes somos susceptibles de sobredimensionar
todo, a partir de la alta repercusión mediática de lo que suceda en esta
ciudad. Por eso, también, nos sentimos “el
ombligo de la República”.
Si secuestran en la Zona
Rosa la ciudad es un caos. Si bloquean Reforma o Insurgentes la megalópolis es
un caos. Si “toman” las instalaciones
de la Cámara de Diputados o del Senado, impera la anarquía en todo el país.
Y todo es provocado por
los “bárbaros” que nos llegan de
entidades lejanas y pobres como Oaxaca, Michoacán, Chiapas o Guerrero que en el
imaginario del televidente o radioescucha medio son sinónimos de morenos,
pobres y rijosos.
Hay una alta dosis de
racismo inducido en estos casos. No es lo mismo ser profesor moreno de Oaxaca
que estudiante blanco, bien vestido del ITAM, aunque ambos “tomen” las instalaciones de Televisa para exigir derecho de
réplica.
4.-Privilegie la declaracionitis y la opinionitis. Los dos males endémicos de
la cobertura informativa en medios electrónicos son éstos. Es más importante la
declaración del funcionario que la descripción de los hechos. Es necesario
privilegiar la denostación antes que hacer un esfuerzo de explicación.
Y en el caso de la CNTE,
el “sistema PRI-gobierno” se ha
encargado de unificar las voces: el presidente de la República, el secretario
de Gobernación, los coordinadores legislativos del PRI en Cámara de Diputados y
Senadores. Todos, hablan de “secuestro”,
de “actos vandálicos”, de “expresiones radicales” y no del fondo
del asunto.
Junto con la declaracionitis vendrá la opinionitis. Es la inflamación de la
histeria personal –simulada o convencida– de los conductores y analistas de los
programas televisivos y de radio. Además, como casi todos escriben columnas en
los periódicos, replicarán lo mismo.
Lo políticamente correcto no es pedir mesura y dimensionar los hechos.
Eso resulta radical y se convierte uno en “promotor
de delincuentes”.
5.-Sobredimensione algunos hechos.
Ahora se habla de “pérdidas” por 4.5
millones de pesos en la Cámara de Diputados ante la irrupción de supuestos
integrantes de la CNTE.
¿Por qué los mismos
comentaristas que se rasgan las vestiduras por estos 4.5 millones de pesos no
se alteran con los 200 millones de pesos que cada coordinador legislativo
administra de manera opaca y unilateral? ¿Por qué son “delincuentes” éstos y no los que desfalcan al Congreso?
6.-Invisibilice a los “bárbaros”. Los maestros no tienen
rostro, nombre ni historia personal. Son una masa anónima de “revoltosos”, de “flojos”, de “enemigos de la
reforma”.
Darles voz es muy
costoso porque humaniza los movimientos sociales. Por eso la demanda de derecho
de réplica de la CNTE ante las televisoras era tan delicada. ¿Acaso son dueños
de su propia voz?
Uno odia lo que no
conoce. Le tiene pánico a quienes nos dicen que son peligrosos. Y, por si fuera poco, si nos afecta en nuestro derecho
a la libre circulación seguramente son violentos.
7.-Mezcle dos problemas
distintos. Si los maestros no quieren un modelo único de evaluación entonces
son enemigos de ser evaluados, por tanto, malos maestros que abandonan a los
niños en las aulas.
Y si proponen otros
modelos de evaluación o declaran su oposición a la reforma educativa peñista
(no a reformar la educación), entonces son enemigos
del progreso, defensores de intereses
y privilegios.
¿Cuál será el privilegio de un profesor que gana menos
de 20 mil pesos al mes frente a la enorme y compleja alta burocracia de la SEP
que gana más que ellos, que forma parte del entramado de la corrupción?
Eso, por supuesto, no se
analiza, no se documenta, no es importante.
En otras palabras,
volvemos al mismo guion de “guerra sucia”
que tanto polarizó y le costó a este país en el 2006.
Retornamos a la etapa de
privilegiar la mentira por encima de un mínimo ejercicio de veracidad.
Por eso, la “pinta” de la CNTE en la pared de las
instalaciones de Televisa se convierte en una buena síntesis: “la
pintura se borra, sus mentiras nunca”.
Pinta de la CNTE en la pared de las instalaciones de Televisa. Foto: Homozapping.
|
Comentarios