Tornados de más de 3 kilómetros de ancho. Azotando, arrancando,
destrozando. Vidas, tablas de madera, ladrillos, familias y corazones hechos
trizas. Edificios del tamaño de centros comerciales triturados como si fueran
juguetes infantiles. Coches, árboles, niñas, niños. ¡Dios mío! ¡Niñas y niños
aventados al aire como hojas secas!
Aunque el hombre no creó esas fuerzas
primordiales de la naturaleza, la vida industrial moderna con su infinidad de
contaminantes no alivia los daños; por lo contrario, los exacerba. Por eso nos
golpean tormentas cada vez más tremendas, cada vez más feroces.
La Naturaleza desata su rabia como una diosa
furiosa, desgarrando, azotando, arrancando y aplastando todo. Remolinos de
viento ante los cuales poca gente se atreve a ponerse de pie.
Mientras tanto, los políticos debaten sobre si
el cambio climático es real o no, a la vez que madres y padres sepultan a sus
niñas y niños.
Ésta vez le tocó a Moore, Oklahoma.
Hay más por venir.
Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.
-© ’13 maj
24 de mayo de 2013
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
Comentarios