La
Guardia Indígena es un organismo ancestral, instrumento de resistencia, unidad y autonomía
Por Pablo
Gómez Barrios
Fuentes:
RCI/AFP/cric-colombia.org
Grupo Tortuga:
En Toribío,
Cauca. #TITRE
03 de
noviembre de 2019
Alrededor de 1.500 guardias indígenas de una media docena de
etnias se dieron cita el 11 y 12 de octubre pasado en el municipio de Toribio,
situado en el departamento de Cauca, donde el conflicto armado no ha tenido
ninguna tregua. En Toribio-Cauca, que ha sido el teatro de sangrientos enfrentamientos
entre las fuerzas armadas y la guerrilla de las FARC, se llevó a cabo el
Encuentro Nacional de Guardia Indígena “Tejiendo resistencia para la vida”,
convocado por el Consejo Regional Indígena del Cauca-CRIC.
Esta crítica
situación se presta a la violación de los derechos humanos e infracciones al
derecho internacional humanitario de los grupos étnicos colombianos, en
especial las comunidades indígenas y los somete a un estado de alta
vulnerabilidad.
Las
comunidades indígenas, campesinas y negras sufren todas las consecuencias de
los sangrientos enfrentamientos de la guerra. A menudo se presentan casos de
privaciones arbitrarias de la vida y la libertad, restricciones no razonables
de la liberta de circulación, apropiación ilícita de bienes de consumo y uso
desproporcionado del poder armado y de la fuerza que quedan en la impunidad.
El ‘acuerdo de paz’ de 2016 entre el
gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC,
trajo consigo una tregua para el municipio de Toribio, que cuenta con 29.000
habitantes, de los cuales 97% son indígenas. Pero el vacío dejado por las FARC
fue llenado por disidentes de la guerrilla que rechazaron el acuerdo, rebeldes
del Ejército de Liberación Nacional [ELN] y narcotraficantes que se disputan el
territorio y sus fuentes de ingresos ilícitas.
En apenas un
mes, entre el primero de septiembre y el 7 de octubre, la oficina del Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos identificó 9
homicidios de indígenas en el Cauca y denunció la intensificación de agresiones
como la tortura, reclutamiento de menores, desplazamiento de poblaciones y
atentados. Desde la firma del acuerdo de paz con las FARC, 486 líderes comunitarios o militantes de los derechos humanos y del
medioambiente han sido asesinados y entre ellos 31 indígenas.
Parte de la
propuesta desde los pueblos indígenas del Cauca es abrir el camino hacia una
cultura de paz, desde el principio de Guardia Indígena, que consolide la
vigencia de los derechos humanos y el respeto irrestricto de la normatividad
humanitaria por parte de todos y cada uno de los partícipes de la guerra.
De la misma
forma como los mayores y los espíritus han defendido y cuidado el territorio
como una tarea ancestral, la Guardia
Indígena tiene como objetivo seguir el camino de la vigilancia, control, alarma, protección y defensa
de sus tierras en coordinación con las autoridades tradicionales y la comunidad,
convirtiéndose así en los guardianes de
sus propias vidas y defensores de sus derechos.
La Guardia Indígena se concibe como un organismo ancestral propio
y como un instrumento de resistencia, unidad
y autonomía en defensa del territorio y del plan de vida de las comunidades
indígenas. No es una estructura policial, sino un mecanismo humanitario y
de resistencia civil. Depende directamente de las autoridades indígenas y surge
para defenderse de todos los actores que agreden sus pueblos, pero solamente se
defienden con su “chonta” o bastón de
mando, lo que confieres un valor simbólico a la guardia.
Los guardias
no reciben remuneración alguna, es un esfuerzo voluntario y consciente en
defensa de su cosmovisión y de la pluriculturalidad. “Guardar, cuidar, defender,
preservar, pervivir, soñar los propios sueños, oír las propias voces, reír las
propias risas, cantar los propios cantos, llorar las propias lágrimas”
es la razón de su existencia.
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