Mes octavo después de la firma
del Acuerdo con las FARC–EP: 32 líderes asesinados a la fecha
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O4
mayo, 2017
Somos
tantxs, somos más
Bogotá,
Colombia
Somos tantos y somos
más, por eso mismo nos temen
y envían idiotas útiles a custodiaros, a amedrentaros,
si simplemente pudieran ver que tras los que quedan en pie
izando su dignidad, está la vida reivindicando su libertad.
y envían idiotas útiles a custodiaros, a amedrentaros,
si simplemente pudieran ver que tras los que quedan en pie
izando su dignidad, está la vida reivindicando su libertad.
Me sacan una
sonrisa tus palabras, en esta distancia tan irreal.
Yo también me
levanté nombrando a Cepeda y a la UP,
y a los que sin nombre en la historia han de permanecer.
y a los que sin nombre en la historia han de permanecer.
Aquí aparecen en
los periódicos que allá quieren callar.
Por ellos y sus vidas y las nuestras, sonreímos y levantamos el corazón, los cuerpos y la lucha que continúa y que siempre ha de continuar, hasta que la tierra encuentre tranquilidad, como sabes no la de los sepulcros sino la otra que reconoce que la tierra se puede enfriar.
Por ellos y sus vidas y las nuestras, sonreímos y levantamos el corazón, los cuerpos y la lucha que continúa y que siempre ha de continuar, hasta que la tierra encuentre tranquilidad, como sabes no la de los sepulcros sino la otra que reconoce que la tierra se puede enfriar.
Llevo en mi pecho
y en mi voz, el ejemplo de las guerreras, llevo en mi cuerpo los abrazos y caricias de mis hermanos de
pueblo, como me escribió la mamá mía en el librito de puro pueblo.
Llevo entonces conmigo
desde el pueblo hasta el paraíso, pasando por los distintos purgatorios, hasta
cruzar las mismísimas flamas del infierno donde con sus gritos nos quieren
acallar.
Siendo testimonio,
y/o hermano de nuestra libertad, aquí estoy en un lugar que prefiero no
mencionar, pues estoy con ustedes y esa es mi verdad.
Mi hermana, besos,
abrazos de este cónsul, este Chaski que también les cumple y celebra que
podamos construir, otros mundos juntos y con ellos mantener la memoria viva, con
la frente en alto con la sangre roja y con el corazón a la izquierda donde
siempre ha de estar.
Estoy con ustedes,
salud y dignidad
—Chico Bauti
Hemos guardado silencio viendo como transcurren las
noticias en el país, intentando digerir esto de la «paz» y mientras tanto, hemos pintado uno que otro muro acompañando
procesos comunitarios que nos vuelven a recordar que otro mundo es posible y
que todavía hay esperanza en la organización colectiva.
Desde hace un buen tiempo hay una mezcla entre la
alegría, sueños, esperanza, tristeza, el desconcierto e incertidumbre de saber
si estábamos negociando la paz o la guerra.
Ánimos que van y vienen y
que quedan encendidos en el corazón anhelando como decía Gabriel García Márquez
esa «segunda oportunidad sobre la tierra,
donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir», y entonces el
país se encontró con los rostros de los que estaban ocultos en las montañas y
se dio cuenta que son iguales a los de los demás, que sonríen, bailan, lloran,
piden perdón y que tienen la voluntad de seguir siendo parte de la historia
pero ahora sin el peso de los fusiles en sus espaldas.
Sin embargo en otros hay una
sensación de que algo no cuadra, como que algunos no se sienten cómodos con la
situación, no conciben la ausencia de la guerra porque pareciera que se
alimentan de venganza, odio, mentiras y temen pasar de largo el resto de los
días, viendo como se les va entre los dedos el argumento de echarle la culpa de
la violencia a los campesinos, los estudiantes y los guerrilleros.
Entonces nos damos cuenta
que tienen miedo, miedo a la verdad o verdades, a que esa violencia que ha
tenido los poderosos materializada en la impunidad se desmorone ante la
ausencia de las armas. Nosotrxs pasamos a combatir al terreno de lo simbólico y
del lenguaje, volvemos al principio de que primero fue la palabra y que el
nombrar devela y libera.
La guerra ahora es de
resistencia, guerra por la humanidad, por la palabra, por el respeto, por la
memoria, la dignidad, la rebeldía, la libertad, la justicia. Vemos entonces la
mirada del otrx y nos preguntamos qué sigue, cuando todavía quieren
invisibilizar a aquellos que durante toda la vida aprendieron a luchar, a decir
en la calle, en voz alta, perseguidos, exiliados, señalados, condenados. En el
Congreso de la Republica Alejandra Gaviria decía que si algo saben las víctimas
es de esperanza y que más nos queda si no es ir avanzando en cultivar las ideas
que intentaron enterrar con la muerte.
Ante las disputas por los
relatos, por la imposición de una verdad hegemónica, y el pánico de los
poderosos, decimos que somos palabra, somos camino, somos lugar, somos
esperanza, somos vida, somos color, somos fuerza porque somos tantos y somos
más.
Carlos Fuentes escribió:
«Somos lo que somos y eso incluye cuanto
hemos sido y queremos ser. Nada debe quedar fuera, nada deberá ser olvidado».
Seguimos haciendo memoria.
Para saber más: «Estos son los 32 líderes
asesinados desde el inicio de la implementación». Publicado
por María Zamudio Palma.
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