OSTULA, DEFENDER EL
TERRITORIO:
El bloqueo de
la carretera 200 se ha levantado, pero Ostula se mantiene en alerta permanente.
Por Dante A. Saucedo y Regina López
Ostula, defender
el territorio. Parte 1: las agresiones
Agencia SubVersiones
Publicado el 16 febrero, 2017
En 2014,
la Policía Comunitaria de Santa María Ostula, junto con el Movimiento de
Autodefensas, logró expulsar al crimen organizado de la Sierra-Costa de
Michoacán.
Germán Ramírez Sánchez, comandante de la Policía Comunitaria y
director de seguridad del municipio de Aquila, nos habla de la rearticulación
de crimen organizado en la región y de la resistencia organizada de la
comunidad nahua de Ostula.
UNO
El pasado 5 de febrero, cinco elementos de la
policía comunitaria de la comunidad de San Pedro Naranjestil, en el municipio
de Aquila en la Costa-Sierra michoacana, fueron levantados por elementos de la Secretaría de
Marina para ser entregados a una célula del crimen organizado que opera en la
región. A cambio de su liberación, los líderes del grupo delictivo solicitaron
la entrega de armas y la desarticulación del filtro que mantiene la policía comunitaria en
la comunidad de Tizupan, también en el municipio de Aquila.
Inmediatamente, los grupos de Policía
Comunitaria de Aquila, Coahuayana y Chinicuila se movilizaron para lograr la
liberación de Abigail Farías Fernán, Crispín Francisco de Aquino, Saúl Fabián
Meraz Martínez, Eleno Valencia Zambrano y Francisco Carreón Valencia, quienes,
además de ser comunitarios,
fungían como policías municipales. Mientras tanto, el pueblo nahua de Santa
María Ostula decidió instalar un bloqueo sobre la carretera federal 200, a la
altura de la desviación que conduce a la cabecera municipal de Aquila, en un
punto conocido como Triques.
El ocho de febrero, la
comunidad fue informada de la liberación de los cinco policías comunitarios
—junto con otros dos que, según algunas versiones, habían sido también
retenidos. Ese mismo día la comunidad de Santa María Ostula
anunció que
la puesta en libertad de las personas mencionadas fue el resultado de «operativos conjuntos y negociaciones».
Asimismo, el pueblo de Ostula denunció que las autoridades no habían detenido a
ningún responsable, ni se había esclarecido el vínculo y la complicidad de la
marina en los hechos.
Bajo esas condiciones, la
comunidad de Ostula decidió mantener el bloqueo carretero. Aunque la principal
demanda era la liberación de los comunitarios secuestrados, a su pliego
petitorio se habían sumado ya las demandas permanentes de las y los habitantes
de Ostula; entre otras, la desmilitarización de la Costa-Sierra, la
desarticulación del crimen organizado en la región y justicia para las
comuneras y comuneros asesinados y desaparecidos en los últimos años.
Ostula, defender
el territorio. Parte 2: la recuperación de tierras.
Agencia
SubVersiones
Publicado el 20 febrero, 2017
En el contexto del recrudecimiento de los ataques del
crimen organizado en la región costa-sierra, la comunidad de Ostula mantiene
viva la organización que le permitió en 2009 recuperar las tierras comunales y
defender su territorio.
Doña Avelina y Don Evaristo nos
cuentan al respecto.
Dos
El pueblo organizado de Santa María Ostula tiene claro que este
ataque no se trata de un «hecho aislado»
y que, al contrario, se inserta en un contexto de rearticulación y
contraofensiva de las células del crimen organizado de la Costa-Sierra en
Michoacán, lideradas por Federico González, alias Lico, Jesús Cruz Virrueta
alias Chuy Playas, Fernando
Cruz Mendoza alias El Tena y José María Cruz alias El Tunco.
En 2014, el movimiento de autodefensas -cuyo núcleo en la región
fue la Guardia Comunal de Santa María Ostula- logró limpiar la región y desarticular las células
de Los Caballeros Templarios que operaban en los municipios de Aquila,
Coahuayana, Chinicuila y Coalcomán. En aquel momento, el avance comunitario
logró llegar hasta Caleta de Campos, apenas unos kilómetros al norte del puerto
de Lázaro Cárdenas.
En ese contexto, el entonces Comisionado para
la Paz y Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo,
impulsó la regularización de autodefensas y policías comunitarios en todo el
estado, como una estrategia de control del ejecutivo federal sobre la región. Se
creó entonces la llamada Fuerza Rural -disuelta en 2016 para dar paso a las corporaciones
policiacas regidas por el mando único- para incorporar a los
integrantes del movimiento de autodefensas. En las regiones donde había
presencia de policías comunitarias o guardias comunales, los miembros que se
integraron a corporaciones de seguridad oficiales mantuvieron también sus
cargos comunitarios. Este es el caso, por ejemplo, de los cinco comunitarios
secuestrados el 5 de febrero.
Desde entonces, la organización de seguridad
comunitaria ha logrado mantener fuera de su territorio a los grupos del crimen
organizado. Sin embargo, ante la inacción y la complicidad de los tres niveles
de gobierno, y de las Fuerzas Armadas, los ex-líderes Templarios y sus viejos
aliados políticos -todos plenamente identificados y denunciados por las
comunidades de la Costa-Sierra- han comenzado un proceso de rearticulación y
contraofensiva.
Al menos desde comienzos de 2016, los grupos
de seguridad comunitaria de Coahuayana, Chinicuila y Aquila -entre los que se
encuentra la Guardia Comunal de Santa María Ostula- han denunciado el
recrudecimiento de los hostigamientos en su contra, así como el avance
territorial de los grupos del crimen organizado y de sus caciques y políticos
aliados. La comunidad de Ostula señala al menos cuatro emboscadas y ataques
armados contra los grupos de seguridad comunitaria; entre ellos, el secuestro y
asesinato de Luis Olascón Mendoza y Juan Cruz Montejano, ambos policías
comunitarios de San Pedro Naranjestil.
Además de las agresiones del crimen
organizado, el pueblo de Santa María Ostula ha sido víctima de la violencia y
la omisión de las Fuerzas Armadas del Estado mexicano. En junio de 2015, balas
del ejército asesinaron a Hidelberto Reyes García, de apenas 12 años, en la
comunidad de Ixtapilla. Y en la memoria de la comunidad aún resuena el
asesinato de Don Trino, perpetrado por un grupo criminal ante la inacción
cómplice de elementos de la marina, situados a unos cientos de metros del
lugar.
Cabe señalar que desde hace aproximadamente un
año, todas las agresiones han sido en la zona sur del municipio de Aquila,
alrededor del filtro comunitario de Tizupan que, hasta hoy,
marca el límite del territorio controlado por la seguridad comunitaria. La
agresión del 5 de febrero pasado se muestra, así, como el más reciente de una
serie de ataques que buscan replegar a las policías comunitarias y guardias
comunales hacia el norte.
La intención de los líderes del crimen
organizado es clara: retornar a los territorios que la resistencia organizada
de Santa María Ostula ha logrado recuperar y defender. Los ex-líderes de los
Caballeros Templarios, junto con Juan Hernández, ex presidente municipal de
Aquila, pretenden volver a controlar el despojo y la explotación de los bienes
comunales de la región. Para el pueblo nahua de Santa María Ostula, sin
embargo, la tierra es mucho más que un depósito de minerales o recursos
forestales. La comunidad sabe que su territorio es la fuente y el espacio donde
se despliega la vida colectiva, y es eso lo que todas y todos se organizan para
defender.
Ostula, defender
el territorio. Parte 3: los bienes comunales
Agencia
SubVersiones
Publicado el 22 febrero, 2017
TRES
En el bloqueo que se mantenía sobre la carretera federal 200 se
ponen práctica los saberes que el pueblo de Ostula ha acumulado en décadas de
lucha y resistencia. Con sorprendente rapidez se levantan enramadas -techos de palma real que protegen del
intenso sol de la costa- y se tejen hamacas para hacer más llevaderas las
largas horas de guardia.
En los puntos donde se detiene el tránsito de la doscientos, comuneros se
comunican por radio para organizar el paso y la intermitencia de los cortes.
Ningún vehículo es detenido por más de media hora; sólo se impide completamente
el paso a los camiones que transportan la mercancía de la minera Ternium -símbolo
del despojo capitalista en la región- y a los que se dirigen al puerto de
Lázaro Cárdenas.
Mientras, la vida y los trabajos cotidianos
continúan en las encargaturas que conforman el territorio de Ostula. Cada una
de ellas -nos explica un comunero- se divide en tres partes: dos se trasladan
al bloqueo, mientras la tercera realiza las faenas necesarias para el trabajo de la
tierra. «Nosotros vemos que así podemos
durar años […] manteniendo nuestra
lucha, nuestro movimiento». A pesar del cansancio físico que implica
sostener el bloqueo, la comunidad se mantiene firme, sabiendo que es apenas un
momento de la larga lucha en defensa de su tierra y de su vida.
Aunque las demandas de Ostula implican la
desarticulación del crimen organizado en la región, la visión de un pueblo
organizado es radicalmente distinta a la de las fuerzas del Estado: la
comunidad sabe que la detención de los
malandros no es un simple
asunto de «seguridad pública». Al
mantener y defender el sistema de seguridad comunitario, las y los habitantes
de Ostula defienden la forma de vida comunal que el crimen organizado, el
modelo económico extractivista y el Estado mexicano, han intentado destituir.
En una sola frase, un comunero lo resume: «nosotros
no queremos desaparecer, queremos seguir existiendo como comunidad».
A casi dos semanas de la liberación de los
cinco policías comunitarios secuestrados, ninguno de los tres niveles de
gobierno se ha movilizado para detener a los líderes del crimen organizado. El
bloqueo de la carretera 200 se ha levantado, pero Ostula se mantiene en alerta
permanente, y en el filtro comunitario de Xayakalan se ha
instalado una guardia de al menos 300 personas. Desde allí se brinda apoyo
logístico y moral a las guardias comunitarias que han avanzado hacia el sur
para hacer el trabajo de seguridad que el Estado mexicano continúa sin
realizar.
La comunidad de Ostula sabe que la
contraofensiva del crimen organizado implica el retorno del despojo y el
desprecio que significan los proyectos extractivistas impulsados por los
caciques y políticos de la región. “Las
cosas van avanzando. Lento, no como esperamos, pero avanzan”, nos dice un
comunero. La lucha es larga, pero el apego a su territorio y el recuerdo de las
luchas que le han permitido mantener sus formas de vida colectiva, le brinda al
pueblo nahua de Ostula la fuerza necesaria para continuar su resistencia.
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