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ARGENTINA: ¿30.000 DESAPARECIDOS? números en serio e intenciones ocultas detrás del debate

Fueron mucho más de 30,000 desapariciones forzadas durante la dictadura militar en Argentina.
Dr. Fabian Salvioli
Ex Presidente del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
América Latina en movimiento
17 febrero, 2017
Me he resistido a debatir este tema, pero me parece que -luego de que se insista e insista con lo mismo- algo fundado hay que decir frente a tanta opinión ligera en redes sociales. La cifra de 30.000 personas desaparecidas es, obviamente, estimativa, por lo cual debe admitirse que no se ajusta a la realidad: Fueron más, sin duda alguna.
La experiencia internacional, y he podido constatarla de primera mano en varios países, muestra que en todas las circunstancias de terrorismo de Estado como el que ha sufrido Argentina, muchos casos de desapariciones forzadas no se denuncian (especialmente en ámbitos rurales, aunque juegan otros factores). Naturalmente, hoy sería bien diferente, pero hace cuarenta años jugaban prejuicios, y fundamentalmente miedo (ya que se sabe que quienes reciben la denuncia son los propios perpetradores y pueden tomar represalias).
En el caso argentino, la impunidad luego de que los militares arrancaran por la fuerza la ley de obediencia debida al gobierno constitucional que con coraje intentó juzgarles, ha desalentado presentaciones posteriores -debe recordarse que no eran años sencillos, y que las amenazas a quienes denunciaban y a las propias personas que trabajaban en derechos humanos eran cotidianas, recuerdo por ejemplo las amenazas de bomba que nos hacían desalojar lugares en las que realizábamos actividades en que cuestionábamos los proyectos de ley de impunidad, amén, claro, de los inocultables levantamientos militares armados de semana santa y siguientes, contra el gobierno constitucional-. Esos riesgos, aunque parezca mentira, aún continúan (quizás recuerden que Julio López sufrió su segunda desaparición forzada hace poquitos años, luego de declarar ante los tribunales federales de La Plata) -.
Otros casos no se denuncian porque las víctimas no tienen familiares cercanos que realicen las presentaciones, y otras personas han muerto desalentadas por las dos décadas de impunidad que siguieron a la ley de obediencia debida y los indultos presidenciales, en que no se recibían denuncias.
También -en Argentina- hay muchos familiares que no han acudido a reclamar indemnizaciones del Estado, como surge de la diferencia de casos documentados por Conadep y las presentaciones para solicitar el beneficio legal (menos). Por lo que, por un lado, ni el número de reclamos de indemnizaciones ni los denunciados ante Conadep dan elementos definitivos del número de personas desaparecidas, y por el otro, el hecho de que los reclamos de indemnización sean menores que los casos registrados en Conadep echa por tierra el argumento que se repite malintencionadamente por el que se señala que lo que se buscan son indemnizaciones por casos inventados. Más bien al revés, existe una gran cantidad de personas que han decidido no aceptar las indemnizaciones.
El informe oficial de los Archivos de Seguridad Nacional desclasificados en Estados Unidos -y hechos públicos en el año 2006- señala que a mediados de 1978 –cuando recién iban dos años de los siete que duró la dictadura- los propios militares argentinos, reitero y pongo en mayúsculas,  LOS PROPIOS MILITARES ARGENTINOS, reconocían que las víctimas eran más de 22.000.
La discusión finalizaría rápidamente si los militares argentinos de aquella época, cuya inmoralidad solamente es equiparable a su cobardía, no hubieran destruido poco antes de dejar el poder todos los archivos en que se documentaban los secuestros y hechos posteriores, para intentar eludir sus responsabilidades –algo en lo que aún continúan-, junto a parte de sus familias y los pocos trasnochados nostálgicos de la dictadura que aún existen en Argentina -.
Reitero, es muy probable que las víctimas que fueron desaparecidas forzadamente en Argentina hayan sido bastantes más de 30.000, aunque el número de 30.000 es simbólico y debe quedar porque así está instalado en la memoria del pueblo Argentino, y de la propia comunidad internacional.
Pero si de números se trata, quisiera señalar otras cosas relativas a este tema y que no se ponen arriba de la mesa en las discusiones: se omite decir que la desaparición forzada convierte en víctimas a los familiares que sufren un trato inhumano y degradante del Estado por la incertidumbre cotidiana y permanente respecto del destino y paradero de sus seres queridos, por lo que bien puede hablarse de una cifra muy superior si se les incorpora como víctimas (no es una ocurrencia mía, así lo reconoce la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su jurisprudencia constante, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el Comité de Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas, y la propia Convención de Naciones Unidas en materia de desapariciones (2006).
¿A cuánto asciende el número de víctimas de desapariciones forzadas si se considera, como corresponde, víctimas a las personas familiares/cercanas?
Adicionalmente, la desaparición forzada de personas es un crimen contra la humanidad: así se entiende en derecho internacional, porque ofende y convierte en víctima a la humanidad en su conjunto; así que si queremos discutir de números seriamente, a poco que se avance en la cosa nos encontraremos con números muy (pero muy) superiores.
En relación a que son hechos del pasado, pues no lo son: la desaparición forzada es de ejecución continua (por naturaleza), y la sustracción de identidad también. Por consiguiente, se siguen perpetrando actualmente (de allí que no opere la prescripción de los mismos) hasta el exacto momento de la aparición con vida o la identificación de restos mortales (en los casos de desaparición forzada) y hasta el momento de la recuperación de identidad (en los casos de sustracción de la misma).
Todavía se discute -por parte de sectores filo nazis en Alemania y otros países europeos - el número de víctimas del exterminio provocado por los Nazis, como manera de disminuir el horror y desacreditar la palabra de las víctimas. Aquí el cuestionamiento del número de 30.000 tiene la misma intención, desacreditar el camino tan difícil, valioso y ejemplar en materia de derechos humanos, que se ha hecho en la República Argentina desde fines de los años 70.
Es inmoral seguir dando micrófono a quienes deberían estar presos, por haber perpetrado crímenes contra la humanidad, por haberse levantado en armas contra el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín en aquellos nefastos alzamientos militares para arrancar la ley de obediencia debida, o por ambas cosas; si no deberían tener micrófono, mucho -muchísimo- menos ocupar cargos públicos.
Son más, muchas, muchísimas más las víctimas de desaparición forzada en nuestro país, pero por todo lo expresado anteriormente nos quedamos con el número simbólico de 30.000 personas detenidas-desaparecidas por el terrorismo de Estado en la República Argentina.
Digo, si queremos discutir de números en serio...

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