1968: POR UNA ANTOLOGÍA QUE
RECUPERE LAS EXPERIENCIAS DE LOS ESTUDIANTES DEL IPN
Jesús Vargas Valdés.
Noviembre de 2016.
Noviembre de 2016.
En 2018 se cumplirán 50 años de
la huelga estudiantil de 1968 razón por la que considero que es un buen momento
para empezar a recuperar historiográficamente lo más importante de la huelga
que concluyó en diciembre de 1968 y del movimiento que se extendió hasta el 10
de junio de 1971.
En
lo que respecta al Politécnico estamos llamando a elaborar una antología
general donde se recuperen las experiencias de los estudiantes de esta
institución, pero eso es solo una parte, es necesario pensar muy bien lo que se
puede hacer, en lo general, durante estos meses que faltan.
Considerando
lo anterior comparto la entrevista que me hizo el 16 de noviembre del 2008 Arturo
García Hernández del periódico La Jornada donde presento algunas sugerencias en
el contexto de la publicación del libro "La
patria de la juventud".
EL 68 NO SE REDUCE
A UNA ANÉCDOTA TRÁGICA.
Afirma Jesús Vargas.
Es tiempo de intentar una historiografía completa del
movimiento, considera el investigador.
Se cree que tras la masacre vinieron las Olimpiadas y ahí
acabó todo; eso no es cierto, señala.
En el ensayo La patria de la juventud, el entonces
activista del IPN reflexiona sobre el tema.
Por Arturo García
Hernández.
La Jornada.
Domingo 16 de noviembre de
2008.
El movimiento estudiantil de 1968 ya tiene su historia
oficial, pero, contrariamente a lo que se afirma, aún falta mucho por decir
sobre el tema. Entre otras cosas, que no empezó simplemente con un pleito de
pandillas ni terminó con la masacre en Tlatelolco el 2 de octubre. Y, lo más
importante: ese movimiento no es pasado, es presente.
Como investigador de la
historia y como activista estudiantil en el Instituto Politécnico Nacional
(IPN) durante esos días, Jesús Vargas manifiesta en entrevista, interés y
preocupación al respecto: “Me pregunto si
no está pasando lo mismo que con la Revolución Mexicana, que durante 50, 60
años, lo que se supo de ella fue una historia muy parcial, vista con unos
cuantos ojos y de la cual, hasta después de setenta años, empezaron a aparecer
versiones más profundas, más completas”.
Hasta ahora, casi todo lo
que se sabe del movimiento proviene de los dirigentes del Consejo Nacional de
Huelga (CNH). Vargas reconoce su importancia, pero considera que ha quedado
fuera el protagonista común, el brigadista, el activista, quienes dieron vida
al movimiento.
“Lo más importante en que se debe insistir: el movimiento no
ha terminado y no va a terminar, ni se va a cerrar la herida sólo porque se
castigue a los culpables. Si algún día el movimiento llega a cerrar su herida
será el día que se cumplan los objetivos que tuvo: igualdad y justicia social.”
Se ha hablado mucho del
pliego petitorio como punto de referencia, “pero
a mediados de agosto ya no era tanto el pliego petitorio, sino el anhelo de que
en este país hubiera democracia, justicia, de que se acabara la corrupción. El
movimiento rebasó totalmente al pliego, que quedó como símbolo, punto de
referencia, pero en la conciencia, en la emoción de los que volanteábamos en
los camiones, en los mítines, los que dialogábamos con el pueblo, estaba la
cuestión de la justicia”.
VISIÓN POLITÉCNICA,
AUSENTE.
Jesús Vargas Valdés, historiador chihuahuense especializado en
el surgimiento y desarrollo de la Revolución Mexicana en el norte del país,
autor de varios títulos sobre el tema, estudiaba en la Escuela de Ciencias
Biológicas del IPN, en la ciudad de México, en 1968, y participó activamente en
el movimiento estudiantil.
A partir de su experiencia
personal y con una perspectiva historiografía, Jesús Vargas sostiene que a los
estudios sobre el 68 les falta integrar muchos testimonios de lo que fue el
movimiento dentro del Instituto Politécnico Nacional: “Hay aspectos sobre los que no se ha escrito o se ha escrito muy poco,
como las inquietudes de carácter académico que se daban en varias escuelas,
previamente al movimiento: en el caso concreto de la Escuela de Ciencias
Biológicas, desde 1967 los estudiantes participamos en la elaboración de nuevos
planes de estudio porque los anteriores ya eran anacrónicos; también
discutíamos sobre la situación académica y el futuro de los profesionistas”.
De ejemplos como el
anterior, Vargas deduce que el movimiento “no
cayó del cielo”, ni empezó “de
repente sólo por un pleito entre pandillas y la intervención de los granaderos;
creo que ya había un germen y seguramente en la Universidad debe haber sucedido
lo mismo.”
Otro punto importante para
Jesús Vargas es lo que sucedió entre el 23 y el 30 de julio de 1968: “resulta todavía muy confuso, y hay que
aclararlo, porque fueron días de mucha actividad en varias escuelas del
Politécnico, y para el 30 prácticamente todo el Instituto estaba en huelga”.
Y así como hay un antes
que explica el surgimiento del movimiento, también hay un después del 2 de
octubre: “casi no se ha escrito nada al
respecto, la idea que prevalece es que se masacran a nuestros compañeros, los
lloramos, a otros los apresan; volvemos a clases, vienen las Olimpiadas y ya se
acabó todo. Y eso no es cierto.”
DESCONEXIÓN DEL CNH.
Esta idea “se explica
mucho en función de que los principales dirigentes del Comité Nacional de
Huelga, que eran los que tomaban la palabra, los que hablaban oficialmente, se
desconectan de lo que pasa en las bases y por eso su versión nada más llega
hasta ahí.”
El caso es que en los
meses siguientes, y de 1969 a 1971, se da una intensa y muy importante
actividad: “el mismo movimiento
guerrillero de los 70 surge en buena parte de los alumnos que durante el
movimiento crearon alternativas de enfrentamiento a los granaderos, otra
concepción de la autodefensa, y la desarrollaron”.
Entonces, resume, “a 40 años de distancia, creo que ha llegado
el momento de intentar una historiografía completa del movimiento de 1968;
tratarlo no sólo desde la perspectiva de unas cuantas personas, sino desde la
perspectiva de una investigación en la que participen grupos
multidisciplinarios que aborden todos los aspectos, desde el cultural y el
artístico hasta el político. Es lo que sigue. Porque el 68 no se reduce a una
anécdota trágica”.
Toda esta reflexión está
contenido y desarrollada en un ensayo de Vargas titulado La patria de la juventud. Los estudiantes del Politécnico en 1968
(Nueva Vizcaya Editores), del cual acaba de publicar una versión preliminar con
motivo del 40 aniversario del movimiento, pero que será ampliada en una versión
definitiva que estará concluida el próximo año.
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