MONSANTO-BAYER y el control digital de la agricultura (el mercado global de transgénicos y agrotóxicos)
por Silvia Ribeiro (Investigadora
del Grupo ETC)
Red Latina sin fronteras
La Jornada
http://www.jornada.unam.mx/2016/09/17/opinion/021a1eco
Publicado: 18 septiembre, 2016
Varios factores influyen en la aceleración de las fusiones:
después de 20 años en el mercado, los cultivos transgénicos muestran numerosas
desventajas.
El miércoles 14 de
septiembre Monsanto aceptó finalmente la tercera oferta de Bayer para
comprarla, lo que convertirá a Bayer en la mayor empresa global de agrotóxicos
y semillas, además de ser una de las mayores farmacéuticas. Pero siendo de gran
magnitud y con impactos de amplio alcance, es apenas una de varias fusiones
recientes entre trasnacionales de agronegocios. Hay también movimientos entre
las empresas de fertilizantes, de maquinarias y las que poseen bancos de datos
que influyen en el proceso agrícola, en una batalla por quién controlará no
sólo los mercados, sino también las nuevas tecnologías y el control digital y
satelital de la agricultura.
Varios factores influyen
en la aceleración de los procesos de fusión que comenzó en 2014. Uno de ellos
es que los cultivos transgénicos se están topando con muchos problemas, lo cual
acicatea a las gigantes de transgénicos a buscar posiciones más firmes frente a
lo que parece ser una fuente de vulnerabilidad creciente. Es significativo que
un diario conservador como The Wall Street Journal reconozca que el mercado ha
sido afectado por las dudas de los agricultores de EEUU sobre los cultivos
transgénicos, ya que después de 20 años en el mercado muestran numerosas
desventajas: supermalezas resistentes a los agrotóxicos, rendimientos que no
equiparan el alto costo de las semillas transgénicas, ni el costo de aplicar
más cantidad y más fuertes agrotóxicos para matar malezas y plagas resistentes,
ni el aumento de trabajo para controlar las hierbas. El desplome de los precios
de las commodities agrícolas aceleró el malestar, llevando a que agricultores
que sembraban transgénicos vuelvan a buscar semillas no transgénicas, más
baratas y con igual o mejor rendimiento. (The Wall Street Journal, 14/9/16, http://tinyurl.com/gtemcmo)
Si se permite la fusión con Monsanto, Bayer
pasará a controlar cerca de un tercio del comercio global de agrotóxicos y de
semillas comerciales. La operación sigue a las de Syngenta-ChemChina y
DuPont-Dow, en un vertiginoso proceso de fusiones y adquisiciones en la
industria semillera-agroquímica. Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer, Basf
juntas controlan 100% del mercado de semillas transgénicas, que ahora quedaría
en manos de solamente tres empresas.
Estas fusiones están bajo
escrutinio de varias agencias anti-monopolios, por constituir bloques que
tendrán enorme poder en mercados claves y seguramente producirán aumento de
precios de los insumos agrícolas. Además forzarán más leyes y regulaciones a su
favor, contra la soberanía alimentaria y las semillas campesinas. Sólo el hecho
de que tres empresas controlen todas las semillas transgénicas debería ser un
argumento suficiente para cualquier país para rechazar estos cultivos, por la
inaceptable dependencia que significan.
Pero el contexto de las
operaciones en la cadena agroalimentaria es más complejo, e incluye también a
los próximos eslabones de la cadena, tal como detalla el Grupo ETC en su
análisis de la fusión Monsanto-Bayer (www.etcgroup.org,http://tinyurl.com/ze6zs2l).
Si bien la consolidación
del sector semillas y agrotóxicos lleva décadas y está tocando techo, estos dos
sectores tienen ventas mucho menores que las empresas de fertilizantes y de
maquinarias, grupos que desde hace algunos años comenzaron a incursionar en el
mercado de los primeros, estableciendo alianzas estratégicas. Adicionalmente,
esas industrias también están en proceso de consolidación. Poco antes del
acuerdo Monsanto-Bayer, dos de las mayores empresas de fertilizantes, Agrium y
Potash Corp, decidieron fusionarse, transformándose en la mayor empresa de
fertilizantes a nivel global. Lo cual, según analistas de la industria,
presionó a Bayer a aumentar la oferta por Monsanto.
Paralelamente el sector
maquinaria rural –que no se trata sólo de tractores y cosechadoras, sino
también drones, robots y sistemas GPS que les permiten colección de datos de
campo por satélite– ha venido desarrollando alianzas con todas las gigantes de
transgénicos, que incluyen acceso a bancos de datos agrícolas, de suelo, clima,
enfermedades, etcétera. En 2015, John Deere, con la mayor empresa de maquinaria
a nivel global, acordó con Monsanto comprarle la subsidiaria Precision Planting
LLD de datos agrícolas, pero fue demandado ante el Departamento de Justicia de
EEUU, que suspendió la compra, porque John Deere pasaría a dominar el mercado
de los sistemas de cultivo de precisión y podría elevar los precios y
ralentizar la innovación, a expensas de los agricultores estadunidenses que
dependen de esos sistemas, ya que Precision Planting LLD y Deere pasarían a
controlar 85% del mercado de cultivos de precisión. (Departamento de Justicia,
31/8/16, http://tinyurl.com/j9x6am9).
Como ese acuerdo no se
concretó, la subsidiaria sigue como propiedad de Monsanto y por tanto en el
paquete de la nueva fusión, lo cual podría darle un nuevo lugar a Bayer en el
tema de control digital y mover todas las piezas del juego. Cada vez más, el
manejo de datos sobre suelo, clima, agua, genómica de cultivos, hierbas e
insectos relacionados, será lo que decida quién controla todos los primeros
pasos de la cadena agroalimentaria industrial. En este esquema los agricultores
son una mera herramienta en la carrera de las empresas por producir ganancias
–no alimentos–, lo que condiciona gravemente la soberanía de los países, y no
sólo la alimentaria.
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