Colectivo Radio Zapatista
07 de agosto de 2016
El Ejido ch’ol de Tila, en la Zona Norte de Chiapas, denunció
la entrada de camionetas militares de la Marina. Sus autoridades, encargadas de
coordinar los trabajos para el cuidado del poblado, emitieron la alerta; no
esperaban la incursión de soldados. Su denuncia muestra la palabra enérgica
frente a la tensión en que se encuentra el pueblo organizado, ya que a partir
de haber expulsado al Ayuntamiento Municipal y declarado su autonomía y
autogobierno ejidal, no han cesado las amenazas de operativos militares,
paramilitares y policíacos.
El clima de hostilidades
hacia la construcción autonómica del autogobierno ejidal se ha vuelto cotidiano
durante estos ocho meses, como lo tienen registrado las autoridades ejidales.
Esto ha mantenido al pueblo en tensión y alerta: de manera continua reciben los
rumores de la entrada de la policía al pueblo, que ya lo ha intentado de manera
fallida ante la movilización del pueblo, en una madrugada hace un par de meses.
También les ha llegado la información de que el ejército prepara el operativo
cercando el pueblo y aislando a sus comunidades. Y de la misma manera están
advertidos de cómo los funcionarios del ayuntamiento están organizando grupos
en diferentes comunidades para atacar al ejido, su oficio paramilitar.
En otras palabras, les
amenazan con aplicar de manera directa la violencia gubernamental de la guerra
en la que mantienen los territorios, y que en esta región tiene una larga
historia de crueldad humana e impunidad, cuyo símbolo es la “Paz y Justicia” gubernamental,
paramilitar. De este modo buscan desgastar al pueblo y su determinación de
ejercer su autonomía ejidal, para imponer la presencia del Ayuntamiento
Municipal. Sin embargo, el pueblo permanece firme en su determinación de
defender su territorio y autoridad, su legítimo y legal autogobierno ejidal, fundado
en su derecho a ejercer la autonomía ejidal.
La última amenaza fue
recibida unos días previos a la presencia de la Marina. El medio que han
utilizado los operadores y aliados gubernamentales dentro del poblado para
difundir las amenazas, engaños, difamaciones contra el Ejido y el cuerpo de
autoridades es el WhatsApp. Éste es el contenido de la amenaza que circularon:
“Tila, Chiapas, Comunicado de la Segob. El momento
imprescindible se acerca, se le pide a la población en general que guarde la
postura debida en los acontecimientos a suscitarse dentro de los límites de la
zona de urbanización no alarmarse por las acciones para restablecer el estado
de derecho, se les ordena permanecer dentro de sus hogares para no entorpecer
la aplicación de la justicia, es importante abastecerse de lo indispensable en
víveres, ya que la estancia de la fuerza pública, será de manera indefinida
hasta lograr la estabilidad social sin causar violaciones a los derechos
individuales, salvo exceptuando a aquellas personas que rendirán cuentas con
las instancias correspondientes hoy la aplicación de la justicia será única y
exclusiva para aquellos que están contemplados en la lista de órdenes de aprehensión,
esta medida de seguridad es para evitar confrontaciones con saldo rojo, como lo
ocurrido en San Juan Chamula, por lo anterior expuesto se le pide a la juventud
no prolongar sus paseos de noche ni hacer grupitos, para no levantar sospechas
de delincuencia, el gobierno del estado ha recibido instrucciones contundentes
del gobierno federal para realizar un operativo con saldo blanco, y qué mejor
que la población coadyuve para no lamentarse de acciones drásticas. La
tranquilidad y la paz tiene que regresar al municipio de Tila, esto con la
finalidad de que el gobierno del estado cumpla con apego a derecho y darle
seguimiento al dictamen imparcial de la SCDJN, que nadie sea afectado en la posición
de sus patrimonios legales personales. Por un estado sin violencia CHIAPAS NOS
UNE. (BOM) Base de operaciones Mixtas. Julio 2016”.
De acuerdo a lo que narran
las autoridades, este texto lo recibieron las autoridades el viernes 29, apenas
cuatro días antes de la presencia militar denunciada por las autoridades
ejidales. En principio fue percibida como una amenaza más, pero esto cambió porque
llegó información que aseguraba que el operativo en Tila se realizaría para el
día 2, 4, o los primeros días del mes. Creció la preocupación de la Comitiva,
como le nombran al cuerpo colectivo de la autoridad ejidal. Con la incursión de
las camionetas de marinos hasta el centro del poblado, el ejido completo, sus
barrios y comunidades, entraron en alerta.
Tres camionetas
incursionaron mientras las de Ayuntamiento permanecieron en el perímetro del
poblado, de acuerdo a la explicación de las autoridades ejidales. A partir de
ese momento los rumores de que van a realizar el operativo no han parado,
mientras el pueblo se encuentra en alerta y haciendo un llamado a la
solidaridad, en medio de un panorama de violencia gubernamental generalizada en
el país.
Los accesos al poblado de
Tila fueron nuevamente bloqueados, sólo dejando uno abierto para controlar la
circulación. El pueblo mantiene la determinación de defender su territorio, su
autoridad sobre éste y su comitiva de autoridades. Además de tomar control del
poblado de Tila, quieren encarcelar al comisariado actual, a varias ex
autoridades de los últimos periodos y miembros de sus familias. Varios de ellos
son adherentes a la Sexta, quienes han participado activamente apoyando el
caminar del ejido y los pasos de sus autoridades, de acuerdo a la determinación
de la Asamblea.
Las órdenes de aprehensión
existentes, hasta donde tienen conocimiento las autoridades ejidales, son poco
más de 20, que el juez de consigna en turno le gestionó a la Procuraduría
General de Justicia con base en un expediente repleto de falsedades repetidas,
la costumbre burocrática. En la lista de aprehensiones incluso se encuentran
personas ajenas al ejido y a la problemática, pero que tienen cuentas políticas
pendientes con el grupo de dueños actuales del Ayuntamiento, que con el apoyo
del gobierno estatal y federal quieren tomar venganza.
La entrada de la Marina
para realizar un registro videográfico del poblado, del centro y de la ruina
del “Palacio Municipal”, cuyos muros
han quedado derrumbados, para nada es una buena señal, así como los movimientos
policíacos y militares en la región. Y es que Tila tiene en su memoria los
operativos policíacos, militares y paramilitares que se han vivido en su
territorio. Estos últimos están muy presentes en la memoria por su crueldad en
las comunidades, la violencia paramilitar que forma parte de la política de
contrainsurgencia que no ha cesado de aplicarse. O como en el último operativo
en el 2005, cuando las fuerzas estatales tomaron el pueblo con violencia
desproporcionada para controlar el ayuntamiento, que estaba tomado debido al
descontento por un fraude electoral.
Por eso, además de los
grupos de guardias ejidales, todas las familias están en alerta en el poblado,
ante el posible intento de realizar el operativo para tomar por asalto el
pueblo. El pueblo está organizado en su ejido junto con las comunidades de los “anexos”, para evitar que le arrebaten y
desgarren el territorio ejidal, se adueñen del corazón de dicho territorio y
destruyan su autonomía y autogobierno ejidal.
Por medio de un operativo,
el gobierno federal y estatal buscaría imponer la presencia del ayuntamiento y
su régimen de gobierno. Levantar sus ruinas deconstruidas por las manos
campesinas como último recurso frente al despojo y la injusticia y frente a la
Tormenta que azota a nuestro México. Por ello pretenden asaltar el pueblo para
reconstruir este edificio, símbolo del ejercicio del poder arbitrario, déspota;
los muros que el poder pretende levantar. Esa construcción alberga el mal, como
lo narran los ejidatarios, porque ahí gobierna la violencia, la represión, el
desprecio, el despojo; por eso sus muros fueron derrumbados por acuerdo de la
asamblea.
Esa construcción
representa un modo de gobernar; en esas ruinas permanece viva la memoria de un
espacio que no sólo es responsable del despojo y la violencia en el ejido, sino
también el centro de operaciones donde se coordina uno de los últimos eslabones
del engranaje de la política de contrainsurgencia dirigida al EZLN y sus bases
de apoyo en esta región, el eslabón local. Es la casa de una burocracia
paramilitarizada cuyos dueños se han beneficiado de la concentración de poder y
dinero de la administración pública de guerra del ayuntamiento, además de impunidad
para su cruel y cobarde actuar.
Desde esas instalaciones
han sido operados los grupos de paramilitares de Paz y Justicia, las fuerzas irregulares del orden, que tienen como
objetivo someter la voluntad del pueblo y las comunidades a la voluntad gubernamental,
una de las directivas de esta política de guerra que tiene ya más de 20 años
ejecutándose. No hay olvido: están los muertos y desaparecidos de la Zona Norte
de Chiapas, abrazando su lucha junto con los miles, cada uno y una con un
rostro, una historia.
Por eso no es sobre estas
ruinas del ayuntamiento que el Ejido apuesta para construir su autogobierno, no
busca su reconstrucción o la toma de ese espacio de poder, de esa forma de
gobierno, sino expulsarlo por parasitario, paramilitar. El trabajo de
autogobierno lo realizan desde su propio espacio, su casa ejidal, desde abajo.
Desde diciembre del año pasado comenzaron la difícil tarea de construir otro
modo de regirse políticamente. Su autogobierno forma parte de esa expulsión
material y simbólica del poder, del mal instituido en el ayuntamiento: un
proceso creativo que reivindica las fuerzas vivas de su memoria, que las
actualiza, para construir su régimen de gobierno propio.
Echan mano para esta tarea
de su estructura ejidal, de la que se apropiaron como pueblo para protegerse de
la dinámica histórica de despojo y opresión por parte de las instituciones
gubernamentales y de los caciques. El ejido ch’ol de Tila es una institución
apropiada y resignificada sobre la que han edificado su casa propia, a partir
de su modo histórico de estar organizados, de sus barrios y comunidades. Esta
casa alberga en el día a día los pasos en la construcción de su autonomía y
autogobierno ejidal para dar cuidado, para atender de manera colectiva y
comunitaria el cuidado del pueblo, en un intento por solucionar de manera
organizada sus necesidades y problemáticas.
Tienen el reto de
construir su autogobierno, pero no el mismo modo, que como lo sostienen está
podrido, corrompida su estructura. El trabajo de autogobierno es realizado por
servicio, para organizar y coordinar los trabajos de cuidado del pueblo que
corresponde a todas las familias, por el valor de la reciprocidad como parte
del tejido político. La experiencia zapatista les es cercana, le guardan
respeto y admiración, las y los adherentes a la Sexta que participan
activamente en este proceso organizativo del ejido han aprendido de ésta, así
como de las experiencias compartidas de los pueblos del Congreso Nacional
Indígena.
Con su autogobierno “está dando sus primeros pasos la autonomía
ejidal de Tila”, como menciona un miembro de la comitiva. Se están
encargando de atender de manera coordinada con el pueblo el servicio de
limpieza, caminos y carreteras. De la misma manera su seguridad, organizada por
los propios barrios y comunidades, la resolución de los conflictos y la
construcción de la justicia. Asimismo, la administración del agua e incluso el
mantenimiento del hospital, cuyos servicios se han reducido para culpar al
ejido, y como parte del desabasto resultante del robo burocrático y la
desviación de los recursos que toman del pueblo para su propio enriquecimiento
y promoción como mercancía política.
El proceso de autonomía y
autogobierno en Tila se encuentra en riesgo de ser aplastado. Se ha caminado y
construido en condiciones de violencia psicológica, pero se mantiene
resistiendo y construyendo, como dicen las y los zapatistas, en otra casa. Es
este proyecto político autonómico sobre una cabecera ancestral de Chiapas lo
que los gobernantes buscan asaltar para destruirlo por medio de un operativo de
fuerzas mixtas. Imponer como régimen el crimen y el despojo, una burocracia
paramilitar para acabar con la fuerza de este pueblo organizado, sobre todo
ahora que buscan introducir el desarrollo de la industria extractiva minera en
Tila. Pero el pueblo está en alerta, resiste y construye su esperanza.
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