Por Simón Sedillo y Niñx
Salvaje
Fotos por Radio Jenpoj y
Estereo Comunal Yeelatoo
Agencia SubVersiones
/3 julio, 2016/
En Oaxaca, 12 personas han sido asesinadas por la policía
entre el 19 y 26 de junio de 2016, mientras participaban en la actual rebelión
que está viviendo el estado [1]. Uno de los asesinados era maestro, todos
los demás eran parte del pueblo. A pesar de la violenta represión, una multitud
de bloqueos siguen vigentes en todo el estado, ya sea de forma puntual o permanente.
Además, miles de hombres y mujeres, niñas, niños, jóvenes, ancianos y
comunidades enteras se han manifestado en apoyo al magisterio, en repudio hacia
la represión y en contra de las reformas estructurales y de las políticas
neoliberales que amenazan a las comunidades. En este contexto, una cosa queda
clara: la lucha en Oaxaca no sólo es una lucha de maestros y maestras sino la
de los pueblos que por su parte luchan también por la vida, el territorio y la
autonomía. En Oaxaca, la resistencia de los pueblos no empieza ni se acaba con
la del magisterio: comenzó siglos atrás y su camino todavía es largo.
La primera razón que lleva a la gente a expresar su
descontento es la violencia descarada que utilizó el gobierno para reprimir al
pueblo. Una compañera integrante del colectivo Voces Oaxaqueñas Construyendo
Autonomía y Libertad (VOCAL) nos comparte su preocupación:
Hace 10 años fue durísimo y hoy la represión es más dura. En
2006, los compañeros que habían muerto, que había asesinado el gobierno eran
contados parcialmente, no de un sopetón. Aquí vimos que ellos entraron a quema
ropa, a matar, a matar a nuestros compañeros. Es muy fuerte la lectura, de
saber que están matando el derecho a la vida, el derecho a la manifestación, el
derecho a la organización y que frente a eso no queda de otra que organizarse.
Frente a eso, la exigencia
del pueblo es clara: el retiro inmediato de las fuerzas represivas del estado.
Así, en un pronunciamiento, la comunidad de Guelatao declara:
Exigimos el retiro de la policía federal y la gendarmería para
garantizar la seguridad y la paz de nuestros pueblos. En Oaxaca no los necesitamos,
los repudiamos.
La segunda razón del
descontento es sin duda la imposición por parte del gobierno federal de la «Reforma educativa» tanto como todas las
reformas estructurales que pretenden privatizar no sólo la educación sino
varios otros sectores tales como el campo, la salud y las energías.
«Lo único que está causando la mal llamada reforma educativa
es la muerte y el desprecio profundo a las comunidades y pueblos originarios, a
las comunidades campesinas y urbanas, así como a todos los sectores sociales
marginados»,
denuncian las comunidades del pueblo Ayuujk.
«Nos toca a todos como ciudadanos y gente del pueblo
contribuir a esa lucha que no es del magisterio, que es del pueblo de México. (…) los pueblos en Oaxaca se siguen organizando porque se sabe que esto es
un proyecto de muerte y exterminio que viene del capitalismo mismo, y que son
12 paquetes de reformas distintas. Al gobierno ya no le importa la gente, sólo
le importa saquear y privatizar todo», nos comparte la compañera de VOCAL.
Las comunidades del pueblo
Ayuujk aclaran: «Como comunidades
indígenas deseamos vivir la educación, la justicia, la paz, la salud, la
alimentación como ejercicio inalienable de los derechos fundamentales y no como
productos que se compran y se venden».
Además, en muchas partes
del territorio oaxaqueño, la resistencia no se limita al repudio a esas
reformas sino que se organiza directamente en contra de los megaproyectos que
se intentan imponer en la zona. Continúa la compañera de VOCAL:
La lucha de los pueblos se da día con día en contra de esos
megaproyectos que están intentando saquear la vida. Y yo creo que cuando
empezaron a reprimir en el Istmo es porque estaban sondeando las aguas. Sabían
que el Istmo no sólo era la reforma educativa, era en contra de un proyecto
transnacional, de los eólicos. Si lograban amedrentar a los compañeros, era
socavar una lucha que tiene años. Por otro lado cuando vemos Nochixtlan, es la
privatización minera. Lo que está concesionado ahí es la tierra. Y entonces
cuando la gente se organiza, sí se organiza por la reforma, pero porque también
saben que si hoy no somos solidarios con otras luchas que se presentan en
nuestro territorio pues nos van a acabar.
Los políticos, junto con
los periódicos comerciales y sus seguidores pueden dar sus declaraciones
condescendientes, deplorando el hecho de que «la gente se deja manipular por el magisterio que se aprovecha de la
ignorancia». El pueblo por su lado bien sabe que tiene razones que sobran
para estar luchando. Nos comparte la compañera de VOCAL:
Los pueblos saben bien qué es lo que quieren, no necesitamos
ni de teorías ni de expertos que nos vengan a contar como tiene que ser. [Tenemos que]
ver que las demandas no sólo son en contra de estas reformas que privatizan las
cosas sino que también son por la defensa de la vida y el territorio, y en el
territorio dejarnos ser como somos. A lo mejor somos necios e intransigentes
pero seguimos siendo el corazón de México.
De hecho, en su
pronunciamiento, las comunidades de la Sierra Juárez hicieron un llamado al
magisterio oaxaqueño, invitándole a tomar sus responsabilidades en el ámbito
educativo. En particular, insistieron en la necesidad de construir alternativas
educativas que respeten y fortalezcan a las identidades de los pueblos de
Oaxaca en vez de imponer contenidos que niegan y desprecian a sus culturas
ancestrales.
También hacemos un llamado al magisterio oaxaqueño a resistir
con propuestas responsables, a construir alternativas educativas y de
resistencia desde las aulas. No hay que olvidar que en el pasado reciente el
magisterio ha sido utilizado para fabricar una sola cultura nacional a la cual
los indios deberíamos estar integrados, lo que ha dado como resultado que a 60
años de haber iniciado esa política pública, la mitad de la población que se
considera indígena y que representa el 66% de la población total de Oaxaca no
hable sus lenguas originales y tampoco se incluyan en los libros de texto los
saberes construidos por nuestras culturas milenarias. No permitamos más que la
supuesta modernidad nos desfigure, en ese sentido, el magisterio tiene la gran
tarea de rescatar y fortalecer nuestras identidades.
La compañera de VOCAL enfatiza:
Los pueblos de Oaxaca han superado la organización no sólo del
magisterio sino también de la ciudad, de las organizaciones que se dicen de
masas, de los partidos políticos que hoy se quieren abanderar esta lucha pero
votaron en su curul muy cómodamente a favor de la reforma educativa.
El sábado 25 de junio se
juntaron las autoridades municipales y agrarias de múltiples comunidades en su
primera «Asamblea General de Autoridades
de los pueblos de Oaxaca», con el propósito de «discutir y acordar los siguientes pasos a dar para lograr el alto a la
represión y la solución al grave conflicto que vive el estado de Oaxaca y el
país por la imposición de la reforma educativa y las reformas estructurales que
afectan la educación, la salud, el territorio, la biodiversidad, el derecho al
agua, a mantener nuestros sistemas normativos internos y nuestra cultura e
identidad, a la vida y a la dignidad».
El sábado 2 de julio, se
volvió a reunir la asamblea en Asunción Nochixtlan. En su pronunciamiento,
declararon –entre muchas otras cosas: «hoy
consideramos necesario avanzar en la construcción de una agenda común que nos
unifique a los pueblos con los maestros, no sólo para solidarizarnos con ellos
sino para que las necesidades y las demandas de los pueblos se incorporen y sea
una lucha de apoyo recíproco, pues los pueblos hemos puesto presos, torturados
y muertos en las luchas magisteriales y populares; pero donde también exijamos
a los compañeros maestros que avancen en el saneamiento de sus filas y se
reconstruyan como movimiento para fortalecer al movimiento popular».
Eso da otra connotación a
la lucha porque nos muestra que la gente en comunidad se está organizando, sí
poniendo la cara de que son autoridades municipales, pero con mucha más voz que
cualquiera aquí en la ciudad que diga que representa una organización de masas,
que diga que representa un pequeño colectivo, porque tienen una autoridad moral
que no se la dio las urnas se la dio el poder de una asamblea en comunidad para
que sea la autoridad moral. Desde luego yo pienso que la participación de todos
no vale lo mismo porque ellos representan pueblos, representan la sabiduría y
el respeto de muchos años de construir un camino distinto, –opina la compañera
de VOCAL.
Por su lado, en un
pronunciamiento, las comunidades del pueblo Ayuujk plantean una demanda específica
que enarbola luchas históricas de varios pueblos indígenas del resto del país:
Exigimos se reconozca en ley constitucional los Acuerdos de
San Andrés Larráinzar, firmados por el gobierno federal y el EZLN el 16 de
febrero de 1996 como una forma concreta del ejercicio de la democracia y del
respeto a la diversidad de México, sustentada en las comunidades y pueblos
originarios.
Los Acuerdos de San Andrés Larráinzar [2] exigen no sólo el
reconocimiento jurídico de los pueblos originarios del país sino también la
garantía de las condiciones materiales que permitan su reproducción. El
instrumento para asegurar tales condiciones es la autonomía, entendida como el
derecho al autogobierno y a un territorio propio, lo cual incluye no sólo la
tierra sino la cultura, las tradiciones, los conocimientos ancestrales, las
formas de pensar y relacionarse como comunidad y con la naturaleza, entre
muchas cosas.
La compañera de VOCAL concluye:
El camino es ese, la ruta está trazada pero también creo que
Oaxaca es muy diverso. Cuenta con más de 580 municipios y entonces las
autonomías no serían iguales. Pero a mí me queda clara una cosa: los pueblos en
sus comunidades deciden. Hacen falta muchas más tomas de decisiones como quitar
la imposición de los partidos políticos quitar toda una estructura que ya es de
panfleto con los diputados, los senadores, el mismo de gobernador. (…) Creo que hace falta un paso trascendental pero eso no se va a dar si
no nos organizamos juntos. Hay mucha esperanza y yo creo que la única ruta por
permanecer con vida es la construcción de la autonomía para los pueblos en
Oaxaca.
Sin duda, la lucha del
magisterio sigue siendo una lucha importante en el estado de Oaxaca y en el
país. Sin embargo, también es necesario no olvidar que la resistencia no se
limita a las y los compañerxs maestrxs, sino que miles de hombres y mujeres,
desde una multitud de pueblos y comunidades también están luchando en su día a
día para construir un camino distinto, justo y digno. El gobierno puede mentir
y amenazar con reprimir, pretender arrebatar con esa rebeldía es otra tarea.
[1] A partir del 11 de junio, varios bloqueos
empezaron a aparecer en distintos puntos del estado de Oaxaca. En varias
ocasiones, operativos de la policía federal, estatal, gendarmería y/o el
ejército intentaron desalojarlos –principalmente en el Istmo de Tehuantepec–,
utilizando gases lacrimógenos, balas de goma y helicópteros. El domingo 19 de
junio de 2016, un violento operativo encabezado por elementos de la policía
federal, estatal y la gendarmería reprimió al bloqueo ubicado en la ciudad de
Nochixtlán con el uso de helicópteros, gases lacrimógenos, balas de gomas y
armas de fuego de alto poder. Después de dicho ataque, en Hacienda Blanca en la
entrada a la ciudad de Oaxaca, helicópteros lanzaron granadas de gas
lacrimógeno y sobrevolaron durante varias horas. Vía terrestre, elementos de la
policía federal y estatal también llegaron a reprimir, disparando con armas de
fuego. En el transcurso del día, 11 personas fueron asesinadas por las fuerzas
del estado. Una semana después, el día 26, el compañero Salvador Olmos García «El Abogado», anarcopunk y locutor en la
radio comunitaria Tuun Ñuu Savi (la cual ha sido de gran importancia para
informar al pueblo durante la masacre de Nochixtlán el pasado 19 de junio), fue
asesinado por la policía municipal de Huajuapan de León.
[2] Ver San Andrés y el diálogo pendiente:
Especial sobre los Acuerdos de San Andrés en Radio Zapatista: [http://radiozapatista.org/?p=7627]
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