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Víctimas del
Estado: Verdad, justicia, reparación
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Fuentes:
Publicado el 15 de mayo de
2016
Víctimas de la violencia del Estado español
se reunieron en Iruñea para ofrecer su testimonio y poner encima de la mesa sus
reivindicaciones. Tras años de ninguneo y persecución, se muestran optimistas
ante la actitud de las nuevas instituciones, pero subrayan que queda mucho
camino por recorrer para lograr la verdad, la justicia y la reparación. Y sobre
todo, que no se vuelva a repetir.
36 años después,
Naparra –militante de los Comandos Autónomos Anticapitalistas (CAA)- continúa
desaparecido
A pesar de que en 2014 la ONU reconoció al militante de los
CCAA como víctima de desaparición forzosa e instaba a los gobiernos español y francés
a investigar el caso, poco más se sabe de lo que ocurrió con José Miguel
Etxeberria tras su secuestro por supuestos mercenarios del BVE.
11 de junio de 1980.
Bakunin, así es como se conocía a Naparra, acude a una cita que tenía en
Ziburu. Estaba refugiado en Iparralde con tan solo 22 años y supuestamente, el
Batallón Vasco Español (organización de extrema derecha ligada a los aparatos
del Estado español) reivindicó el secuestro y su muerte mediante cinco llamadas
a diferentes a medios de comunicación. En uno de esos comunicados situaban la
desaparición cerca de Xantako (Donibane Lohizune) y apuntaban después que el
cadáver había sido llevado por dos gendarmes (de los cuales ofrecían incluso su
descripción física) a la zona de Dax. La búsqueda de su cuerpo fue intensa,
hasta tal punto que un lago cercano a Xantako fue explorado por amigos buzos de
la familia.
Diario 16 hizo sus propias
investigaciones en 1985 y concluyó que Naparra había sido asesinado por
mercenarios del clan Perret. Esas fueron todas las pistas a las que pudo
acceder la familia, a pesar del empeño de todos sus miembros que se reunieron
con miembros del Comité de Refugiados Políticos Vascos y posibles testigos para
saber más y encontrar al menos el cuerpo para poder descansar. Pero poco más se
supo, y quienes podían ofrecer más datos, como por ejemplo Julio Cabezas
Centeno, Escaleras, infiltrado en los Comandos Autónomos Anticapitalistas,
murió sin revelar nada de lo que podía saber. Años después, el juez de la
Audiencia Nacional española Ismael Moreno tampoco quiso tomar declaración a
mandos policiales como el exgeneral José Antonio Sáenz de Santamaría o el
famoso torturador Billy el Niño.
[Lectura sugerida: «La justicia española y francesa garantizaron la impunidad»]
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