Apunte de
Colectivo Azcapotzalco para el Encuentro Autónomo de Trabajadores contra el
capital
(a realizarse el 07 de
mayo de 2016 en el Auditorio Che Guevara)
La Voz del Anáhuac
Colectivo Azcapotzalco
Mayo 2016
“Nosotros los
trabajadores”,
escuchamos que dicen acá, allá, en muchas partes. En mucho el concepto “los trabajadores” es ya muy distinto al
que definían las teorías revolucionarias ortodoxas, marxistas y anarquistas del
siglo XIX, para quienes la clase obrera, el proletariado industrial, era la clase revolucionaria por excelencia, llamada a dirigir el proceso revolucionario,
la revolución socialista y comunista.
En la
actualidad, en México específicamente, la realidad es muy otra: los obreros
industriales están controlados por grandes sindicatos charros, forman parte de
lo que se ha dado en llamar la “aristocracia
obrera”, con salarios muy superiores a los de la mayoría de los obreros
manufactureros y de servicios. Esta parte de la clase obrera (petroleros,
mineros, electricistas, ferrocarrileros, telefonistas) fueron los constructores
de grandes sindicatos nacionales, que en algunos casos fueron emblemáticos por
sus luchas gremiales y llegaron a conquistar contratos colectivos altamente
protectores y progresistas. Pero desde la implantación del modelo neoliberal en
la década de los 80’s empezaron a perder terreno drásticamente. En 1989 el
golpe a los petroleros (encarcelamiento del cacique Sindical “La Quina”), la privatización de
Ferrocarriles y Teléfonos de México. En 1999 el golpe al Sindicato Mexicano de
Electricistas y la persecución a la dirigencia del Minero en 2006. Estos golpes
significaron mutilaciones importantes a sus contratos colectivos, despidos
masivos, persecución y cárcel a sus dirigentes en los casos de los que trataron
de resistir el embate neoliberal.
Hay que mencionar aparte
el caso de los telefonistas. En 1989 operó la privatización de Telmex. El
terremoto de 1985 hizo urgente la modernización del equipo telefónico. La migración
de los sistemas analógicos a los digitales implicó una gran inversión que el
Estado se declaró incapaz de financiar, por lo que se dijo que no había otra
alternativa que contar con la inversión privada. Fue así como parte de las
acciones estatales de la empresa fueron vendidas a la iniciativa privada,
sobresalientemente, aunque no solo, a Carlos Slim.
En abril de 1976 un paro
laboral derrocó al viejo charro, Salustio Salgado. El gobierno intervino: SCT y
Gobernación llamaron a dialogar. Los grupos que dirigían el movimiento,
temiendo que se tratara de una trampa para encarcelarlos, enviaron una comisión
nombrada en Asamblea. Ningún dirigente en la comisión. Ahí despuntó, como parte
de la comisión un delegado de Centrales Mantenimiento, hasta entonces
desconocido: Francisco Hernández Juárez. Regresó con la comisión a informar la
propuesta con la que el gobierno daba salida al conflicto: levanten el paro,
realicen un referéndum y si demuestran tener la mayoría, el gobierno los
reconoce como nueva dirección. Hábilmente FHJ aprovechó esta situación para
erigirse como nuevo dirigente, desplazando a los grupos de oposición que
durante años habían trabajado por la democratización del sindicato.
Ante el proceso de
modernización que amenazaba con despidos masivos negoció con la empresa
jubilaciones anticipadas y reubicación de personal a otras localidades o a
otros departamentos, de modo que se evitaron los despidos masivos.
De acuerdo con la empresa
reformó las relaciones obrero-patronales. Los Convenios Departamentales pasaron
a ser Perfiles de Puesto, cada vez más flexibles y polivalentes, según los
términos de la llamada “nueva cultura
laboral”.
Al abrirse la competencia
en la telefonía y dejar de ser Telmex la única empresa prestadora de este
servicio, el STRM estableció una “alianza
estratégica” con la empresa.
De esta manera, las
principales prestaciones se han venido desmantelando, como es el caso de la
jubilación.
La dirección sindical del
STRM, encabezada por FHJ desde 1976 ha cumplido ya 40 años y se prepara para la
11ava reelección.
FHJ pretende representar
una opción moderna de sindicalismo,
con lenguaje democrático, incluyente, tolerante, alternativo al
viejo charrismo agrupado en el Congreso del Trabajo. Ese es su discurso hacia
afuera. Pero dentro del sindicato imperan el autoritarismo y la intolerancia:
los trabajadores que se han atrevido a oponerse a sus políticas de nepotismo, a
sus maniobras antidemocráticas para permanecer en la dirección sindical o a su
entreguismo con la patronal son despojados de sus derechos sindicales.
Desde el año 2000 existe
una Caja de Ahorro de los Telefonistas, en la que ha impuesto en puestos clave
de su administración a sus familiares. Hasta la fecha no ha cumplido con la
obligación legal de pagar reparto de utilidades a los trabajadores de la Caja,
ni ha repartido entre los socios de la Caja los remanentes de sus ganancias.
Por denunciar estas ilegalidades han sido despedidos 28 trabajadores de la Caja
de Ahorro. Los trabajadores de la Caja de Ahorro en resistencia son parte del
sindicato titular del CCT. Sin embargo, para desmantelarlo, FHJ creo un
sindicato a modo, presiona a los trabajadores a afiliarse a él, amenazando con
el despido a quienes deciden continuar con la resistencia.
Pero para hablar de esto
hemos invitado a compañeros despedidos de la Caja de Ahorro de los
Telefonistas.
Sólo quisiera decir, para
concluir que la clase obrera en México está controlada por sindicatos charros y
neocharros, que bajo estas circunstancias, el proletariado mexicano está muy
lejos de cumplir con la misión histórica que los teóricos de la revolución le
auguraban. Sigue siendo, como planteó José Revueltas: un proletariado sin cabeza.
Por el contrario, pueblos
originarios, campesinos y urbanos que se oponen rotundamente a los
megaproyectos neoliberales de despojo, destrucción y muerte, están jugando
ahora un papel de avanzada en la lucha anticapitalista, al igual que los
pueblos que han emprendido la construcción de la autonomía como camino
emancipatorio, entre los cuales, los pueblos zapatistas de Chiapas son
pioneros.
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