Bajos
salarios y sindicatos indiferentes. Adversidades de los trabajadores
industriales en Chihuahua y Tamaulipas
Por Eurístides De la Cruz
Publicado en #RevistaParadoxa,
edición 9 de mayo de 2016
Kaos en la red
Publicado: 09 mayo, 2016
Salarios que no cubren las necesidades básicas y sindicatos
que no representan los intereses de los trabajadores, son algunos de los
problemas que intensifican la precariedad laboral.
Durante los últimos años,
en el norte de México, se ha manifestado una creciente ola de grupos de
trabajadores, que alzan la voz por la defensa de dignas condiciones laborales.
Los bajos salarios, los despidos injustificados, los contratos amañados a favor
de las empresas, así como las amenazas y hostigamientos, son algunas de las
causas que avivan en cada vez más trabajadores la fuerza de organizarse para
urdir la lucha por la dignidad laboral, pese a los riesgos que esto conlleva.
Las movilizaciones de los
jornaleros y jornaleras del Valle de San Quintín, en Baja California, iniciadas
el 17 de marzo del año 2015, encendieron un foco de atención internacional
sobre la precariedad salarial en México, además de desmitificar la idea
ordinaria de que en el norte de la república se goza de mejores salarios que en
el centro y sur; la situación de los trabajadores del campo de San Quintín, se
replica en la producción agrícola del territorio mexicano, hay una evidente
explotación del trabajo rural, los campesinos y jornaleros son relegados con
ínfimos ingresos que no cubren las necesidades básicas.
Dicho problema laboral no
es exclusivo del campo, ya que la histórica industrialización del norte del
país, es también un punto de atracción para “mejores
condiciones económicas”, la migración para el trabajo industrial en México
es cosa cierta, no todos logran atravesar la frontera para perseguir “el sueño americano”, y venden su fuerza
de trabajo a las maquiladoras pese a los insuficientes salarios que éstas
ofrecen con el consentimiento gubernamental, beneficiándose de la mano de obra,
sin respetar los derechos humanos laborales fundamentales.
Desde 2015, en Ciudad
Juárez, Chihuahua, una multitud de obreros de la empresa Lexmark ha
protagonizado la lucha por la dignidad laboral, en demanda de un sindicato
independiente que sí represente a los trabajadores y conduzca sus demandas de
un salario congruente con las necesidades, pues éste varía entre un equivalente
a 4.9 y 6 dólares diarios por una jornada mayor a 8 horas (un pago referente a
las maquiladoras de esta región), cantidad que no logra sustentar las
necesidades básicas; la demanda de un salario digno ocasionó que decenas de
obreros organizados fueran despedidos en represalia, sin rectificación hasta la
fecha, con ayuda de donaciones solidarias mantienen campamentos protesta,
además de llamar al boicot comercial de los productos fabricados por Lexmark,
pese a los hostigamientos policiales, la lucha de estos trabajadores despedidos
se ha extendido también a la vía legal, en firmeza contra este sistema de
esclavitud moderna.
La inconformidad de los
trabajadores hacia los sindicatos por no sentirse representados, figura entre
los motivos de lucha no solamente en Chihuahua, estado en el que obreros de
otras industrias como Foxcom, Autopartes y Arneses de México S.A. y Herman se
suman a la demanda de un sindicato independiente; en Tamaulipas, existen
también antecedentes de inconformidad ante los manejos sindicales, en Valle
Hermoso, localidad de ese estado fronterizo, obreros de la empresa Key Safety
System a principios de 2016 protagonizaron una protesta por el alza de los
costos del transporte, en la que además señalaron la indiferencia de sus
representantes sindicales, acusándoles de vivir en descarada ostentosidad económica,
velando por sus intereses particulares; en febrero del 2014 en la ciudad de
Matamoros, Tamaulipas, 400 soldadores y armadores de la empresa CBI, en demanda
de un aumento del 20% de su sueldo base, protestaron también, por el cobro
obligatorio vía nómina de cuotas sindicales, enfatizando su indignación de que
tal recaudación se dirija a un sindicato que no protege a sus afiliados frente
a los abusos patronales.
La oposición de jornaleros
hacia las formas sindicales vigentes en el trabajo industrial, no se resume a
los casos mencionados, es un sentimiento común en una mayoría de los
trabajadores, pero confrontar a los sindicatos no es cosa fácil, en muchos
casos son grupos de poder económico y político vinculados con la corrupción
institucional y empresarial, ejercen pronto la represión si así lo quieren. El
reclamo de los trabajadores por sus derechos, pende del temor a las represalias
y el valor de organizarse, bajo el riesgo del despido y los hostigamientos,
estos peligros latentes influyen a la desmovilización, y evidencian la
marginación laboral que se vive en pleno siglo XXI, muchos trabajadores quieren
solidarizarse con sus compañeros organizados, pero temen perder su fuente de
sustento, a pesar de esto, los acontecimientos de los últimos años permiten
divisar la conformación de un movimiento de acción que plantea resolver de fondo
el problema del sindicalismo.
Estas condiciones que
afectan a los trabajadores industriales, dejan ver cómo el sindicalismo en
México, salvo inusitados casos, ha fracasado y no pasa de ser una plataforma de
control de personal y en muchos casos una agencia de promoción política
partidista, pues no conservan su autonomía ni su democracia interna,
indispensables para el funcionamiento coherente con salvaguardar el bienestar
de los trabajadores.
Los casos mencionados en
Chihuahua y Tamaulipas, evocan un fenómeno común dentro del trabajo obrero
industrial, el conflicto de los bajos salarios y la nula representación de los
intereses laborales del trabajador por parte de los sindicatos. Sumado a esto,
la impunidad con la que se reprime la demanda por una vida laboral digna que
permita el sustento y pleno goce de sus derechos económicos y sociales.
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