Pedro Echeverría V.
(19/II/16)
1. El Papa es un personaje
mundial con mil y un compromisos con la clase dominante de los países del
mundo. Alejandro Solalinde es un simple cura de Oaxaca cuyo compromiso único
asistencial ha sido con los migrantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y
demás países no solo pobres sino miserables y con hambre. La distancia y la
diferencia entre esos religiosos son extremas. Mientras el Papa en sus
discursos aconseja que los ricos no sean
tan egoístas y de vez en cuando se acuerden de los pobres, Solalinde da
comida y albergue a miles de migrantes, pero también al mismo tiempo los
exhorta a organizarse y a luchar por sus derechos humanos. No es que no quiera
al Papa o lo odie; pero tengo conciencia de lo que puede hacer, de que el
sistema capitalista lo tiene atado, de que cuando realiza giras tiene que
negociar con los gobiernos y, sobre todo, que el jefe de un Estado Vaticano que
domina en el mundo.
2. ¿Y quién es el cura
Solalinde? Un simple sacerdote, ser humano, que junto con otros curas,
(llámense: Sergio Méndez Arceo, Samuel Ruiz, Raúl Vera, Arturo Lona, Gustavo
Gutiérrez, Camilo Torres Restrepo, Leonardo Boff, Jon Sobrino, Frei Beto, Óscar
Arnulfo Romero, y muchos más) han luchado dentro de la Iglesia para cambiar su
estructura, sus métodos, sobre todo, su misión, para ponerse de manera real, al
servicio de los pobres. Esta corriente que se conoce como Teología de la
Liberación -que nació en los años sesenta con el Concilio Vaticano II
organizado por los Papas Juan XXIII y Paulo VI– ha sufrido represiones,
castigos, desconocimientos, expulsiones, de parte del alto clero y el mismo
papado. Por ello muchos de los curas que han adoptado esta rebeldía frente al
poder clerical, no lo han dejado hablar sufriendo por el contrario las amenazas
y el aislamiento. De aquí las declaraciones del cura Solalinde:
3. “Si el Papa hubiera criticado abiertamente a Marcial Maciel y la
pederastia, si hubiera hablado de Ayotzinapa, habría lesionado intereses, ya
que la Congregación de los Legionarios de Cristo es la más rica que existe y la
que maneja las finanzas es el Vaticano. Estamos hablando de miles de millones
de euros, miles de millones nada más de Regnum Christi. ¿Qué pasaría si el papa
Francisco pronunciara el nombre Ayotzinapa? El gobierno, obviamente, se
sentiría muy agraviado, lo consideraría una traición a los acuerdos tomados. No
hay que olvidar que la canciller Claudia Ruiz Massieu estuvo en el Vaticano y
puedo imaginarme que rogó a toda la curia romana: ‘Sus excelencias, en México
todos los gobernantes somos católicos, usted lo va a ver, somos creyentes,
católicos y aunque tenemos problemas estamos haciendo un gran esfuerzo. Se ha
desprestigiado mucho a México, nuestro peso está caído, el petróleo igual, el
dólar por las nubes. Se lo digo para que por favor tenga comprensión de
nosotros’…”
4. Los padres de los 43
estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, desde que se enteraron de viaje del
Papa a México comenzaron a solicitar una entrevista, es decir, mucho antes que
cualquiera. Pero eso para el gobierno de Peña era una afrenta, un reto que por
ningún motivo podía permitir. El Papa que conoce todo lo que sucede en México y
en el mundo sabe que en las relaciones políticas entre estados se deben
respetar las relaciones diplomáticas. Por ello Felipe de la Cruz, el dirigente
de los padres, insistió en ya no preocuparse por algo que era imposible dadas
las relaciones políticas entre Estados. Ya en los ocho artículos que escribí
durante la visita busqué demostrar que el Papa estaba “atado de pies, manos y cerebro” y que como buen político sólo
hablaría de cuestiones muy generales que no hicieran ningún mal a la clase
dominante y menos que suene a rebelar a los de abajo.
5. Cuando Méndez Arceo
celebraba sus misas en domingo en Cuernavaca y Cuautla y lanzaba sus sermones
en apoyo a los obreros y contra los líderes de la CTM, a mí me tocó estar en
algunas de ellas; lo mismo debo decir de algunos actos de Samuel Ruiz en la catedral
de San Cristóbal, Chiapas a raíz del levantamiento indígena del EZLN en 1994.
Luego en las caravanas organizadas por Javier Sicilia he estado con Solalinde,
Raúl Vera y otros curas que lo acompañaron. A pesar de que no se les puede
calificar de marxistas y apoyadores de las luchas revolucionarias radicales,
tampoco se puede negar que ellos realizan acciones de solidaridad con los
pobres que muchos de los que nos decimos marxistas no realizamos. Un ejemplo ha
sido siempre el del colombiano Camilo Torres que dejó hace exactamente 50 años
la sotana por el uniforme de guerrillero junto a los campesinos y murió en esa
lucha.
6. Tengo la convicción de
que si hubiera una rebelión importante de los trabajadores en México contra el
sistema injusto, tendríamos el apoyo de más de mil curas que han estado ligados
y haciendo trabajo con el pueblo. No lo hacen de manera abierta porque son muy
vigilados y castigados, pero en una coyuntura importante los veríamos apoyando
las luchas del pueblo. Conozco a muchos –quizá la mayoría- que han escogido la
vida cómoda, burocrática, burguesa, de acercarse a quienes tiene poder y
dinero. Pero también a curas jóvenes que se han dado cuenta que su iglesia es
igual de corrupta que el resto de la sociedad y que están haciendo muchas cosas
para transformarla. Por ello la Teología de la Liberación, muy extendida en el
mundo, ha sido el centro de aglutinamiento de los curas pensadores, más
honestos y que hacen trabajo junto al pueblo. ¡Vivan Solalinde, Vera y demás
luchadores sociales!
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