Cristóbal García Vera
Canarias Semanal
Rebelión
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Commons
15-03-2013
Francisco I,
el Papa que colaboró con la dictadura argentina
Este miércoles 13 de marzo se conocía el nombre del nuevo Sumo
Pontífice de la Iglesia Católica. El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio
será el Papa número 266 de la historia con el nombre de Francisco I. El
arzobispo de Buenos Aires, un jesuita de 76 años, ha sido inmediatamente
calificado como un religioso "moderado"
y "preocupado por la marginación
social". Una vez más, la máquina de los mass media se ha puesto en funcionamiento para reconstruir la
biografía del sucesor de Benedicto XVI. La realidad es, no obstante, que
Bergoglio comparte con Joseph Ratzinger un oscuro pasado, denunciado hace años,
que no lo sitúa precisamente al lado de los marginados de la sociedad.
Nacido el 17 de diciembre
de 1936, Jorge Mario Bergoglio llegó al sacerdocio a los 32 años. Pese a lo
tardío de su vocación, su ascenso en la curia fue vertiginoso. En menos de
cuatro años llegó a liderar la congregación jesuita local, cargo que ejerció de
1973 a 1979. Este ascenso coincidió con la instauración de la sangrienta dictadura
militar que gobernó la Argentina desde el Golpe de Estado del 24 de marzo de
1976, contra la presidenta María Estela Martínez de Perón, hasta el año 1983.
Un régimen que se caracterizó por la práctica sistemática de la tortura, el
asesinato y la desaparición forzada de miles de personas y el robo sistemático
de recién nacidos, sustraídos a los padres "subversivos".
BERGOGLIO DENUNCIADO
POR SU COLABORACIÓN CON LA DICTADURA
Sobre el papel desempeñado por Bergoglio en estos terribles
años existe el testimonio de numerosos testigos, que relataron cómo el
sacerdote perjudicó a sacerdotes y laicos que fueron secuestrados, torturados y
desaparecidos. En abril de 2010, un sacerdote, un ex religioso, una teóloga, un
seglar de una fraternidad laica que en 1976 denunció en el Vaticano lo que
ocurría en la Argentina, y un laico que fue secuestrado junto con dos curas que
no reaparecieron, denunciaron públicamente su apoyo a las prácticas criminales
de la dictadura. (1).
Uno de los casos
denunciados se refiere al secuestro de Orlando Yorio y Francisco Jalics. Dos
jesuitas que realizaban su labor pastoral y tareas sociales en un barrio de
chabolas del sur de Buenos Aires. Los dos sacerdotes fueron recluidos en la Escuela
de Mecánica de la Armada -utilizada como centro de tortura- cuando Bergoglio se
desempeñaba como principal de la Compañía de Jesús. Según la acusación,
Bergoglio los delató y les retiró la protección de su orden religiosa
dejándolos a merced de sus victimarios. Ambos párrocos aparecieron drogados y
semidesnudos cinco meses más tarde en un campo de las afueras de la capital
argentina. Esta denuncia consta en el libro "El
silencio" del periodista Horacio Verbitsky y se apoya en las
declaraciones del propio Orlando Yorio, realizadas antes de fallecer por causas
naturales en 2000.
"La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto
a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de
la dictadura, lo muestra muy cercano al poder militar", señaló tiempo atrás el
sociólogo Fortunato Mallimacci, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales
de la Universidad de Buenos Aires, refiriéndose al nuevo Papa.
En 2010, el periodista
Sergio Rubín escribió un libro titulado "El
jesuita, conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio", en el que se
refiere como los dos sacerdotes consideraban que el jerarca "los tachaba de subversivos y ejercía
una actitud persecutoria hacia ellos por su condición de progresistas".
El 8 de noviembre de 2010, Jorge Mario Bergoglio tuvo que declarar sobre el
secuestro de los dos jesuitas. Uno de los abogados querellantes en el juicio,
Luis Zamora, manifestó: "Cuando
alguien es reticente está mintiendo, está ocultando parte de la verdad. El
cardenal no pudo justificar por qué esos dos sacerdotes quedaron en una situación
de desamparo y expuestos... con su testimonio ha quedado demostrado en forma
muy contundente el rol tan siniestro de la Iglesia católica durante la última
dictadura militar".
Según declaró
posteriormente el periodista Horacio Verbitsky: "Bergoglio tuvo el privilegio de eludir la declaración pública en
el tribunal que juzga los crímenes de la dictadura. En cambio los jueces
aceptaron visitarlo en su arquidiócesis. Reconoció que en 1999 habló conmigo
sobre el secuestro de sus entonces subordinados en la Compañía de Jesús,
Orlando Yorio y Francisco Jalics. Pero dijo que nunca oyó hablar de la isla El
Silencio, en el Tigre, propiedad del Arzobispado porteño, a la que fueron
trasladados los prisioneros de la ESMA en 1979 para que no los encontrara la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Eso no es cierto, ya que en
aquella entrevista Bergoglio me dio los datos precisos sobre el expediente
sucesorio del solterón empleado de la Curia que figuraba como dueño de la
propiedad".
UNA ACTUACIÓN
CONGRUENTE CON EL PAPEL DE LA IGLESIA ARGENTINA
Huelga decir que el propio Bergoglio no solo ha negado todas
estas acusaciones, sino que afirma haber protegido a numerosos perseguidos por
la dictadura. Las acusaciones que pesan sobre el Papa Francisco I, sin embargo,
no solo están apoyadas en los testimonios de las víctimas del régimen militar.
Son, además, perfectamente congruentes con el apoyo que mayoritariamente dio la
cúpula de la iglesia argentina a la dictadura de este país sudamericano. Y
este, a su vez, con la colaboración entre el Vaticano y los EE.UU. en el
combate de los movimientos izquierdistas de América Latina.
Durante la década de los
setenta y ochenta el Vaticano hizo suya la "Doctrina
de la Seguridad Nacional" difundida por Washington para esta región,
según la cual el enemigo de la patria estaba dentro del propio país. Éste era
el "subversivo", al que se
debía combatir por todos los medios hasta lograr exterminarlo. Los patriarcas
de la Iglesia argentina actuaron en consecuencia. Tras el golpe militar, y
mientras la represión se cebaba con miles de ciudadanos, el entonces nuncio
papal en esa nación, Pio Laghi, llegó a manifestar: "...los valores cristianos están amenazados por la agresión de una
ideología que es rechazada por el pueblo. Por eso cada uno tiene su cuota de
responsabilidad, la Iglesia y las FFAA; la primera está insertada en el Proceso
y acompaña a la segunda, no solamente con sus oraciones, sino con acciones en
defensa y promoción de los derechos humanos y la patria...". (2).
Durante el golpe militar
efectuado por los militares argentinos, Laghi y el embajador estadounidense,
Robert Hill, eran informados de cada uno de los pasos que daban los
golpistas (3). Obviamente, la "Santa Sede" conocía de
primera mano cuanto sucedía en la Argentina. El Nuncio -íntimo amigo de Eduardo
Emilio Massera, uno de los tres hombres situados al frente de la Junta Militar-
utilizaba además la autoridad moral del Papa para legitimar la dictadura,
llegando a declarar "...hay una
coincidencia muy singular y alentadora entre lo que dice el General Videla de
ganar la paz y el deseo del Santo Padre para que la Argentina viva y gane la
paz..." (4).
Sin duda, la complicidad
de Jorge Mario Bergoglio con los encargados de imponer esta "paz de los cementarios" será
ahora ocultada por la mayoría de los grandes medios de comunicación y el
conjunto de las instituciones del establishment. (*) Sin embargo, la verdad sobre Francisco I, que llegó a calificar
el proyecto de Ley de Matrimonio entre Personas del Mismo Sexo como "una movida del Diablo" y a
convocar contra el mismo una "guerra
de Dios", no podrán olvidarla fácilmente en Argentina. Pues, tal y
como denunciaban en 2007 las Madres de Plaza de Mayo, “la que colaboró, la que nos mintió, la que nos dio la espalda es la
Iglesia de Bergoglio y la derecha”.
NOTAS Y
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
(*)
Este mismo miércoles, a escasas horas de la fumata blanca que anunciaba la
elección del nuevo Papa, la mención sobre el papel de Bergoglio en la dictadura
argentina incluida en su nota biográfica de Wikipedia era sustancial y
significativamente reducida.
(1) "Cinco
nuevos testigos contra Bergoglio", artículo del periodista Horacio
Verbitsky en el diario Página/12 (de Buenos Aires) del 18 de abril de 2010.
(2) Adital. Agencia de Información Fray Tito
para América Latina. 10-01-03. Extraído de la recopilación de documentos
realizada por la periodista Virginia Bossié sobre lo que expresaron los obispos
argentinos en apoyo a la dictadura militar.
(3) Carlos Ares. El cruento éxito de la "Operación Aries". El País.es
24-03-2001.
(4) Adital. Agencia de Información Fray Tito
para América Latina.
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