Xalapa, Ver.
12/02/2016
Publicado el 10 feb. 2016
Puedes leer carta íntegra en el
siguiente link:
Carta del FPDT al Papa Francisco
San Salvador Atenco, Estado de
México
a 27 de Octubre de 2015.
Querido hermano, Papa Francisco:
Reciba
un fraternal saludo de los campesinos y pobladores de los municipios de
Atenco y Texcoco en el Estado de México, organizados en el Frente de
Pueblos en Defensa de la Tierra, quienes seguimos con atención su preocupación
e iniciativas por despertar la conciencia hacia el cuidado y la salud integral
de nuestra Casa Común expresadas en su Encíclica Laudato Sí.
La palabra que ha compartido
al Mundo nos da una gran esperanza y confianza por eso nos dirigimos a usted en
atención al llamado que desde la Santa Sede ha hecho a los movimientos sociales
del mundo, el cual abre la puerta al encuentro y al diálogo para construir la
Paz al servicio de la dignidad humana.
Nos alienta la digna posición que usted tiene
para la humanidad ante la grave crisis a la que hemos llevado a nuestra Madre
Tierra. Por eso, conociendo la preocupación que comparte con muchos hombres y
mujeres en el Mundo sobre la apremiante necesidad de un cambio de rumbo para
evitar la autodestrucción de la vida, es que nos atrevemos a través de nuestro
querido Obispo Raúl Vera López, hacerle llegar esta carta.
Queremos
compartirle nuestra palabra respecto al grave riesgo que significa la
reactivación del proyecto de construcción de un Nuevo Aeropuerto Internacional
para la Ciudad de México (NAICM) el cual amenaza con destruir el último reducto
de 14,500 hectáreas de entorno lacustre de lo que fue el gran sistema de los
lagos Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco los cuales originalmente
cubrían un área de 150,000 hectáreas y que hoy se encuentran bajo la gran
mancha de asfalto que conforma la Zona Metropolitana del Valle de México
(ZMVM).
Este es nuestro testimonio:
Antecedentes históricos
Somos
pueblos de origen indígena, nuestras comunidades: Santa Isabel Ixtapan, San
Cristóbal Nexquipayac, San Francisco Acuexcomac, San Salvador Atenco, Francisco
I. Madero, La Magdalena Panoaya, San Pablito Chiconcuac, San Miguel Tocuila,
San Felipe, Santa Cruz de Abajo, San Luis Huexotla y Santa María Chimalhuacán
están establecidas desde hace siglos, pero hace 15 años se nos identifica con
una palabra que nos integra como un solo territorio: ATENCO.
En su traducción al español, la toponimia
náhuatl Atenco significa: en la orilla del agua [i] y
en este territorio, de la rivera del Gran Lago de Texcoco, hemos habitado los
herederos de los abuelos acolhuas, los hermanos de los aztecas, los pueblos a
la orilla del agua. Existe un registro histórico que confirma que nuestros
pueblos tienen sus raíces históricas en la conformación del señorío acolhua.
Tanto las crónicas de la conquista, como los códices de tradición náhuatl
refieren que sus pobladores originales tributaban directamente a la casa
reinante de Texcoco y de la cercanía que tenían con la ciudad imperial de
México-Tenochtiltán [ii].
Con la conquista española,
hace ya más de 500 años, nuestros antepasados fueron violentamente despojados y
sometidos a la esclavitud. Posteriormente, en 1810 nuestros pueblos
participaron en la lucha de Independencia, el ayuntamiento de Atenco es uno de
los más antiguos fundado en 1826, cuando nuestra nación independiente apenas
vivía sus primeros días. Sin embargo, es hasta después de 1910 gracias a la
lucha armada campesina que nuestros pueblos lograron la restitución de las
tierras para los habitantes originarios quedando constituida legalmente la
figura del Ejido como posesión colectiva de la tierra, una figura que
brinda protección jurídica a las tierras comunales para que las decisiones condujeran
siempre al bien común. En la guerra de Revolución nuestros abuelos
ofrendaron su vida y su sangre para heredarnos la tierra y todos los derechos
que derivan de ella.
Nuestro modo de vida.
En
nuestros pueblos, durante los últimos cien años, y a pesar de la cercanía con
la urbe más grande y populosa del país, la vida está fuertemente vinculada con
la vocación del trabajo agrícola. Nosotros cultivamos la tierra, aún en
situaciones difíciles. Nuestro autosustento se complementa con la tradición
milenaria de la recolección de plantas comestibles y medicinales. Como nuestros
ancestros aprovechamos los recursos lacustres como el ahuautle, el tequezquite,
el alga espirulina, la producción artesanal de sal, entre otros. De manera
paralela a las actividades del campo, en nuestras familias, realizamos
actividades productivas de tradición artesanal y colectiva como la elaboración
de fajas de mezclilla de algodón, la maquila de ropa, la elaboración de nieves
y helados, los pequeños comercios y diversos oficios. El carácter colectivo
define nuestro modo de vida regulado por un sistema de costumbres, valores y
tradiciones. La posesión y uso de los recursos de la tierra es la base de este
modo de vida. Sin la tierra nuestro modo de vida no puede existir. Por eso
nuestro territorio, que ha pertenecido a nuestros ancestros por generaciones,
lo hemos custodiado y preservado por ser el patrimonio natural y cultural de las
futuras generaciones.
Historia reciente
Así,
la historia reciente de Atenco ha estado fuertemente marcada por la constante
defensa de nuestro territorio. Durante las últimas décadas, los gobiernos
neoliberales intensificaron los procesos de fragmentación del tejido social, la
marginación y el empobrecimiento social y ambiental de la región. De esta
manera, el crecimiento urbano de la capital mexicana y la estratégica
planeación del megaproyecto de un nuevo aeropuerto han asechado constantemente
nuestras comunidades.
El primer intento de despojo de nuestro
territorio llegó cuando Vicente Fox anunció, sin consultarnos, la expropiación
del 70% del territorio de uso agrícola de la región, para imponer en este
espacio el NAICM. La ubicación de esté mega aeropuerto, con alcances de
operación sin precedentes en la región, multiplicarían la ganancia de las
empresas gracias a que a su alrededor estaba ya en camino el fortalecimiento de
corredor de infraestructura, lo que aumentaría la capacidad de las empresas de
activar los procesos de comercialización de bienes y recursos. Esta idea de
falso “progreso” con el nombre de
Plan Puebla Panamá (PPP) fue el mayor fundamento del origen del proyecto NAICM
y fue trazada a favor y en puño de los acreedores que cimientan su riqueza en
la destrucción de la vida humana; el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional.
Por eso, en octubre de 2001, los habitantes de
estas tierras decidimos constituirnos como Frente de Pueblos en Defensa de la
Tierra para hacer frente a la expropiación que pretendía arrebatarnos la
tierra, el territorio y el agua. Nos
organizamos, levantamos la voz y denunciamos el despojo y la violencia que el
gobierno utilizó para apropiarse de lo que no le pertenece. En esta lucha uno
de nuestros compañeros, José Enrique Espinoza Juárez, fue asesinado a golpes
por elementos de la policía cuando ya lo tenían detenido. De esta misma forma
trató el gobierno a compañeras y compañeros que fueron hospitalizados por la
violencia de la policía cuando fuimos emboscados mientras nos dirigíamos a una
manifestación en busca de diálogo en el Municipio de Acolman.
Durante diez meses ejercimos nuestro derecho a
expresar nuestro desacuerdo y emprendimos una batalla de defensa legal.
Finalmente, en agosto de 2002 tras intensas movilizaciones y con la solidaridad
del Pueblo mexicano triunfó la organización, la verdad, la razón y el derecho.
El Gobierno se vio obligado a respetar al Pueblo y derogó oficialmente el
decreto de expropiación cancelando el proyecto del aeropuerto.
¡Nuevamente recuperamos nuestras tierras!
Es
importante mencionar que estos acontecimientos sucedieron dentro del marco de
una de las visitas pastorales de San Juan Pablo II a nuestro país en agosto de
2002. Como lo hacemos hoy, en ese entonces, solicitamos al obispo de Texcoco
Juan Manuel Mancilla que hiciera entrega de una carta al Papa, donde
denunciamos el abuso de poder y pedíamos su intervención. Sabemos que la
mediación del San Juan Pablo II fue providencial para que el gobierno mexicano finalmente
decidiera dar marcha atrás a su imposición.
Tiempo después, en enero del 2003 obtuvimos el
reconocimiento por parte del gobierno para ser interlocutores directos a nivel
regional de las demandas del pueblo a través de mesas de diálogo. A pesar de todo esto, el gobierno y los
intereses económico-políticos de las trasnacionales no quitaron el dedo del renglón y mantuvieron un hostigamiento
permanente y silencioso para retomar sus planes de despojo, así que en primer
lugar dieron paso a la venganza contra un pueblo organizado y a la vez, dar un
escarmiento “ejemplar” para
desarticular no solo el movimiento social de Atenco sino también para que a
nivel nacional todos fueran testigos de cómo se castiga a todo aquel que se
opone al “nuevo progreso”.
Esta venganza la ejecutó el entonces gobernador
del Estado de México Enrique Peña Nieto. Los días 3 y 4 de mayo de 2006 fueron
días de terror y muerte en nuestras comunidades cuando el Estado mexicano dio
la espalda a las mesas de diálogo y a los acuerdos establecidos, para utilizar
todo el poder represor contra nuestras comunidades y hermanos que habían
acudido a nuestro llamado de solidaridad. En esos dos días hubo asesinatos,
tortura sexual, allanamientos, persecución y detenciones arbitrarias con condenas
de más de 100 años de prisión para nuestros compañeros. A partir de ese momento Peña Nieto inició
una escalada política que hoy lo tiene impuesto en la presidencia. Desde luego,
su compromiso con los poderosos que lo encumbraron aún no ha concluido, entre
los encargos que tiene pendientes, la construcción del proyecto del NAICM es el
cometido “insigne” de su gobierno.
La respuesta no se dejó esperar, a nivel
nacional e internacional hubo manifestaciones de indignación por este crimen de
Estado y por los delitos de lesa humanidad cometidos. El FPDT pedimos en aquel
entonces la solidaridad y ayuda especialmente recurrimos al obispo emérito de
Chiapas, Don Samuel Ruíz (Q.E.P.D.), también nos acercamos al excelentísimo
Obispo de Saltillo Raúl Vera y acudimos a sacerdotes, congregaciones religiosas
como los Luteranos, Metodistas, laicos, organizaciones de Derechos Humanos,
premios Nobel de la Paz, intelectuales, académicos, estudiantes, actores,
actrices, artistas, músicos, sindicatos, universidades y a todos los que en su
corazón hicieron suyo nuestro dolor, nuestra rabia, nuestra indignación. Todos
juntos emprendimos la “Campaña Nacional e
Internacional Libertad y justicia para Atenco”. Nunca estuvimos solos, el abrazo del amor solidario de nuestros
hermanos no dejaron que se decayera nuestro espíritu.
En julio de 2010 la Suprema Corte de Justicia de
la Nación decretó la libertad absoluta de nuestros compañeros presos políticos.
Logramos la libertad, sin embargo la justicia aún no se ha alcanzado y todos
estos delitos han quedado en la impunidad.
NAICM proyecto de muerte.
El
primero de septiembre de 2014, Enrique Peña Nieto anunció la reactivación de la
construcción del NAICM en el territorio de vocación lacustre de los municipios
de Atenco y Texcoco. De acuerdo con el discurso oficial: “se trata de la obra de infraestructura más importante de las últimas
décadas en México. Es un proyecto único en América, con una visión social y
100% sustentable, que permitirá que México aproveche su lugar como una de las
economías más importantes del Mundo” [iii].
De nueva cuenta nunca fuimos consultados. La estrategia mediática echada a andar
desde hace un año tiene como objetivo legitimar el proyecto a través de
campañas en radio, televisión e internet que afirman que no existe ningún
impacto del NAICM al territorio, dinámica social o económica de las comunidades
de la región y que tampoco existen riesgos ambientales o civiles que se
derivarían de la obra. Antes bien se empeñan en repetir una y otra vez que el
proyecto se inserta como un potencial generador de empleos y oportunidades económicas
y que mejorará la calidad de vida de quienes habitamos la ZMVM.
Sin embargo, esta campaña de mentiras no puede
negar los argumentos explicados desde 2001 por especialistas en: biología,
arquitectura, aeronáutica, aeronavegación, edafología, geología, antropología y
arqueología respecto a la no viabilidad del proyecto. Hoy, a una década y media
de distancia, estas evidencias son más claras y científicamente sustentadas por
lo que es apremiante que usted y todos los hermanos conscientes de la necesidad
de la protección de Nuestra Madre Tierra conozcan el grave riesgo que significa el NAICM para
la vida en toda la región central de México y para millones de habitantes que
en ella residimos.
Para empezar, la construcción de la nueva
terminal aérea implicaría la eliminación de los servicios ambientales que el
lecho del Lago de Texcoco aporta para la regulación del agua pluvial, en otras
palabras, este espacio, el más bajo de la cuenca de México, con su vocación
natural de lago es fundamental para evitar las inundaciones en la zona oriente
del DF [iv]. Por otra parte, la sustitución de este
espacio de amortiguamiento climático, por una gran plancha de concreto
incrementaría la temperatura y aumentaría el efecto invernadero en el Valle de
México afectando incluso las partes altas de la Sierra Nevada y con ello
disminuiría la recarga de acuíferos en la zona oriente[i][v]. Con una menor alimentación
de agua para la cuenca de México ¿cómo pretende el Gobierno Federal suministrar
a las comunidades del oriente de la ZMVM y a la nueva Aerotrópolis que se
proyecta desarrollar alrededor de la terminal aérea? Es claro que con el nuevo
Aeropuerto el acceso al agua dejará de ser una garantía para volverse el
privilegio de unos cuantos.
Además, se encuentran amenazados, a causa de
este proyecto, los cuerpos de agua naturales que sobreviven del antiguo Lago,
la eliminación de estos humedales significaría la pérdida de la aportación de
evaporación su agua a la atmósfera, un poderoso aliado natural para la mitigación
de las emisiones de contaminantes del DF.
A cambio de esta pérdida, los pulmones de los
habitantes de la gran ciudad consumirían 1,118,726 litros de combustible
diariamente al incrementarse las operaciones comerciales aéreas de 389 mil a 1
millón cada año. Es decir, el futuro del aire que respiremos los 33 millones de
habitantes de la ZMVM es el de un aire envenenado, un aire de muerte [vi].
Ahora bien, con la operación diaria de aviones
que se pretende tenga el NAICM calculada en 2,739, cada uno aportando una
emisión de 130 decibeles, los especialistas advierten que el impacto de
contaminación auditiva rebasa la norma NOM-081-SEMARNAT-1994 y por lo tanto los
daños a la salud humana se vislumbran inconmensurables [vii].
En cuanto al impacto a la vida silvestre, el
peritaje en biología señala que la propuesta de inserción de especies exóticas
como el Pino Salado y la Casuarina considerada en los planes de compensación
ambiental del NAICM, en realidad constituyen una amenaza de extinción de la
flora nativa porque en primer lugar, sus raíces llegan a niveles freáticos lo
que provoca la desecación de las reservas de agua, en segundo lugar, sus hojas
son altamente flamables, almacenan grandes cantidades de sal y al degradarse
aumentan la salinidad del suelo e impiden en crecimiento de otras especies.
Finalmente advierten que estas especies, originarias de Australia y Asia, no
contarán con un control bilógico que las regule y, debido a su alta tasa de
reproducción y crecimiento, se transformarán en poco tiempo en plagas por lo
que, la siembra de estas especies debe ser evitada dentro de todo el territorio
mexicano [viii].
Hay que destacar que la construcción del NAICM
significaría también la destrucción de un importante nicho ecológico de
especies endémicas de reptiles y mamíferos y la destrucción de un espacio de
anidación, reproducción y refugio de más de 100,000 aves migratorias que
anualmente llegan a los cuerpos de agua de Texcoco, entre ellas, al menos
veinte especies están amenazadas o en riesgo de extinción [ix].
Incluso las críticas respecto a la viabilidad
del proyecto se han escuchado en los debates en el Senado donde las opiniones
de expertos en aeronáutica y aeronavegación explican los riesgos que se derivan
de la construcción y operación de un aeropuerto en un territorio de suelo
inestable cuya dinámica e hundimientos es acelerado y diferencial, con un
elevado riesgo de colisión entre aves y aviones. Estos especialistas advierten
que en el plan del Nuevo Aeropuerto no se considera de manera seria la variable
de la intensidad sísmica que predomina en el área y la cercanía de un volcán
activo cuyas emisiones de ceniza pueden afectar constantemente la calidad de
visibilidad en la operación de los vuelos [x].
Finalmente los especialistas en antropología y
arqueología han señalado que la identidad y la historia resguardada bajo las
capas de tierra del Lago de Texcoco hace varios meses son blanco de destrucción
de las máquinas debido al avance acelerado de los trabajos de preparación del
terreno, esto a pesar de denuncias presentada a través de peritajes, que
muestran evidencias de más de mil puntos de interés arqueológico y
paleontológico registrados desde el año 2003 en la zona de la obra [xi],
mientras que nuestros espacios sagrados, los cerros Huatepec y Tepezingo corren
el riesgo de sucumbir en la mancha urbana que proyecta Peña Nieto hacer crecer
en la periferia de las pistas aéreas, igual que le pasó al Cerro del Peñón,
vecino del actual Aeropuerto de la Ciudad de México.
La estrategia de despojo.
Hoy
esta amenaza ensombrece nuevamente el territorio rebelde a la orilla del agua,
pero ahora la nueva estrategia de despojo no tiene la cara de una expropiación,
si no que viene operando a través de instituciones públicas como CONAGUA, que a
partir de 2006, con el argumento de un “Proyecto
Ecológico”, se encargó de avanzar en la compra de hectáreas de diferentes
ejidos.
La nueva estrategia ha innovado una forma vil
para destruir, desde adentro, nuestras comunidades a partir de la corrupción de
las autoridades ejidales que han sido cooptadas por el PRI (el partido político
del Presidente) quienes engañan, amenazan y compran voluntades de manera
descarada acompañados de grupos de provocadores para generar la ruptura de la
relación natural y colectiva entre nuestros hermanos y del arraigo con la
tierra. Su objetivo es sembrar la división y el desapego de nuestras costumbres
y valores identitarios, pretendiendo así cortar de tajo la memoria de estos
pueblos originarios.
El enemigo aprendió a reconocer a su más grande
adversario: la fuerza de nuestros pueblos reside en nuestra identidad, en la
capacidad de reconocernos como parte de una comunidad que comparte un
territorio, un pasado y un patrimonio cultural que trasciende lo material.
Defendemos nuestro derecho a un presente y un futuro libres y autónomos.
Esta nueva forma de operar el despojo ha quedado
evidenciada en el actuar de este grupo Priísta que sirve a los intereses de los
empresarios y políticos con el objetivo de imponer al NAICM. Por ejemplo, en
2013 a manera de provocación este grupo borró el Mural de la Dignidad de las
paredes del Auditorio Ejidal Emiliano Zapata, un mural que recordaba la
victoria de 2001 contra el decreto de Fox. También los comisariados ejidales
priistas, en su papel de operadores del despojo prepararon, en complicidad con
las autoridades de la Procuraduría Agraria, una asamblea el 1 de junio de 2014
que manipularon con el objetivo de desarticular el Ejido y trasladar la
posesión de la tierra a una forma jurídica privada, fácil de mercadear. El trabajo de destrucción del tejido social
de este grupo de choque ya ha causado graves daños al interior de las familias
donde hay una dolorosa división.
Además nuestras comunidades son constantemente
hostigadas con rumores que dejan correr los grupos de choques sobre amenazas de
nuevas represiones a quienes nos oponemos al NAICM. También hemos vivido
acosados por la entrada de fuerzas públicas Estatales e incluso con escuadrones
y helicópteros de Ejército y Marina que hacen sobrevuelos o recorridos en
franca intimidación sobre nuestro territorio.
En nuestra resistencia social y pacífica ante la
ofensiva del gobierno mexicano hemos acudido a las todas instancias de justicia
legal nacional (como Tribunales y la Suprema Corte de Justicia de la
Nación) y también ante instancias internacionales como la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. En
estos frentes de lucha hemos presentado los peritajes de nuestros congruentes
especialistas en las áreas de arqueología, antropología, topografía, biología,
arquitectura, ingeniería, edafología y geología, todos ellos científicos
calificados que nos dan la razón en el sentido que nuestro territorio no es apto para ubicar una terminal aérea. Sin
embargo, el Gobierno de México ha insistido en aprobar la Manifestación de
Impacto Ambiental (MIA) del proyecto misma que hemos demostrado tiene graves
omisiones y es en síntesis un estudio a modo elaborado por quienes serán
beneficiados con la obra para imponer el proyecto de muerte en nuestro
territorio. El trabajo de construcción
de la terminal aérea está avanzando y la destrucción empieza causar graves
heridas a nuestro territorio sagrado.
Nuestra decisión está tomada.
Desde
nuestro digno pueblo en resistencia nos abrazamos a la verdad de la palabra y
ejemplo de Cristo. No existe nada más
sagrado que el derecho a la vida, ningún interés económico o político puede
prevalecer ante el derecho de millones de seres humanos y de la vida de todas
las especies de flora y fauna que habitan en el territorio que sobrevive del
antiguo Lago de Texcoco.
Nosotros no olvidamos que México-Tenochtitlán es
el nombre de la antigua ciudad que fundaron los aztecas en medio de un lago, en
el lugar prometido por su dios Huitzilopochtli, en el territorio del agua y de
la abundancia. Hace 675 años, empezó a
contarse la historia de esta ciudad que creció en contradicción con el medio
lacustre fértil, abundante y diverso que aseguraba la subsistencia de quienes
lo habitaron. Este paraíso prometido que históricamente nos ha dado tanto a los
mexicanos hoy se encuentra en un punto límite de riesgo y es nuestro deber
defenderlo.
Al ver a nuestros niños y jóvenes nos damos
cuenta que no estamos equivocados, la tierra es esperanza y promesa de vida.
En Atenco tenemos fe que Jesucristo está con nosotros, contamos con la
presencia solidaria y acompañamiento de un valiosísimo sector de la jerarquía
eclesiástica Mexicana congruente con la dignidad y valores cristianos.
Exigimos el respeto al derecho que tenemos como
pueblos originarios a la autodeterminación. Nunca hemos querido ese aeropuerto,
durante quince años hemos resistido evitando la violencia y el enfrentamiento,
no queremos que se derrame más la sangre del pueblo ¿Pero cuánto más puede
aguantar el pueblo así?
Antes
que la imposición de la muerte y la violencia se concrete en el territorio a la
orilla del agua pedimos humildemente su intervención ante Dios y los hombres
que ostentan el Poder, aún en contra del beneficio de sus Pueblos, para que con
su intercesión nos ayude a sensibilizar al gobierno mexicano y no se antepongan
los intereses trasnacionales a la preservación de la vida, y para que detengan
de una buena vez y definitivamente este Megaproyecto de Muerte que
es la condena a la inminente desaparición de nuestros pueblos y del
entorno lacustre de la Cuenca de México.
Porque otro mundo es posible, con respeto a la
Madre Tierra y a la Paz nos despedimos de Su Santidad con gran cariño y
admiración.
¡Gloria a Dios en el cielo y Paz a los hombres de
buena voluntad!
¡Queremos vivir en Paz!
¡Tierra sí, aviones No!
¡Zapata Vive, la Lucha Sigue!
¡La Patria no se vende, se ama y se defiende!
ATENTAMENTE:
ATENTAMENTE:
Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra
[i] Montemayor, Carlos, Coord. (2007),
Diccionario del náhuatl en el español de México, UNAM, México.
[ii] De la Portilla Quiroga, María de los Ángeles
Rigel (2014), Atenco. Historia, tradición e identidad. La memoria presente en
la defensa del territorio y los recursos de los pueblos a la Orilla del Agua,
en: Memorias de la Conferencia Internacional de Antropología 2014, Instituto
Cubano de Antropología, La Habana, Cuba.
[iii] Secretaria de Transportes y
Comunicaciones (2014) Conoce el proyecto. Recuperado de:
[iv] Córdova Tapia F., Straffon
Díaz A., Ortiz-Haro G. A., Levy Gálvez K., Arellano Aguilar O., Ayala Azcárraga
C., Zambrano L., Sánchez Ochoa D. J. y Acosta Sinencio S. D. (2015), Análisis
del resolutivo SGPA/DGIRA/DG/09965 del proyecto “Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, S. A. de C. V.”
MIA- 15EM2014V0044, Grupo de Análisis de Manifestaciones de Impacto Ambiental.
Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, México.
[v] Encinas Rodríguez, Alejandro
(2014), El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Política,
negocios y poder, Senado de la República, LXII Legislatura, México.
[vi] Flores, Jesús (2014), Arquitectura y globalización. Sincronía y
diacronía del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, publicación para la
Gaceta UNAM, 12 de septiembre de 2104, UNAM, Posgrado de Arquitectura, México.
[vii] Ibídem.
[viii] Córdova Tapia et al (2015)
[ix] Ibídem.
[x] Senado de México (6-4-2014),
El NAICM y la transparencia. Recuperado de:
[xi] Morett, Luis (2015), La investigación
arqueológica en el vaso del Lago de Texcoco frente al Proyecto de Nuevo
Aeropuerto, Universidad de Chapingo, Documento digital, Recuperado de:
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