x Rossen Djagalov
Entrevista con Haydar
Darici
criticatac.ro.
Traducción: Vicente Abella
para Sinpermiso.
Extractado por La Haine
Kurdistán
La lucha armada ha
politizado y movilizado efectivamente a la población kurda de las ciudades
turcas
En el último año, la cobertura de los medios extranjeros sobre
los acontecimientos en Turquía se ha centrado exclusivamente en los más
espectaculares: las elecciones, los ataques terroristas, el derribo del avión
ruso y otras operaciones geopolíticas. Durante este periodo, sin embargo, ha
tenido lugar una revolución silenciosa en el sureste kurdo del país, en forma
de un movimiento por la autonomía, que el Estado turco ha tratado de suprimir
violentamente en las últimas semanas, como parte de su guerra contra el PKK. En
la siguiente entrevista, la editorial de Lefteast pregunta a Haydar Darici
sobre su visión del proceso de autonomía.
Rossen Djagalov (RD): ¿Podrías,
en primer lugar, hablarnos de los orígenes del movimiento por la autonomía?
Haydar Darici (HD): Antes de hablar de lo que
está ocurriendo actualmente en el Kurdistán turco, me gustaría destacar dos
cuestiones sobre la transformación histórica de la política kurda. En primer
lugar, el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), actor principal en el
movimiento de liberación kurdo, empezó una lucha de guerrilla contra el Estado
turco en los años 80, y desde entonces ha recibido cada vez más apoyo del
pueblo kurdo. La lucha armada de la guerrilla no solo ha permitido crear zonas
liberadas en las montañas que rodean al Kurdistán, sino que también ha
politizado y movilizado efectivamente a la población kurda de las ciudades. El
movimiento definió la lucha armada de la guerrilla en las montañas y la cultura
política de las protestas en las ciudades como un proceso de rebelión.
Para lograr la libertad
plena, sin embargo, del movimiento, las ciudades deberían ser liberadas del
mismo modo que las montañas. Esto implica que la guerra en curso habría de
pasar ahora a las ciudades y no limitarse a los montes. El movimiento llama a
este proceso, que empezó hace unos cinco años, proceso de construcción. En
segundo lugar, cuando nació el PKK y en los años siguientes, su propósito se
definió como de liberación nacional, lo que significaba en aquel momento crear
un Estado nación socialista kurdo. A finales de los 90, no obstante, los
actores del movimiento kurdo comenzaron a criticar el concepto de Estado
nación, así como la misma idea de nación, una crítica fundada en las
experiencias de la resistencia anticolonialista a nivel global y del
consecuente fracaso de los Estados nación emergentes. La crítica ha llevado en
última instancia a un cambio de paradigma y obligado al movimiento kurdo a
abandonar la idea de crear un Estado nación kurdo. ¿Era posible que un movimiento
de liberación nacional fuera más allá de la idea de nación y de Estado nación,
las ideas sobre las que el movimiento se fundó en primera instancia, y crear un
modelo revolucionario que permitiera emanciparse no solo a los kurdos, sino
también al resto del Oriente Medio? Tal modelo solo podía ser el de autonomía
democrática que había formulado principalmente Abdullah Öcalan durante sus años
de prisión.
Hace pocos años que el
movimiento kurdo ha empezado a experimentar con la autonomía democrática en
ciertos contextos locales del Kurdistán turco. Este paradigma exige crear
espacios sin Estado, en vez de crear un Estado kurdo. Cabe decir que fueron los
jóvenes y niños kurdos quienes, mediante políticas territoriales, allanaron el
camino sobre el que debía construirse la autonomía democrática. A partir de
finales de los 90, los jóvenes y niños han llevado a cabo políticas de calle
radicales, enfrentándose a la policía casi a diario y utilizando para ello
piedras y cócteles Molotov. Mediante estas acciones radicales, han convertido
las calles en espacios para la política y han hecho que sus barrios e incluso
poblaciones enteras sean inaccesibles para la policía turca. El concepto de
autonomía democrática hace referencia a la transformación de diversos dominios
de la vida social, como la ley, la economía, la salud, la educación, la defensa
propia y otros similares, mediante comunidades establecidas en los barrios. Por
dar algunos ejemplos, los actores políticos locales han creado su propio
sistema legislativo para solucionar los problemas que ocurren dentro de la
comunidad sin necesidad de apelar a los tribunales estatales. Han empezado
estableciendo sus propias escuelas elementales para ofrecer una educación
alternativa. En estos momentos se encuentran en proceso de construir
cooperativas para, de nuevo, crear una economía alternativa.
Los jóvenes entrenados y
armados por el YDG-H (Movimiento de la Juventud Patriota Revolucionaria) han
asumido la responsabilidad de la autodefensa en los barrios y las poblaciones.
Las mujeres son igualmente activas en estos procesos a través de sus distintas
organizaciones. En todas las poblaciones kurdas se aplica un sistema de
copresidencia, lo que significa que en todas las formaciones, de abajo arriba,
un hombre y una mujer comparten la presidencia. En términos de igualdad de
género, en vez de tratar de convencer a los hombres por medio de la educación,
el movimiento empodera a las mujeres, dándoles los mismos derechos y
responsabilidades, permitiéndoles crear sus propias organizaciones en todos los
niveles en los que los hombres no tienen autoridad para intervenir.
RD: ¿Cuál ha sido el
trasfondo ideológico del movimiento por la autonomía, según tus experiencias?
¿Qué textos se han leído? ¿Qué tipo de ideas han circulado?
HD: Hay distintos textos que
han circulado en las prisiones y en los campamentos y poblaciones de la
guerrilla, como clásicos marxistas, estudios posmarxistas, anarquistas o
poscoloniales, teorías feministas, textos de pensamiento ecologista, y el
extenso corpus de trabajos de Ocalan escritos principalmente en prisión. Pero
más específicamente, diría que Imperio y Multitud de Negri y Hardt, y los
libros sobre ecología y autonomía de Murray Bookchin podrían considerarse,
entre otros, los textos constitutivos del nuevo paradigma del movimiento.
RD: ¿En calidad de qué has
observado estos procesos?
HD: Viví en Cizre un año y
medio entre 2013 y 2015, y llevé a cabo un estudio etnográfico sobre la
política de los jóvenes kurdos. Cizre es uno de los lugares en los que la
autonomía se está construyendo de forma más sólida. Este es el motivo por el
que decidí realizar mi estudio allí. Durante la investigación, tuve la
oportunidad de interactuar con los entrevistados, especialmente con los
jóvenes, actores de este proceso. Tras completar el estudio, fui allí para
hacer algunas visitas breves de seguimiento. También visité otras ciudades del
entorno durante y después de finalizar el estudio, para tener una idea de cómo
está siendo el proceso de construcción en otros lugares.
RD: ¿En qué partes del
sureste turco es más fuerte el movimiento? ¿Cómo se corresponde la creación de
una autonomía local con las estructuras políticas del HDP (Partido Democrático
de los Pueblos) o con la actividad del YPG/PKK? ¿El asedio del ejército turco a
las poblaciones de Cizre y Silvan está dirigido principalmente contra el
movimiento? ¿Cuál es la interacción (si la hay) entre este movimiento y la
autonomía del Kurdistán occidental (Rojava) en la frontera con Siria?
HD: La autonomía de Rojaba se
instruyó e inspiró en el paradigma formulado por Abdullah Öcalan. Öcalan, antes
de ser arrestado, había vivido en Rojava durante mucho tiempo. Por eso tiene
tanta influencia en la gente de allí. Además, aunque el YPG y el PKK son
organizaciones separadas, comparten una misma ideología. Sabemos que muchas
guerrillas del PKK fueron a Rojava para unirse a la lucha. Mientras realizaba
la investigación en Cizre, muchos jóvenes de esta ciudad se unieron también al
YPG. Y en la actualidad, muchas personas que habían luchado en Rojava vinieron
a Cizre y a otras poblaciones para unirse a la lucha de los jóvenes contra el
Estado turco. Además, el proceso de construcción de la autonomía en Rojava
había empezado ya antes que el proceso en el Kurdistán kurdo. Los actores
políticos del Kurdistán turco han cruzado asiduamente la frontera con Rojava y
han aprendido mucho de sus experiencias allí. Cabe decir, pues, que estas dos
regiones están estrechamente conectadas.
El Partido Democrático de
los Pueblos (HDP) también se estableció a la luz de este nuevo paradigma, pero
su objetivo inicial era organizarse de forma más amplia en la zona occidental
(turca) de Turquía, aunque no solo en la zona occidental. Junto con los izquierdistas,
anarquistas, feministas y demás grupos de la oposición, el HDP se fijó el
objetivo de difundir este paradigma y trasladar la lucha de Kurdistán a la
Turquía occidental. Yo diría que, aunque el HDP tuvo bastante éxito en las
elecciones, fracasó a la hora de proponer políticas revolucionarias. Hay muchos
motivos que explican este fracaso: el HDP tradujo la política revolucionaria al
discurso enormemente problemático del multiculturalismo, y no pudo ir más allá
de los discursos liberales de la paz y los derechos humanos. Este marco no les
permitió tratar la cuestión de la violencia.
Con esto quiero decir que,
mientras que los jóvenes de Kurdistán estaban llevando a cabo una lucha armada
radical contra el estado, el HDP actuó como si tal resistencia no existiera,
sino que simplemente se estuviera produciendo una violación de los derechos
humanos por parte del Estado. El problema para el HDP era que tenía que llevar
a cabo su política en dos mundos radicalmente distintos. En el Kurdistán, el
pueblo ha participado de la política desde hace mucho tiempo, mientras que, en
la parte turca, los grupos de la oposición han sido ampliamente marginados, a
excepción del movimiento Gezi, el cual, sin embargo, podría considerarse como
un punto de ruptura. Además, Kurdistán fue una colonia y, por tanto, la
violencia de estado allí estaba desnuda, como lo estaba la resistencia frente a
ella. Sin embargo, en vez de enfrentarse de cara a este problema y encontrar
vías para organizarse en la zona occidental, el HDP escogió el camino fácil y
abrazó el discurso del multiculturalismo.
RD: La sociedad kurda es muy
heterogénea. Además de partidarios de la autonomía kurda y del socialismo
democrático (la base del HDP), hay un elevado número de kurdos conservadores e
islamistas, algunos de los cuales se oponen fuertemente, e incluso de forma
militante, a cualquier cosa que huela a PKK.
Además de estas divisiones ideológicas, habrá muchos individuos en la
cúspide de las distintas jerarquías sociales, ya sean los capitalistas
(empresarios kurdos) o los de tipo feudal (líderes tribales en las zonas más
rurales), que posiblemente no estén muy cómodos con algunas de las prácticas de
la autonomía local. Algunos de estos se inclinaron por el AKP en las últimas
elecciones. Además, algunas de las regiones a las que ha llegado el movimiento
son muy diversas a nivel étnico, con poblaciones turcas y árabes. ¿Cómo está
tratando el movimiento por la autonomía local estas situaciones de
controversia?
HD: El movimiento kurdo se ha
convertido con el tiempo en un poder hegemónico en el Kurdistán, así como en los
barrios poblados de kurdos de la Turquía occidental. Podría, por tanto, llegar
a albergar y hacer partícipes de su política tanto a los religiosos como a los
seculares. En este sentido, ha resultado ser el único agente en Turquía que
puede trascender la dicotomía religioso/secular. El movimiento ha atraído tanto
a la clase media como a la trabajadora, y abierto múltiples espacios políticos
para los distintos grupos. También ha recibido apoyo de las tribus kurdas de
todo el Kurdistán. Incluso las familias de los paramilitares «vigilantes de los
pueblos», que lucharon en los años 90 contra el PKK, han empezado a apoyarlo.
Lo que hay en juego ahora es el hecho de que la lucha kurda está adoptando una
nueva forma y algunos de los actores tienen problemas para adaptarse al nuevo
proceso. Por ejemplo, el espacio para las políticas civiles se ha estrechado
mucho debido a la escalada de violencia estatal como respuesta a la
construcción de la autonomía. Las clases medias en las grandes ciudades como
Diyarbakir y Van, que llevan invirtiendo en políticas civiles y ONG desde hace
mucho tiempo, parecen vacilar en a la hora de participar en las políticas
actuales, mientras que los barrios más pobres de estas ciudades se han
movilizado cada vez más. Además, los habitantes de algunos poblados en los que
el movimiento kurdo es fuerte, pero no es la fuerza hegemónica, han permanecido
en silencio en la medida en que no podían declarar su autonomía y por tanto no
han podido ayudar a la resistencia en otros poblados.
Es en poblados como Cizre,
Silopi, Gever, Lice, Silvan y Nusaybin, donde el movimiento ha sido siempre
potencia hegemónica y donde siempre se han producido políticas radicales que
han respaldado el nuevo proceso. Es importante, por tanto, destacar que
mientras que las grandes ciudades como Diyarbakir, a la que con frecuencia se
refiere como la capital no oficial del Kurdistán, se están «provincializando», las ciudades relativamente más pequeñas se
están convirtiendo en los principales emplazamientos de la resistencia. También
cabe destacar que los jóvenes se han convertido en los principales actores del
movimiento kurdo, y son ellos quienes definen lo político en este nuevo proceso
y quienes resisten al Estado de forma más efectiva.
En resumen, nos
encontramos en un proceso en el que la lucha kurda está alcanzando un nivel
mucho más elevado a expensas de la marginalización en determinados lugares. No
obstante, pienso que a la larga estos lugares también se radicalizarán en el
momento en el que se construya una autonomía más sólida en otros poblados.
RD: ¿Cuáles son las
perspectivas de expansión del movimiento por la autonomía más allá de las zonas
tradicionalmente kurdas de Turquía? ¿Es posible la expansión a la luz de la
reciente victoria electoral del AKP y el recrudecimiento del nacionalismo
(antikurdo) turco, que ha contribuido a tal victoria? ¿Sería posible en modo
alguno aferrarse a los actuales éxitos del movimiento por la autonomía, dado el
aumento de su militarización en la región? ¿Cuáles son sus perspectivas
generales?
HD: Este modelo de autonomía
democrática constituye un reto inmenso para el Estado turco, pues en una región
en la que el Estado reclama su autoridad se está construyendo una forma de vida
anticapitalista. Y a largo plazo esta forma de vida tiene muchas posibilidades
de expandirse a otras regiones de Turquía. Para poder luchar contra ella, el
año pasado el Estado trató de entrar en los barrios utilizando la fuerza y
quiso llevar a cabo múltiples arrestos. Sin embargo, los jóvenes cavaron profundas
trincheras a la entrada de los barrios y, armados, guardaron vigilancia en sus
barricadas. Las fuerzas de seguridad turcas no pudieron traspasar las
trincheras ni la vigilancia de los jóvenes.
Tras las elecciones
generales de junio, el gobierno que había declarado el final de las
negociaciones atacó las poblaciones kurdas con mayor brutalidad. En muchas
poblaciones del Kurdistán se han declarado toques de queda que han durado
semanas. El Estado situó francotiradores en las poblaciones, que disparaban a
aquellos que no obedecían los toques de queda. También rodeó las poblaciones
con tanques militares y bombardeó los distintos barrios. Incapaz de reinstaurar
su autoridad, el Estado turco consideró las poblaciones kurdas como
inhabitables. No se permitió llevar a los heridos a los hospitales. Tampoco se
permitió enterrar a los muertos en el combate. Los afectados, por tanto,
tuvieron que pasar las noches junto a los cuerpos sin vida de sus seres
queridos, cubriéndolos con hielo para que no se descompusieran. Y a pesar de
todo, el Estado no pudo entrar en los barrios pues los jóvenes habían cavado
aún más profundo sus trincheras y reforzado su arsenal. Para protegerse de las
balas de los francotiradores, por ejemplo, situaron cortinas enormes sobre las
calles, para impedir su visión. Este es un método que habían aprendido de
Rojava. También derruyeron las paredes de las casas para poder pasar de una a
otra sin tener que salir al exterior, y compartir sus alimentos con los demás y
ayudar a los heridos. Están de algún modo recomponiendo la arquitectura de los
poblados para facilitar su defensa.
Actualmente, muchas
poblaciones kurdas, incluyendo a Cizre, Silopi y Nusaybin, están de nuevo bajo
toque de queda, rodeadas de tanques y francotiradores. El primer ministro
Davutoglu ha declarado recientemente que pretende limpiar los poblados casa por
casa. El Estado trata de derrocar la autonomía que se está construyendo en el
Kurdistán a expensas de destruir ciudades enteras y matar a numerosos civiles.
Y el pueblo del Kurdistán, predominantemente los jóvenes, está resistiendo
hasta la muerte.
Por tanto, ¿es sostenible
la autonomía en el Kurdistán, dada la violencia extrema del Estado? Yo creo que
sí. Lo es, porque el Estado no puede ganar una guerra de estas características,
independientemente de lo brutales que sean sus medios. A principios de los 90,
únicamente los militantes del PKK estaban involucrados en los conflictos
armados de los poblados. Pero en la actualidad, la diferencia entre las
guerrillas y los civiles está cada vez más difusa. Ahora los civiles también
están armados y se están defendiendo a sí mismos. Por ejemplo, el pueblo de
Cizre sabe que el Estado va a volver a atacar y declarar un toque de queda de
un mes, pero sus habitantes no han abandonado la ciudad, aunque sí han sacado a
algunas personas mayores y niños. Por tanto, no creo que el Estado pueda
quebrar tal resistencia.
Finalmente, esta lucha
persigue transformar no solo a Turquía, sino también al Oriente Medio en su
conjunto. Esto quiere decir que la experiencia de autonomía democrática y
defensa propia del Kurdistán turco, y con mayor fuerza en el Kurdistán sirio,
puede ser un modelo para la región entera, y quizás más allá, en esta era de
nuevas guerras. No obstante, la cuestión esencial es de qué modo podrá este
modelo expandirse a otros lugares. Como he dicho antes, el HDP aún no ha podido
transmitir este nuevo modo de hacer política a la Turquía occidental. Y en
Siria se limita aún a la región de Rojava. Sin embargo, en el cantón Cizir de Rojava,
hay distintos grupos étnicos y religiosos que han participado en el proceso de
construcción de la autonomía creando sus propias instituciones. Ello muestra
que este modo de política no solo atrae a los kurdos; pero, si pienso en
Turquía y en el resto del Oriente Medio, no tengo una respuesta para la
pregunta de si la autonomía democrática puede ser un modelo alternativo en toda
la región.
RD: Frente al historial de
grandes tragedias que están aconteciendo en el Oriente Medio, la
autoorganización que se está produciendo en las comunidades kurdas de Siria y
Turquía se erige como una oportunidad y una causa con la que los izquierdistas
de todo el mundo deberían solidarizarse. ¿Qué forma crees que debería tomar
esta solidaridad?
HD: Ahora mismo lo más urgente
es que los medios internacionales denuncien los actuales ataques del Estado
turco contra las poblaciones kurdas.
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