El Sindicato Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas, fruto de la rebelión agrícola de San Quintín
x Gerardo Peláez Ramos
La Haine
13/12/2015
México
En las instalaciones del Sindicato de Telefonistas de la Baja
California y Sonora, ubicadas en Tijuana, BC, se constituyó el 28 de noviembre
pasado el Sindicato Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros
Agrícolas, con la adhesión de trabajadores de Baja California, Aguascalientes y
Distrito Federal. De este modo, el importante movimiento iniciado el 17 de
marzo de 2015 por la Alianza Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia
Social arriba a un momento clave: la construcción de un sindicato nacional de
industria que deberá emprender como tareas centrales: la obtención del registro
legal, la firma de contratos colectivos de trabajo pactados bilateralmente y el
encuadramiento en sus filas de miles de afiliados en cuando menos 18 entidades
de la Federación, en los próximos meses.
A la asamblea constitutiva
del sindicato agrícola asistieron delegaciones fraternales de la Unión Nacional
de Trabajadores, con la presencia destacada del Sindicato de Telefonistas de la
República Mexicana, el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional
Autónoma de México, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos
y la Central Campesina Cardenista; de la Nueva Central de Trabajadores, y de la
American Federation of Labor-Congress of Industrial Organizations (Federación
Americana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales), y de otros
organismos hermanos, incluidos los padres de familia de los normalistas de
Ayotzinapa, Guerrero.
El nuevo sindicato tendrá
que disputar la titularidad de los “contratos
colectivos de trabajo” que han suscrito las empresas con los “sindicatos” adheridos a la
Confederación de Trabajadores de México
(CTM), la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y
la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). Estas centrales han
degenerado gravemente y se han dedicado a inundar el medio laboral con
contratos colectivos de trabajo de protección patronal y sindicatos blancos,
ficticios o de membrete. Los jornaleros agrícolas no conocen los contratos
colectivos firmados por los sindicatos cetemistas, croquistas y cromianos.
Tampoco conocen a los sindicatos blancos y sus “líderes”.
Pero el Sindicato
Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas no sólo deberá
enfrentar a los sindicatos blancos que promueven las centrales de orientación
priista, sino también deberá combatir la simulación que lleva la denominación
de Sindicato Nacional Independiente de Jornaleros Agrícolas y Similares, que se
creó bajo el amparo del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel
Mancera, y de legisladores del Partido de la Revolución Democrática, el cual ya
fue registrado por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Distrito
Federal. Los “dirigentes” de este
sindicato no laboran como trabajadores asalariados del campo.
Para el movimiento obrero
mexicano el paso dado por los jornaleros agrícolas es, sin exageración, un
acontecimiento histórico, que retoma bajo nuevas condiciones las valiosas
experiencias de los proletarios del campo en la década de los años 30, cuando
estallaron huelgas y paros, crearon sindicatos y confluyeron con otras fuerzas
obreras y campesinas en Nueva Italia y Lombardía, Michoacán; la Laguna
(Coahuila y Durango); El Mante, Tamaulipas; Los Mochis, Sinaloa, y otros
lugares de la República. Estos destacamentos del proletariado agrícola, con la
reforma agraria cardenista, se campesinizaron.
Al cabo de algunas
décadas, los campesinos volvieron a proletarizarse. Sin embargo, su nuevo
carácter de clase no se reflejaba en su conciencia y siguieron planteando
demandas campesinas. Para los años 70, comenzaron a producirse algunas huelgas
y paros de obreros agrícolas, que registraron Punto Crítico, Solidaridad y
Oposición, pero que no alcanzaron la importancia de las acciones de los
jornaleros de San Quintín, BC. No obstante la lucha incipiente, la CIOAC, que
participó en las movilizaciones de los trabajadores agrícolas del valle de
Culiacán, Sinaloa, constituyó el Sindicato Nacional de Obreros Agrícolas, al
cual se le negó, por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el registro
legal en octubre de 1979.
Hoy día, gracias a la
lucha en San Quintín, BC, ha quedado en claro que el desarrollo capitalista ha
generado un numeroso proletariado agrícola altamente concentrado en algunos
estados del norte de México. Dicha concentración y los bajos salarios, la
inexistencia de prestaciones sociales básicas y las malas condiciones
laborales, han conducido y conducen a la lucha y a la organización de estos
trabajadores, que, rápidamente, han comprendido que la organización que
corresponde a sus intereses y a los de la clase obrera en general es el
sindicato nacional de industria. De acuerdo con esta idea han actuado y actúan.
El proceso de organización
del Sindicato Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas,
respecto a los años 70 del siglo pasado, ha cambiado en un sentido positivo:
hoy existe la Unión Nacional de Trabajadores que, por el número de sus
afiliados, por los recursos con que cuenta, por su equipo de abogados
laboralistas y por la experiencia de 18 años de lucha, puede ser un firme apoyo
para el desarrollo del nuevo sindicato. Por ello, es correcto y positivo que el sindicato de trabajadores agrícolas haya
resuelto adherirse a la UNT, tan pronto obtenga su registro. Con seguridad,
2016 tendrá como uno de sus puntos centrales el fortalecimiento orgánico y
numérico del Sindicato Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros
Agrícolas. Al tiempo…
Nace
el sindicato de jornaleros agrícolas: nuevos peligros acechan
La
Voz del Anáhuac,
29
diciembre, 2015.
El Sindicato
Independiente Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas, fruto de la
rebelión agrícola de San Quintín, se ha adherido a la Unión Nacional de
Trabajadores (UNT), cuya dirección colegiada está controlada por sindicatos
como el de telefonistas (STRM) y el de universitarios (STUNAM), cuyas prácticas
en sus respectivos gremios distan mucho de lo que destacan en su discurso:
democracia sindical, independencia, tolerancia, respeto a la libertad de
opinión y a la disidencia. En ambos casos las direcciones sindicales han
establecido dirigencias a perpetuidad, alianzas con la patronal, persecución y
represión a quienes se atreven a disentir y a proponer estrategias de lucha
distintas, a buscar caminos a la recuperación del espíritu clasista del
sindicalismo.
No hay duda de que el Sindicato Independiente
Nacional y Democrático de Jornaleros Agrícolas es fruto de la digna y ejemplar
rebelión de los jornaleros agrícolas de San Quintín. Ojalá estos jornaleros
logren imponer su soberanía proletaria en el sindicato que han gestado y no
permitan que las prácticas neocharras de la dirigencia de la UNT desvirtúen el
rumbo clasista de su lucha.
Ese es el nuevo peligro que les
acecha: caer en prácticas sindicales que traicionen a sus bases, que
contradigan la combatividad de la rebelión jornalera contra la
superexplotación.
La lucha de San Quintín ha sido un
¡Basta ya! de los trabajadores del campo más humillados. Una gran traición a
sus sacrificios será que se les impongan “alianzas
estratégicas”, productivistas, flexibilizantes, colaboracionistas con sus
enemigos de clase.
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