Hoy recupera vigencia un
poema escrito y publicado en este mismo espacio hace un par de años, con
dedicatoria a un camarada preso por luchar y que en prisión optó por esa
difícil medida extrema que es declararse en huelga de hambre. Hoy nuevamente un
camarada de lucha resiste las rejas, el aislamiento, la humillación carcelera.
Sólo cambia la fecha de publicación, el contexto es muy similar. Va con un
abrazo fraterno y solidario para Fernando, hermano, compañero, hijo, sobrino,
nieto…
La Voz
del Anáhuac
¿TIENE SENTIDO REGALARSE?
(a un combatiente
prisionero en huelga de hambre)
¡Firme, hasta las últimas consecuencias!
En la prisión a que el poder te confina,
ayuno de tu libertad porfiada,
irreductible tras las rejas metálicas
impuestas para inmovilizarte
creen encapsular tu espíritu.
No pueden, no podrán doblegarte,
lo que las rejas no capturan
es la rebeldía que libre
fluye en tus venas, en tus neuronas.
Pero, permíteme discrepar camarada,
ahora también ayunas alimentos,
tu grito es ya:¡ libertad o muerte!,
salir de la prisión o morir en ella.
¡Firme, hasta las últimas consecuencias!
De por sí siempre ayunamos libertad,
ayunamos pan por falta de trabajo
o por salarios miserables,
es ley impuesta desde arriba.
Nos condenan a morir de hambre.
A la prisión injusta opones
tu huelga de hambre,
sabes que no te soltarán,
eres trofeo de guerra,
eres rehén del sistema.
Vale ser firme en la consigna
de ¡libertad a muerte!, peleando
junto a tus hermanos de clase,
pero en prisión, en la indefensión total…
¡es regalarles tu vida!
¡la que no pudieron arrebatarte en combate!
Ese ayuno prolongado mina tu fuerza física,
consume tus reservas vitales,
erosiona tu capacidad neuronal,
acaba lentamente con tu vida.
La cárcel no es el final del camino,
es un accidente de trabajo,
del trabajo revolucionario,
puede ser otra trinchera de lucha,
muchos más presos injustamente
habitan los muros carcelarios.
No pienses sólo en ti mismo, camarada,
despierta la conciencia de los miserables,
de los reos por robar un pan,
de los ‘presuntos culpables’ presos
por no poder comprar su ‘libertad’.
En la involuntaria pasividad de la prisión
demuestra al poder la inutilidad de sus
rejas,
enséñales que los espíritus rebeldes
no claudican en ningún lugar,
que tu ‘peligrosidad’ es indomable
pero ¡no les regales tu vida!
¡No la merece el poder!
Encarcelado o libre, pero vivo,
en la lucha te necesitamos, camarada;
por luchar te aprisionaron,
que las rejas no callen tu palabra
ni te arrebaten la vida. ¡Resiste!
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