#Ayotzinapa: Primer Aniversario de lucha por los 43 normalistas secuestrados-desaparecidos por el Estado.
Imágenes de:
Texto de La Voz del
Anáhuac
26 de septiembre de 2015
Se cumplió ya un año
desde que 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron
secuestrados-desaparecidos durante los ataques que fuerzas armadas (municipales,
estatales, federales y narco-paramilitares) perpetraron coordinados por el
Estado. Durante esos ataques 3
estudiantes fueron asesinados y decenas heridos, dos de los cuales siguen hospitalizados,
dada la gravedad de las lesiones. Uno de los estudiantes ejecutados fue
torturado, desollado.
Esta agresión
criminal contra normalistas de Ayotzinapa ha levantado una gran indignación en
México y el mundo. Madres y padres de los desaparecidos, heridos y ejecutados
no se han cansado, desde entonces, de exigir verdad y justicia.
La respuesta
del Estado ha sido la burla, la mentira, el cinismo, el engaño, la fabricación
de una “verdad histórica” que da por
muertos y calcinados a los estudiantes secuestrados-desaparecidos, que niega la
participación del ejército y pretende atribuir toda la responsabilidad a un
grupo narco y policías municipales de Iguala y Cocula.
Esa mentira ha sido
desbaratada por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos se vio obligada a comisionar para
investigar la verdad, ante el rechazo mostrado por los familiares y compañeros
de los desaparecidos, convencidos de que se trata de un crimen de Estado.
Desde 2007 son ya más de
25 mil los desaparecidos durante la llamada “guerra
contra el crimen organizado”, de los cuales centenares son de Iguala,
Cocula y otros municipios del estado de Guerrero. Lo mismo ha ocurrido en otros
estados, como Michoacán, Tamaulipas, Estado de México y otros, donde no hay frontera
entre grupos criminales, gobierno y fuerzas militares y policíacas. No es sólo
colusión, es mezcla de intereses, participación conjunta en los actos
criminales, desde la extorsión hasta las desapariciones forzadas y asesinatos.
De hecho fue esto lo que motivó el hartazgo y la necesidad de organizarse para
su autodefensa en diversos municipios de Michoacán y Guerrero. También por esto
casi nadie denunciaba las desapariciones y las ejecuciones, pues se hizo
evidente que narcos y gobierno son parte de lo mismo, están asociados, se
protegen entre ellos para que todos sus crímenes queden impunes.
Finalmente en narco es
un negocio capitalista más. El trasfondo de la llamada “guerra contra el crimen” no es combatirlo, sino “ordenarlo”, pactar con los cárteles el
control territorial. Algunos cárteles son ya empresas transnacionales y el
gobierno tiene de ahí importantes ingresos. Ahí el negocio ya no es solamente
el tráfico de drogas, es también la tala de árboles, el saqueo de recursos y la
minería a cielo abierto.
Por eso, en Michoacán,
entre 2013 y 2014, ante la proliferación de grupos de autodefensa, la
intervención del Estado no fue para erradicar a los cárteles, sino para
desarmar y controlar a los grupos de autodefensa, incorporándolos a la guardia
rural, encarcelando a los que no estuvieron dispuestos a someterse. Esa
ofensiva ha sido más cruenta aún contra las policías comunitarias, como es el
caso de Santa María de Ostula, en la costa Michoacana, pues ahí el objetivo es
también desmantelar la autonomía comunitaria que construyen los pueblos. Así
podemos entender el encarcelamiento de Semeí Verdía, quien además de comandante
de la Policía Comunitaria de Ostula, era coordinador de los grupos de
autodefensa de la costa-sierra de Michoacán.
En el caso de
Ayotzinapa, la saña con que se atacó a los normalistas, tiene mucho que ver con
abatir la resistencia contra la reforma educativa neoliberal, buscando abrirse
camino para desaparecer a las Normales Rurales, pues son espacios educativos
diametralmente opuestos a los afanes privatizadores y de despojo de los
derechos laborales del magisterio.
Las Normales Rurales son
parte de un proyecto educativo popular que le estorba al Estado capitalista. Y
en particular Ayotzinapa, considerada como cuna de conciencia social, que
conserva el espíritu combativo que le dejaron dos profesores rurales, egresados
de esta normal, luchadores sociales consecuentes que perseguidos a muerte por
el Estado, pasaron a la lucha contra el sistema y encabezaron la insurrección
armada: Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos.
Por esto, tras el 26 de
septiembre no fue el silencio ni la resignación lo que siguió. El dolor estalló
en rabia. Las madres y padres de los estudiantes ausentes no se desahogaron en
llanto, junto con los estudiantes sobrevivientes se alzaron con dignidad a
exigir la presentación con vida de los secuestrados por el Estado, por sus
fuerzas armadas policíacas, militares y paramilitares (papel que desempeñan los
sicarios del narco).
Verdad y justicia es el
reclamo, pero tienen claro los familiares y compañeros de los 43 hijos y
hermanos ausentes que no vendrán de arriba, sino que serán consecuencia de su
lucha. Por eso no se autolimitan a exigir el regreso con vida de los estudiantes
secuestrados, sino que van por la organización antisistémica, por la autonomía,
como camino a la emancipación, pues es ahí donde la verdad y la justicia dejan
de ser una ilusión para convertirse en una realidad que el pueblo sabrá
construirse para sí mismo, pues sólo así se impedirá que reine la impunidad y
que se alcance verdadera garantía de no repetición.
Del Estado no se puede
esperar verdad ni justicia, sino mentira, cinismo e impunidad.
Se cumplió un año ya
desde el 26 de septiembre de 2014. Ahora las madres, los padres, los hermanos y
los compañeros de los 43 han crecido en medio del dolor y la rabia, han logrado
que la conciencia, la dignidad y la firmeza se propalen por todo México y más
allá de las fronteras.
Los 43 son semillas que
germinan en la consciencia de miles de seres humanos, que florecen en las más
disímbolas manifestaciones de protesta, desde las pacifistas del pueblo
creyente y de los defensores de derechos humanos a la combatividad radical de
los activistas libertarios y antisistémicos.
Ayotzinapa se ha
hermanado con la diversidad de luchas, resistencias y rebeldías que en México y
el mundo se alzan contra el sistema capitalista.
Comentarios