Por Amaranta Marentes
Orozco
05 septiembre, 2015
Fotografías de Amaranta
Marentes Orozco
Agencia SubVersiones
El 1 de septiembre ha sido, históricamente, la fecha en que
el gobierno federal presenta el informe anual de su mandato; desde el sexenio
de Vicente Fox (2000-2006) la presencia física de los presidentes fue
sustituida por mensajes videograbados y documentos por escrito. A partir de
2006 se tornó aún más laxa la forma de rendir cuentas del mandato.
En este tercer año de
presidencia de Enrique Peña Nieto, el informe llegó con un día de retraso y en
manos de la Secretaría de Gobernación, precedida por Miguel Ángel Osorio Chong.
Mientras las cámaras se
preparaban para grabar el discurso programado, el 1 de Septiembre de 2015 los
padres de familia de los 43 estudiantes víctimas de desaparición forzada de
Ayotzinapa, preparaban un contra informe.
Mientras el sol
resplandecía, el monumento a la Revolución tenía ese ajetreado ritmo de centro
histórico, de ciudad monstruo, en una de las partes inferiores de la
construcción, aquella ubicada directamente hacia avenida Reforma, carritos
llenos de banderas, matracas, muñecas vestidas «típicamente» de tres colores, muñecos con sombreros y bigotes
formaban una línea recta muy larga que gritaba que la llegada de septiembre, y
como nos enseñan en las escuelas públicas éste es «el mes de la patria»; así también las bicicletas con oficinistas
cruzaban a toda velocidad y mientras empezaba el día, los padres de familia de
Ayotzinapa coordinaban un evento político.
La carpa que cubrió a
los padres y madres de familia se encontraba en la parte central del monumento,
justo enfrente del elevador de cristal que se estrenó en el contexto del
bicentenario de la guerra de independencia y el centenario de la revolución;
allí dio inicio el evento, tras un saludo, se prosiguió a la lectura del contra
informe, Don Mario, padre de César Manuel González leyó el documento como
representante de los 43 padres y madres
en lucha.
Tras dejar en claro que
las palabras que vendrían por parte de presidencia serían huecas y con
ausencias informativas muy graves, desde la lucha los padres y madres de
Ayotzinapa, hicieron el recuento de las 22 víctimas asesinadas en Tlatlaya por
el ejército mexicano, la detención arbitraria –por segunda ocasión– del líder
de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre Rubén Sarabia «Simitrio», la desaparición forzada de
43 estudiantes de la Escuela Rural «Raúl
Isidro Burgos», el despojo de recursos naturales y tierras en la comunidad
San Francisco Xochicuautla, recordaron al pueblo de San Salvador Atenco, que no
ha cesado de luchar por su territorio, la injusta reclusión de los voceros de
la Tribu Yaqui que defienden el agua y con ello la vida, el abuso hacia los
trabajadores de San Quintín, el asesinato de 5 personas en la colonia Narvarte
del Distrito Federal en recientes fechas, subrayando que para Nadia Vera y
Rubén Espinosa el castigo por pensar diferente y ser activos frente a ello, fue
su vida; así la lista continuaba entre las injusticias y abusos de las cuales
hemos sido testigos en este año.
A causa de tierras,
aguas, minerales y bosques, el genocidio indígena, la discriminación, racismo,
semi esclavitud y otras formas de descomposición social, son los usos y
costumbres del poderoso. Los que desataron primero la independencia y luego la
guerra revolucionaria y casi un siglo después son el mismo motivo de la
rebelión indígena y el alzamiento de los campesinos y ciudadanos por la defensa
de sus bienes, tal es el caso de decenas de pueblos a lo largo y ancho de la
república.
También se recordó el
escándalo de la casa blanca de
Angélica Rivera y la caída del peso frente al dólar. Las reformas estructurales
no quedaron de lado y el cómo afectan nuestra cotidianidad.
Posteriormente a la
lectura del contra informe, tomaron la palabra más padres y madres de familia
que exigieron se cumplieran los punto acordados y firmados por parte de la
presidencia hacia el caso de los 43 jóvenes desaparecidos; los familiares
dejaron en claro que no se van a cansar de buscar a sus hijos ni dejar de
gritar justicia por los 3 jóvenes asesinados esa misma noche del 26 de
septiembre de 2014.
Con la fuerza y el
coraje de una madre que busca a su hijo se presagió el hecho de que el informe
de Enrique Peña Nieto estaría lleno de mentiras, se gritó por los 43
estudiantes que faltan en sus casas y escuelas, en las calles, exigiendo para
el pueblo lo que es del pueblo.
Antes de que,
oficialmente, presidencia dijera cualquier cosa, o se colara en las redes
sociales un video de Peña Nieto tratando de que no se le resbale la banda
presidencial minutos antes de ponérsela, recordamos bajo el sol un sin fin de
injusticias que el gobierno no reconoció. Antes de que se coloquen las banderas
como acto patriótico «Ayotzinapa vive, la lucha sigue».
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